La labor que llevan adelante los “maestros” es reconocida en los distintos ámbitos y lugares donde se desempeñan por la importancia que la educación tiene hacia la población, una de las claves del progreso y del desarrollo de todo ser humano.

En toda sociedad, la presencia de un maestro cumple un rol importante en la formación de estudiantes quienes como futuros ciudadanos, reflejarán todo aquello que asimilaron en el proceso de enseñanza/aprendizaje, buscando generar una sociedad mucho más justa.

La labor docente se desenvuelve con paciencia, vocación y entrega, sin importar muchas veces las condiciones de donde uno vaya a desarrollar su actividad, ya sea en una escuela del centro de la ciudad, de la periferia, el campo, o dentro de una unidad carcelaria.

Mónica Piñero es una docente azuleña con más de 30 años de actividad. Actualmente es directora de la Escuela Secundaria que se encuentra funcionando dentro de los penales Nº7 y Nº52 de esta ciudad, donde llevó adelante gran parte de su carrera, primero como profesora de arte, pasando por la preceptoría, secretaría y finalmente la dirección.

Maestros en todos lados

El mes de septiembre reúne varias celebraciones dentro del ambiente educativo. El día del maestro, del profesor, del estudiante, son fechas presentes en alguna etapa de nuestras vidas, y que perduran a lo largo de los años. “Hay docentes que son más visibles, que se desarrollan en ámbitos escolares vinculados directamente a la comunidad a diferencia del maestro que trabaja en contexto de encierro. La propia situación de quienes están privados de la libertad es invisibilizada en la sociedad. Quienes desempeñamos esa labor diaria, buscamos y promovemos como objetivo, poner en perspectiva todo el trabajo que se hace detrás de los muros y que muchas veces se desconoce” comenzó diciendo Piñero en diálogo con EL TIEMPO, reivindicando su tarea en el contexto que sea, y valorando la posibilidad de ofrecer “esperanza” a través de la educación.

“Hay muchas cosas que se ignoran, además de la estigmatización que llevan las personas que han pasado por una detención que muchas veces son juzgados por la sociedad livianamente”.

Dentro de esta realidad hay quienes desconocen que dentro de las unidades penitenciarias funcionan escuelas y también quienes consideran que los internos no deberían contar con la posibilidad de estudiar. “Nosotros como docentes en contexto de encierro pensamos que la educación es la llave a la libertad. Si las personas que están detenidas por distintas situaciones de la vida, una vez que están aisladas de la sociedad, donde la justicia ya les impuso una pena a cumplir, se les da solo encierro, no vamos a lograr demasiado. Todos nosotros vamos con la esperanza de poder ser en algún punto, motivadores para un cambio en la vida de esas personas. Crear otros mundos posibles, aún en el encierro; como dice la autora Violeta Nuñez. Que quienes están detenidos no queden aislados en una celda, sancionados, jugando a la pelota en el patio, sino que busque otros mundos y objetivos para su vida, otro lugar. Que habite el encierro, pero desde una perspectiva diferente que lo ayude y le permita plantearse nuevos propósitos”.

La escuela, un lugar de contención

Ante una realidad adversa, la escuela es una alternativa voluntaria que reúne año a año una matrícula de alumnos que supera ampliamente lo establecido, quedando alumnos en lista de espera. “Por normativa se funciona con cierta cantidad de alumnos y cada año la demanda de estudiantes es mucho mayor a la capacidad que se puede ofrecer. Se ha creado un anexo de autogestión –una nueva modalidad de estudio- lo que ha generado un gran movimiento de la población interna que requiriere los servicios de la escuela”. Por otra parte, Piñero señaló que se conforman “listas de potencial matrícula, y en cuando se genera una vacante se cubre inmediatamente. A su vez, hay planes de continuidad pedagógica para abordar ciertos casos que lo requieren”.

Proyecto Cervantino

Desde hace tres años se comenzó a gestar y dar vida a un interesante proyecto en el marco de las actividades del Festival Cervantino. Coordinado por la institución, el Servicio Penitenciario y el acompañamiento de la Asociación Civil Azul, Ciudad Cervantina, se concretó una actividad de integración de la que han participado el catedrático José Manuel Lucía Megías, la artistas Nora Iniesta, entre otros. “La intención con esta idea fue visibilizar la institución y se pudo trabajar muy bien, con una interesante iniciativa que motivó no solo a los alumnos, sino a quienes nos visitaron. Una experiencia muy positiva” en ese sentido destacó que “los docentes que se desempeñan cumplen una gran función, una tarea importante y que no siempre es reconocida. Y pasa con lo más sencillo, como en esta fecha –por el Día del Maestro- que se reciben saludos, regalos y felicitaciones y en nuestro caso el regalo es el afecto de nuestros alumnos, el agradecimiento permanente. Lo nuestro es puertas adentro, porque además compartimos la institución educativa dentro del Servicio Penitenciario que tiene su reglamentación y condicionamientos propios” en este punto destacó que durante este tiempo se ha venido “articulando muy bien con el Servicio Penitenciario donde hay una mayor apertura y un trabajo en proyectos comunes”. También resaltó el respeto y cuidado de los estudiantes hacia los docentes, y el compromiso con el estudio “más allá de algún beneficio que pueden computar en su pena, ellos saben que el certificado de estudio los ayudará, se enganchan y aman la escuela. Hay mucha gente que dejó de estudiar hace años y les cuesta arrancar, tienen temor, se quieren ir, pero siempre se los acompaña y les decimos que van a poder. Y con el tiempo se terminan fascinando y son excelentes estudiantes. Es reencontrase con una parte de uno que quedo de lado hace tiempo”.

Según señala el Servicio Penitenciario Bonaerense más de 22.500 personas privadas de su libertad concurren a las escuelas de los diferentes niveles que funcionan en las cárceles bonaerenses. Por otra parte, un estudio realizado por la Facultad de Derecho de la UBA y la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN) reveló que el número de reincidencia es menor en aquellas personas que durante su condena han realizado estudios o egresado del sistema educativo.

Diariamente alumnos de los distintos niveles educativos concurren a clase en las unidades penitenciarias Nº7 y Nº52 de esta ciudad.

¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?

Muchos se quedaran con lo superficial… una maestra, una maestra con guardapolvo blanco.

Otros se imaginarán historias de niños corriendo por el patio, de pizarrones y tizas, de salones y cuadernos con borrones y caritas felices.

Sin embargo, mi realidad es tan distinta… Cada tarde la calle empedrada del Barrio El Sol me lleva hasta el lugar donde me esperan mis estudiantes. Cómo definirlos…los sin voz, los que detuvieron sus sueños, los “Nadie”, como los llama Galeano. Yo prefiero pensarlos como Quijotes. Como soñadores que no se dan por vencidos, como quienes buscan entre los muros, otro mundo posible dentro de la escuela.

Y ellos, mis estudiantes, ¿qué ven cuando me ven?. Y la respuesta llega en un poema de Tito Lezcano, quien alguna vez estuvo privado de la libertad en la Unidad de Magdalena y buscó un lugar donde crecer: la escuela secundaria.

Maestros tumberos

Vengan maestros desde afuera,

A abrir las puertas del conocimiento.

“Colonicen” nuevas aulas en la “tumba”,

Despojando falsos miedos.

Vengan maestros “tumberos”

Sembradores de cimientos de saberes,

Surcadores de espacios sin tiempos ni distancias.

Orfebres de mentes marginadas,

Cómplices de hechos literarios,

Satélites de Almafuerte y de Platón

Conciliadores de libertad interior

Curadores de ética vapuleada,

Sabedores de moral y moralejas.

Vengan maestros desde afuera

Abriendo “sapos” y rejas oxidadas

La tumba ya no es tierra marginada

Si hay maestros tumberos en el aula.

Y así quiero definirme eternamente, orgullosamente como maestros tumberos.

Muchos no entienden cómo se puede enseñar a “esa gente”. Y yo respondo que ahí la educación es donde más se necesita. Dar herramientas a alguien que sistemáticamente vio vulnerados sus derechos, como siempre digo, en muchos casos desde el momento de su concepción, para que puede redireccionar su vida, es fundamental. Poner luz en la penumbra. Ser “el puente entre el adentro y el afuera”, ser en algunos casos la “única visita”, la palabra de aliento que dice que con sacrificio todo es posible, son actos que no cambiaría por nada en el mundo.

Los estudiantes son respetuosos y sus palabras y sus miradas son agradecimiento permanente.

A veces no es fácil, es verdad, el contexto es complejo…Pero si se le pregunta a un maestro tumbero dirá que enseñar en una cárcel, fue su mejor experiencia docente.

Es por eso que en este septiembre, mes en el que se conmemora el Día del Maestro y del Profesor, quiero saludar de pie a TODOS mis compañeros MAESTROS TUMBEROS. Agradecer a los que marcaron el rumbo, a los que se jubilaron, a los que ya no están, a los que tomaron la posta, a los que vendrán. Destacar que su tarea invisible por los muros, para el mundo exterior es visible a los ojos de muchos que a diario los reciben para dar comienzo a la clase. ¡FELIZ DÍA MAESTROS TUMBEROS!