POLICIALES. Estaba rezando el Rosario cuando los delincuentes ingresaron a su vivienda

Del mismo modo que lo hace habitualmente, el pasado viernes María Teresa Otonelli estaba en su casa rezando el Rosario cuando en horas del mediodía fue sorprendida por los sujetos que la asaltaron.

"Yo estaba sentada en la cocina, rezando como hago todos los días. Escuché el timbre y cuando vi por el visor (de la puerta principal de su domicilio) sólo vi un cuerpo y una cabeza tapada. Entonces me quedé acá y seguí rezando", le dijo a EL TIEMPO sobre las circunstancias que tuvo ese robo que sufrió en su vivienda del Barrio Del Carmen.

"Después no sentí más nada. Pero al rato sentí unos pasos. Y por la puerta del costado -que no estaba cerrada con llave y fue por donde los delincuentes ingresaron a su propiedad- vi que ya estaban acá adentro", continuó relatando la jubilada de 72 años de edad.

Una vez que los autores de este episodio delictivo se encontraron con Otonelli en la cocina, la mujer refirió que lo primero que hicieron fue empujarla. "Me caí sentada en el piso", relató sobre aquel instante.

Posteriormente, a la vecina -según dijo también- la hicieron sentar en una silla y uno de los delincuentes, "que se quedó conmigo, me decía que no me moviera ni gritara".

María Teresa Otonelli. jubilada, de 72 años, contó a EL TIEMPO que estaba en la cocina rezando el Rosario cuando los ladrones se metieron en su casa. Durante lo ocurrido la empujaron, la hicieron caer al piso y después la inmovilizaron, sentada a una silla. Foto: Nicolás Murcia.

"Yo le respondí que soy jubilada, que no tengo ni dólares ni plata. Lo único que tenía eran 200.000 pesos para los gastos diarios, que le dije que se los llevara porque no tenía más nada", recordó la mujer sobre aquel entonces.

La jubilada pudo ver también a un tercer asaltante, que vino hacia donde ella estaba en la cocina, "con un destornillador".

"Lo primero que pensé era que me lo iba a clavar y me asusté", afirmó con relación a ese sujeto, que también tenía lo que la mujer definió como "una especie de ganzúa, de las que usan los cerrajeros".

En medio de toda esa dramática escena que la tenía en su casa como víctima de este asalto, "Teresita" Otonelli refirió que uno de los delincuentes "se quedó todo el tiempo conmigo" y que "a los otros dos no los vi más".

Los demás autores de este ilícito fueron quienes revisaron cada uno de los ambientes de la casa donde la jubilada vive, en busca de más elementos de valor de los cuales apoderarse.

"Desde las doce menos cuarto, que fue cuando llegaron, hasta las doce y veinte, cuando se fueron por la puerta principal" -afirmó también la vecina- los delincuentes la mantuvieron cautiva en la cocina de su casa mientras concretaban este robo que sufriera anteayer viernes.

"Me habían atado con un cargador de celular y con un alargue" y "me pusieron un trapo y me dijeron que no me moviera", contó sobre la manera en que la inmovilizaron en esa silla donde la obligaron a sentarse.

Después, una vez que los autores de este asalto se dieron a la fuga de su casa, la vecina pudo tomar su teléfono celular y llamar a la Policía.

Instantes más tarde, cuando efectivos de seguridad concurrieron a su domicilio en respuesta a un llamado recibido al 911, también fue convocada una ambulancia del SAME.

"Me llevaron al hospital y me revisaron en la Guardia. Yo tenía miedo, cuando me caí -al haber sido empujada por uno de los ladrones-, de que me haya lastimado la cadera, de la que estoy operada", dijo en la charla mantenida con este medio.

Pero, afortunadamente para ella, no presentaba lesión alguna, por lo que no quedó internada y regresó a su domicilio, donde en ese entonces efectivos de seguridad continuaban trabajando, en busca de elementos que los conduzcan hacia los autores de lo que fue este robo que la jubilada sufriera anteayer viernes en horas del mediodía. (Entrevista: Nicolás Murcia).

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