16 de diciembre de 2025
En el debate por el asesinato de la docente jubilada durante un robo, una vez más quedó en evidencia que entre las pruebas fundamentales del caso se ubica aquella filmación de la cámara de seguridad de una casa cercana a esa otra donde la víctima vivía.
Nuevamente exhibido en el juicio oral este lunes, ese registro muestra el momento en que el 18 de enero de 2020, alrededor de la hora doce, llegan en un Renault 9 a la casa de la víctima los dos acusados de haberla matado. Y también, como instantes más tarde ambos jóvenes se retiran en ese auto de color blanco tras cargar los elementos robados, entre los cuales figuró un televisor de grandes dimensiones.
De lo narrado por cuatro policías este lunes en el proceso que se lleva adelante en el Tribunal Oral en lo Criminal números 2 -efectivos que desde la Seccional Primera y de la DDI Azul estuvieron dedicados a esta investigación penal- surgió que observar esa filmación sirvió, primero, para localizar el auto. Y después, para identificar a quiénes se movilizaban en ese rodado el día del asesinato, que resultaron ser los dos acusados que tiene este "homicidio criminis causa": el azuleño Gabriel Ignacio Magariño Vásquez y el ensenadense Facundo Emiliano López.
El 20 de enero de 2020, según dijeron también en la segunda de las audiencias de este debate esos efectivos de seguridad, ambos jóvenes fueron aprehendidos.
En el caso de Magariño Vásquez, aquel día fue convocado a la Seccional Primera para serle tomada una declaración testimonial. Y concurrió en el mismo auto -propiedad de su madrina, una mujer que era vecina de la docente jubilada y había hablado con ella para que lo contratara como chofer- a la comisaría situada en una de las esquinas de Belgrano y Las Flores.
Según lo escuchando en el debate, en aquella declaración que le recibieron en sede policial el azuleño confesó lo que había pasado, por lo que inmediatamente ese día lunes 20 de enero de 2020 quedó aprehendido.
Durante lo que era la instrucción de esta causa surgió que ese joven habría sido sometido por parte de los policías que lo investigaban a algún tipo de "apremio ilegal" el día en que se hizo efectivo su arresto.
Al respecto, hasta se formó otro sumario para investigar la supuesta situación; aunque después esa hipótesis sería descartada en diferentes instancias por las que atravesó el expediente judicial.
Pero teniendo en cuenta lo que Adriana Hernández -la defensora Oficial de López- dijo durante su alocución inicial en el juicio, seguramente insista con esa versión de plantear nulidades en lo investigado. Sobre todo, en procura de buscar una situación procesal más favorable para su asistido. El joven que, según Magariño Vásquez dijera al declarar en el debate este lunes, fue el autor material del hecho que les imputan a ambos: el asesinato a golpes en la cabeza con un trozo de hierro, durante un robo, de la docente jubilada.
A través de las versiones de los policías que se escucharon ayer en el juicio, nada ilegal habría rodeado a lo que fue la aprehensión del azuleño coimputado. Ni tampoco lo que también -aquel 20 de enero de 2020- fue el arresto de López, a quien fueron a buscar a una casa situada en el Barrio El Sol donde transitoriamente estaba residiendo.
En el marco de ese procedimiento, al momento de resultar aprehendido le incautaron en su poder el teléfono celular que era propiedad de la jubilada asesinada dos días antes.
A ese joven, viendo los investigadores las imágenes sobre su fisonomía en el video de cuando andaba en el auto con Magariño Vásquez, lo habían reconocido al cotejar dicha filmación con fotos suyas en redes sociales.
Aparecía, además, como un amigo en Facebook del azuleño también acusado; aunque después se pudo comprobar que había dejado de serlo en esa red social justo para el momento en que comenzó a figurar como el otro sospechado del homicidio de Wagner.
Además -narraron en el debate algunos de esos policías- se halló una llamada suya al teléfono celular de Magariño Vásquez, efectuada mientras el azuleño estaba aquel 20 de enero de 2020 en sede policial, en la previa a que lo aprehendieran.
Otra llamada al móvil de la víctima
Considerando lo que este lunes sostuvo otra de las vecinas -quien mantenía un parentesco lejano con la víctima- que encontró asesinada a Celia Edelma Wagner poco antes del mediodía del 19 de enero de 2020, un día después de que la mataran a golpes en el patio de su casa, no se descarta que teniendo el teléfono de la jubilada haya sido el propio López quien atendió una llamada que ella hiciera cuando todavía no se tenían novedades de la exmaestra de Primaria.
Según dijo en el debate, la mujer efectuó ese llamado el 18 de enero de 2020 por la tarde. Para ese entonces, Wagner ya estaba sin vida.
A su teléfono celular la víctima lo llevaba guardado en una pequeña cartera -tejida con lanas de diferentes colores y traída del Norte del país- que la vecina que declaró este lunes le regaló.
Según contó en el juicio, ella le había dicho que se la colgara del cuello y que tuviera siempre dentro de esa pequeña cartera a su teléfono móvil, para que se comunicara si sufría algún inconveniente por los problemas motrices que tenía.
Esa situación la tuvo convaleciente a Celia Edelma Wagner hasta días antes de su muerte, a causa de una segunda operación de cadera a la que había sido sometida en el Sanatorio Azul.
Junto con los cuatro policías y esa vecina, también este lunes declararon en el juicio un remisero -que durante un tiempo se encargó de llevar a la docente jubilada a rehabilitación por los problemas motrices que tenía-, el comerciante al que Magariño Vásquez y López quisieron venderles las alhajas robadas a la víctima ese día en que fuera asesinada a golpes y la madre del azuleño imputado.
Esa mujer recordó haber visto en dos oportunidades a su hijo con el joven oriundo de Ensenada. Y afirmó que él se lo presentó como un amigo suyo una vez que estuvo con ambos en el Balneario.
También afirmó que el automóvil Renault 9 en que Magariño Vásquez andaba era propiedad de la madrina de su hijo.
Además, de lo declarado en el juicio surgió que ambos imputados se habían conocido porque los dos estuvieron de novios durante un tiempo con jóvenes que son hermanas.
En tanto, de lo narrado por el propietario de esa casa de compra y venta de oro y antigüedades surgió que desde tiempo antes a que este crimen ocurriera él conocía a Magariño Vásquez.
Del azuleño acusado, ese hombre contó que había ido a llevarle a su local una piedra para que vendiera y también, en otra oportunidad, le acercó un currículum.
El comerciante, además, recordó cómo a causa de lo sucedido se vio involucrado en una situación en la que no tenía nada que ver, ya que tanto su negocio como la casa donde vive fueron allanados por la Policía no bien se supo que ambos acusados fueron a venderle las alhajas robadas a la víctima, que él no compró porque no tenían valor alguno.
De aquellas diligencias, por las que -dijo también- se vio obligado a hacer una aclaración pública en el noticiero del canal de cable local, recordó que los policías se llevaron objetos que absolutamente nada tenían que ver con el hecho investigado, los cuales le pertenecían. Y que pudo recuperar a todos esos elementos, a excepción de un teléfono celular que jamás le devolvieron.
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Al igual que ya lo había hecho cuando se instruía el sumario por lo sucedido, el azuleño encausado volvió a hablar. Reiteró que a Celia Wagner, el 18 de enero de 2020, la mató el otro joven también imputado por este "homicidio criminis causa" y que él sólo ideó un robo.
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