ENTREVISTA CON MATÍAS BAUSO
El autor del libro "78: historia oral del mundial", una monumental investigación sobre los diversos aspectos que tuvo el evento, afirmó que "a los militares les jugó en contra: el mundo los empezó a mirar totalmente distinto a partir del '78, al contrario de lo que se piensa". También observó que "el mundial sirvió para que el mundo se entere de las violaciones a los derechos humanos en la Argentina".
Por: Marcial Luna
12 de noviembre de 2023
Matías Bauso es el autor del libro "78: historia oral del mundial" (Sudamericana, 2018), una monumental investigación de 864 páginas en las que analiza múltiples dimensiones del mundial. También, los mitos que se fueron construyendo en torno al evento. Bauso estuvo en Azul, en el marco del 17° Festival Cervantino, y brindó una charla en Biblioteca Ronco sobre su obra. Precisamente, es también autor del libro "El fiscal" -un perfil biográfico de Julio César Strassera; la entrevista con el autor, sobre este libro en particular, se publicó el miércoles último-; "Argentina bizarra", "Una épica de los últimos instantes" y "El deporte en el cine: grandes partidos, jugadores y atletas de la pantalla", entre otros.
Al referirse a la elección del tema del libro "78: historia oral del mundial", Bauso explicó que "yo tenía seis años cuando se jugó el mundial y lo viví con mucha intensidad. Me gustaba mucho el fútbol y para mí había sido una fiesta". Luego de ello, "cuando fui creciendo y empecé a ver las otras interpretaciones del mundial, me pregunté qué pasó en realidad. Tenía que estudiarlo. No alcanza con mis recuerdos y lo que leo. Le podía dar una mirada propia".
Explicó, en tal sentido, que "pensé que me iba a llevar un año de trabajo y, finalmente, fueron cinco. Al principio, quería contar el fútbol; pero me di cuenta que no podía contar sólo eso. El mundial 78 es el fútbol, un evento político, es un hecho económico y, también, un fenómeno sociológico". Bauso refirió que, "lo que fui descubriendo, en la investigación, es que no se puede entender el mundial sin la dictadura. Pero tampoco se puede entender el mundial sólo desde la dictadura".
El escritor observó que "a la Argentina el mundial se lo dieron en 1964 y se lo confirmaron en el '66. Desde entonces se sabía que lo iban a organizar. A partir de ahí pasaron siete gobiernos distintos, de distinto signo político, de distinta legitimidad -porque había democráticos y de facto-, y todos lo tomaron como prioridad. Y todos crearon su comisión organizadora. Muchos más en los tres gobiernos peronistas, porque ellos iban a ser gobierno cuando se jugara el mundial". "Todos intentaron sacar beneficio -añadió-, para no quedar mal con la población, porque era un viejo anhelo de la gente: organizar un mundial y, mucho más, ganarlo".
Bauso indicó que "toda esa etapa previa de organización no estaba estudiada. Siempre se hablaba del mundial a partir del 24 de marzo de 1976, en adelante, pero no de los diez años anteriores. Otro aspecto que no estaba estudiado -o que estaba muy subestimado- era la importancia del ciclo Menotti, esos primeros cuatro años en los que creó la concepción moderna de la Selección argentina: trabajo, grupos estables, competencia. Él creó un plan, contra muchísimas adversidades. Y eso no estaba estudiado porque había quedado tapado por la dictadura. Esos, creo, son dos de los aportes del libro".
Bauso señaló que "otra cosa novedosa es que siempre se mencionó que los militares utilizaron el mundial para tapar los crímenes. Y lo que ocurrió, por lo menos en el exterior, es que el mundial 78 sirvió para que el mundo se entere de las violaciones a los derechos humanos en la Argentina".
En su investigación logró demostrarlo. "El mundial hace eso: pone el foco sobre un país, expone todo lo que pasa en ese país; la gente empieza a prestar atención, cuando entonces Argentina pasaba desapercibida, principalmente por tres motivos. Uno, porque el caso chileno, que había sido anterior y, además, público, donde Pinochet era un villano de cómic. Es como que la 'cuota sudamericana' estaba cubierta con Chile. Después, la gente no entendía lo que pasaba en Argentina. No sabía quiénes eran los buenos, quiénes los malos: cómo, si Montoneros era peronista y atentaba en el gobierno peronista... Bueno, no entendían. Y estaban acostumbrados, en el mundo, a la alternancia: en Argentina esa alternancia no era entre radicales y peronistas, o conservadores y liberales, sino entre gobiernos democráticos y de facto. Otro aspecto era que Videla tenía como una imagen de 'moderado', hasta ese momento. Inclusive aquí, en el país, muchos lo veían así. ¿Por qué las Madres son de Plaza de Mayo? Porque el Ministerio del Interior estaba en la Casa Rosada y decidieron juntarse en la Plaza de Mayo para que Videla las viera, porque era un hombre de familia y seguramente, si las veía, les iba a prestar atención. Esa fue la idea original de las Madres de Plaza de Mayo. Claro, no tenían ningún tipo de información. A los pocos meses se enteraron que no era así, pero al principio, por la imagen que habían creado los medios, muchos pensaron que era un hombre moderado. Todo eso hacía que el caso argentino no estuviera latente. Pero el mundial '78 lo puso en la tapa de los diarios".
Otro aspecto fue el de "los grupos de boicot, de los cuales no participaron argentinos exiliados -eso también es importante-, que lograron que en Europa se supiera con claridad qué pasaba en Argentina. Y eso fue por el mundial. Es decir, a los militares les jugó en contra: el mundo los empezó a mirar totalmente distinto a partir del 78, al contrario de lo que se piensa".
Mitología mundialista
Hubo varios mitos a demoler, además del indicado antes. "Ese fue uno, sí. Otro fue que tanto Carrascosa, Cruyff y Breitner, que son los tres jugadores que se decía que no habían jugado por motivos políticos. No fue así. Ninguno dejó de jugar por motivos políticos, sino por otras cuestiones -personales, de elección de carrera-. Breitner jugaba en el Real Madrid en ese entonces. Los que jugaban fuera del país no eran convocados a la Selección. Había un montón de jugadores y sólo llamaron a Kempes y porque había participado del ciclo Menotti los dos primeros años, porque de lo contrario tampoco lo hubieran llamado. Eran otros tiempos y es lo que a veces se olvida, sobre todo quienes escriben sobre esos temas y que son los que tienen la obligación de no olvidarlo y es entender el sentido común de la época. Si no se entiende la época, no vas a entender el evento. No se le pueden poner los valores actuales, porque la sociedad es otra. Eso no justifica las aberrantes violaciones a los derechos humanos que ocurrían".
Bauso explicó que "el otro mito es que mientras se gritaban los goles en la cancha de River, se torturaba en la ESMA. Eso no es ningún mito, es una realidad. Pero se le puede dar una 'vueltita' a eso, algo que es incómodo pero que es absolutamente cierto, y lo cuentan los sobrevivientes: mientras se gritaban los goles en la cancha de River, se gritaban los goles en la ESMA. Y eso es... terrible. Y habla del poder que tiene el fútbol -y no hago un juicio de valor- de meterse en todos lados. Los sobrevivientes cuentan que ellos se ponían contentos con el triunfo de Argentina, que ellos gritaban los goles. Y en los encuentros con Perú y con Holanda los torturadores vieron los partidos con los torturados. Y los torturadores, después de la final, sacaron a las torturadas a festejar por Libertador con ellos. Es inimaginable, pero sucedía. Ese es un fenómeno del fútbol, difícil de explicar y el mundial tiene eso: son muchas dimensiones que se cruzan. No es tan fácil explicarlo unívocamente. Es complejo, pero acá generalmente decimos que es más complejo para no analizarlo. Yo traté de hacerlo y más que dar respuestas, traté de plantear nuevas miradas, abrir la discusión, porque me parecía que la discusión estaba demasiado cerrada y basada en muchos prejuicios".
Cómo se mira el pasado
Por otro lado, Bauso observó: "Me parece que si vemos los hechos como fueron, nos va a ayudar. Somos un país que miramos mucho para atrás, pero miramos mal. Es como que no entendemos. Estamos todo el tiempo con la cabeza hacia atrás, porque es muy importante el pasado, pero no aprendemos del pasado. Es raro. Pero no aprendemos también -como sociedad- porque llenamos de prejuicios y tratamos de sacar ventaja en ese análisis del pasado, o de acomodarlo a la coyuntura. Hay que entender por qué pasaron los hechos, dentro de esa lógica, para que no vuelvan a pasar".
En cuanto a los jugadores del seleccionado '78, Bauso dijo a EL TIEMPO que "eran jugadores de fútbol y muy jóvenes. El más grande era Larrosa, que tenía 29 años; el más joven Tarantini, con 20, pero el promedio era 23, 24 años. Y si no hubieran jugado esos 22, hubiesen sido otros 22. Hicieron su trabajo como lo hicieron los dentistas, el carnicero, el diariero, el periodista de espectáculos, Vilas, Reutemann. Nadie puede decir que eran 'colaboracionistas'. Yo lo que traté de recuperar con el libro también es esa dimensión de vida cotidiana. El país siguió andando. De alguna manera, la gente siguió festejando cumpleaños, llevaba los hijos al colegio... Naturalmente, nos atravesó una tragedia en esos años. De los siete años de dictadura, esos 25 días de junio de 1978 fueron una excepción, con un clima absolutamente diferente".
Bertoni dijo que él las paredes las tiraba con Luque y Kempes, y no con Massera y Videla. "Dijo eso, tal cual. Ellos pensaron que tocaban el cielo con las manos y vieron que la sociedad, en un momento, los empezó a repeler. Creo que hay dos o tres mojones: uno es el título de 1986, cuando la sociedad tuvo otro título mundial para blandir -mucho más con esa figura tan grande como Maradona- y pensó que podía poner en tela de juicio el mundial del '78. Después la sociedad se enteró de lo que había pasado, tomó dimensión a partir de 1983, con claridad. Ya nadie se podía hacer el tonto ahí. Y después hubo un trabajo muy efectivo de las organizaciones de derechos humanos de convertir el mundial '78 en un espacio de memoria: atacar lo que hipotéticamente había sido hasta ese momento el único momento exitoso de la dictadura y asociarlo a las violaciones a los derechos humanos. Pero, por ejemplo, Hebe de Bonafini siempre contaba que mientras ella lloraba en la cocina, el marido gritaba los goles en el living. Esto no es un juicio de valor, pero habla de un hombre con el corazón destrozado; a quien ni siquiera se los habían matado, les habían 'desaparecido' a los hijos. Ese estado de incertidumbre es inimaginable. Y ese hombre lo que quería, desde el año '30, era que su equipo saliera campeón. Son esas cosas que tiene el fútbol, que por momentos hacen olvidar la realidad".
Gracias al trabajo de los corresponsales extranjeros, "el mundo conoce a las Madres de Plaza de Mayo a través del mundial '78", destacó Bauso durante la entrevista con EL TIEMPO. ARCHIVO/AGENCIA AP Y CAPTURA DE VIDEO
Otro caso es el de Graciela Fernández Meijide. "Me dijo que ella, durante el mundial, estaba en Canadá. Y ahí, con la distancia, empezó a ver las cosas de una manera distinta. Yo le pregunté cuándo ella se dio cuenta que su hijo Pablo no iba a volver, y me dijo que fue ahí. Cuando volvió, ella tenía otro tipo de información y veía todo distinto. En la primera cena que tuvo se lo dijo a lo que quedaba de su familia. Su marido y un hijo no lo aceptaron. La otra hija sí. Y estuvieron un mes sin hablarle porque les parecía una traición a Pablo perder la esperanza. Ese estado de incertidumbre, para mí, es inimaginable. Habla de la atrocidad de lo ocurrido, como también el robo de bebés", refirió Bauso.
"Hay algo muy particular -añadió el autor-, que tampoco se dice mucho y es que durante el mundial '78 desaparecieron 55 personas. Y fue el mismo ritmo que hubo en los primeros meses del año '78. En esa época, los tipos, ya casi por 'deporte' -porque ya no había activos; sí, luego, en el '79 con la contraofensiva de Montoneros- a los que todavía seguían siendo disidentes los desaparecían. Durante junio hubo 55 desaparecidos. Es el número que se pudo recopilar de esa fecha".
El caso Menotti
"Empecé con un Menotti personaje. La palabra que más utilizó entre el '74 y el '78 fue 'trabajo'. Creó algo donde no había nada y lo que hizo fue vencer la resistencia de todo el medio futbolístico. Después del golpe militar, lo quisieron expulsar mil veces, porque él era de ascendencia comunista y el presidente de la AFA, Cantilo, puesto por Lacoste, dijo que lo único serio que había era la carpeta del plan de Menotti. Y dijo que era lo único que lo iban a tocar", indicó Matías Bauso en la entrevista con EL TIEMPO.
Otro mito es que "no se podía criticar a la Selección... ¡La mataban! En la fase previa fue impresionante. Pero tenía el apoyo de El Gráfico y de Clarín, pero no por cuestiones políticas. Lo apoyaban porque eran menottistas: concebían el fútbol como lo pensaba Menotti. Por eso lo apoyaban. La gran contrafigura fue el 'Toto' Lorenzo y, de hecho, estuvo muy cerca de ser echado Menotti. Pero persistió, con sus convicciones, su trabajo y un montón de ideas muy novedosas. Y cuando vemos los partidos, descubrimos que el equipo era mucho menos menottista de lo que hoy entendemos. Era un equipo muy vertiginoso. ¿Qué hizo Menotti? Los puso a la altura física de los europeos. En el mundial '74 Argentina jugó con Holanda y perdió 4 a 0, pero podría haber perdido 8 a 0. No pateó al arco y eran aviones contra carretas. Lo que hizo Menotti en esos cuatro años fue darle intensidad competitiva. Por primera vez en la historia, los argentinos estuvieron al nivel competitivo físico de los europeos. Eso les hizo perder precisión y pausa. Era un equipo muy vertiginoso, súper noble, no hacía tiempo, no especulaba, todos los cambios eran ofensivos, pero no tenía ese juego pausado que uno imagina, esperando el momento; no, era frontal. Passarella, en lugar de 6, jugaba casi de 10; tres delanteros todo el tiempo, un juego muy frontal que le hacía perder precisión. Y otra cosa que es muy sorprendente es que, hasta la final, en los seis partidos previos tiró la ley del offside una sola vez. Luego, en el mundial '82 de los siete goles, seis se los hacen porque tiran mal la ley del offside. Es muy impresionante. Eso que era un recurso se convirtió en un sistema. Y tengo la teoría que el equipo campeón del '78 es mucho menos menottista de lo que recordamos, y que el equipo campeón del '86 mucho menos bilardista. Jugaba mucho mejor y especulaba mucho menos de lo que nosotros recordamos. Creo que los dos se convirtieron en caricaturas de sí mismo después de salir campeones del mundo y extremaron: los equipos de Menotti pasaron a defender y a tirar la ley de offside, retener la pelota; y los de Bilardo, a pasársela al arquero, a retenerla, no atacar, a pararse sobre las artimañas. Los dos extremaron la visión que los demás tenían de ellos y cuando salieron campeones del mundo tenían muchísimos más puntos en común. El equipo del '86 tenía en el plantel a Maradona, Tapia, Bochini, Borghi y Trobbiani. Cinco números 10 llevó Bilardo; es un montón... entre los 22. Era mucho más generoso para el espectáculo y el de Menotti era menos generoso de lo que recordamos. Era más equilibrado".
El rasgo fascista
Un aspecto que revela el libro de Bauso es el rasgo fascista que adquirió la dictadura con el mundial '78. "Son esas cosas que están como muy a la vista que no se ven. El mundial es el primer gran hecho fascista de este gobierno que ya era autoritario, claramente. Era un gobierno autocrático, autoritario, pero no fascista. ¿Qué le da el mundial? Le da, impensadamente, fuera de los cálculos, masas, gente en la calle. Y lo que le da -eso sí es deliberado- es la propaganda. El lema del mundial no era ganar, porque no podían poner en juego eso que ellos querían hacer con la imagen y todo lo que hicieron con la organización, detrás de los resultados deportivos, porque eso siempre es incierto y porque Argentina no tenía resultados que le dieran esperanzas de ganar el mundial: en el '74 sólo le había ganado a Haití. Y en los amistosos con Menotti, había ganado, empatado y perdido, no es que venía arrasando, entonces no podían jugarse a los resultados".
Bauso analizó que "si hubiesen podido preverlo, hubieran prohibido las manifestaciones. Primero, porque la masa era un fenómeno peronista y los militares se querían separar todo lo posible del peronismo. Segundo, porque la masa es incontrolable y podía pasar cualquier cosa. Se les podían infiltrar, ese era el gran temor. Tercero, daba una imagen de desprolijidad y era lo contrario a lo que ellos querían mostrarle al mundo. Ahora: Argentina le ganó el primer partido y salió la gente a la calle. Y no pasó nada. Lo que hizo fue contagiar alegría. Segundo partido, con Francia, ganamos y clasificamos a la segunda ronda. Salió la gente a la calle. Cada vez más. En todas las plazas del país. Después pierde con Italia... ¡Salió la gente igual! Entonces ahí dijeron: 'Vamos a aprovecharlo, si esto está pasando espontáneamente, es ordenado y tranquilo, multiplica el fenómeno festivo, ¡lo tenemos que aprovechar!' Ahí es cuando se convierte en un evento claramente fascista. Se había visto la manipulación en el mundial '34 con Mussolini, los juegos olímpicos del '36 con Hitler; pero, en el caso de la dictadura argentina, también les perjudicó la manera de pensar posterior, porque les 'futbolizó' la cabeza. Intentaron replicar ese fenómeno con el mundial de hockey sobre patines en San Juan, que fue unos meses después, y no provocó lo mismo. La gente lo vio, fue Muñoz a transmitirlo por la tele, pero la gente no salió a la calle. Con el mundial juvenil del '79, un equipo extraordinario con Maradona, la gente tampoco salió a la calle. ¿Por qué? Porque es un fenómeno que no podés impostar. Como es un fenómeno, ocurre o no ocurre. Se lo puede empujar, pero ocurre espontáneamente".
En la dictadura "trataron de aprovechar cada victoria de un boxeador, cada triunfo de Vilas, cada victoria de Reutemann, para generar eso, y no lo pudieron lograr. ¿Cuándo lograron tener la gente en la calle? Con la otra aventura nacionalista que les quedaba, que es Malvinas en el '82. Claro, eso era extremar, era una guerra, y lograron algo que el mundial '78 no logró: que 'vivaran' al dictador; en este caso, a Galtieri. Pero en el mundial '78, cuando nombraban a los comandantes que estaban en la cancha, la gente aplaudía respetuosamente y nada más. Están las imágenes de eso: no hubo un solo gesto de euforia. No fueron ovacionados".
Suecos y holandeses
Dentro de la mitología mundialista está el caso de los futbolistas suecos y holandeses. Bauso explicó que "eso vino de los grupos de boicot, que empiezan en Suecia por el caso de Dagmar Hagelin, la chica que era argentina y su padre y abuelo suecos. Suecia fue la única embajada que tomó cartas activas sobre el asunto y lo comunicó al gobierno. Los diarios suecos hablaban de esta chica que había desaparecido y se inicia el primer movimiento de boicot al mundial '78. Y desde Escandinavia se derrama al resto de Europa. En los tres lugares donde tuvo más repercusión fue en Suecia, en Holanda y en Francia. Llegaron a las tapas de todos los diarios. Lograron que la sociedad civil se enterara de lo que sucedía en la Argentina, pero ni cerca estuvieron de que sus equipos dejaran de participar en el mundial '78".
En ese contexto, analizó Bauso, "hay toda una mitología respecto a que los holandeses y los suecos fueron a las rondas de las Madres de Plaza de Mayo. Es harto difícil que haya sucedido así, porque los holandeses no estuvieron en Buenos Aires los jueves, solamente el último antes de la final y es raro que, con toda la gente gritando 'el que no salta es un holandés' haya estado caminando tranquilamente por el centro de Buenos Aires, en un ambiente efervescente como había; además habían jugado el día anterior y habían llegado hacía horas a Buenos Aires. Y los suecos también. El arquero Ronnie Hellström lo negó hace pocos años, en una entrevista. Los que sí estuvieron fueron los periodistas de esos países, que fue el otro efecto del mundial '78: el mundo conoce a las Madres de Plaza de Mayo a través del mundial '78".
"El primer partido, el inaugural -continuó Bauso-, fue un jueves a la tarde. La ciudad desierta. Un periodista holandés decidió ir a la Plaza de Mayo. En la transmisión, parten la pantalla. En una parte, la ceremonia inaugural, y en la otra, la veintena de mujeres con pañuelos blancos caminando en una ciudad desierta; solas. Las imágenes de ellas gritando 'por favor, ayúdennos' son del jueves siguiente. Ahí ya fueron muchos más corresponsales extranjeros. Claro, cada jueves fueron cada vez más y eso provocó que el mundo conociera a las Madres de Plaza de Mayo y que salieran notas en todos los diarios europeos. E hizo que las mujeres holandesas de una asociación que asistía a ex combatientes, víctimas del Holocausto, fueron las que donaron el dinero para que las Madres de Plaza de Mayo tuvieran su primera sede. Es decir, otro efecto no deseado por los militares en el mundial '78".
Sin dudas, "se convirtieron en el gran ícono de la resistencia. Las Madres decían en ese momento: 'Dígannos dónde están, solamente dígannos dónde están'. Eso cambió la imagen para el mundo".
Borges y el mundial
Como en su libro "El fiscal", Bauso también incorpora la "dimensión Borges" en su obra sobre el Mundial '78. Ante una consulta de EL TIEMPO, el autor admitió que "Borges, de alguna manera, en todos mis libros aparece. En el mundial '78 tiene algo impresionante que es uno de los pocos disidentes, en un lugar donde todos opinaban igual, él se anima a levantar la voz en contra del sentido común imperante. Lo había hecho Dante Panzeri -que se murió en abril de ese año, no llegó a ver el mundial, pero era el único opositor dentro del mundo del periodismo-. Borges se opone, claramente sin entender el fenómeno de lo que significa el fútbol, pero también dando esta visión de sentido común. Después del mundial dijo: 'Escuché que hemos vencido a Holanda... ¿Tomamos Ámsterdam? ¿Conquistamos Rotterdam...?', preguntaba con esa ironía..." [Risas]
Bauso refirió, además, que "el día del primer partido, el 2 de junio, a las 7 de la tarde Borges da una conferencia sobre 'La inmortalidad'. Eran siete conferencias -luego reunidas en el libro "Siete noches"-, esa fue la segunda, a la misma hora que empezaba Argentina-Hungría. Tenía un público que había ido y están las fotos en la revista La Semana: le pusieron, al lado, una tele con el partido sin volumen, mientras él hablaba de la inmortalidad. Se ve que alguien se quejó y finalmente está la foto de dos grandotes retirando ese televisor de tubo, mientras Borges seguía hablando".
Bauso subrayó que "él siguió oponiéndose al mundial. Y otra cosa que sucedía era que Borges era una 'atracción turística'. Todos los grandes escritores y grandes periodistas que venían a la Argentina pasaban por el departamento de la calle Maipú, porque Borges los recibía. El que tocaba timbre, subía. Hoy es algo de un peligro absoluto. La revista The New Yorker hace un largo artículo sobre el mundial '78 y envían como corresponsal a un traductor de Borges: la mitad del artículo es el reportero hablando con Borges. Y recorrió todo Buenos Aires con Borges, no habla del mundial... Buenos Aires era Borges. Argentina... ¡También era Borges! Y es un fenómeno que me parece que vale la pena estudiar, más allá de la literatura. El Borges personaje, celebridad, me parece muy interesante", finalizó Bauso.
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
10/10/2024
10/10/2024
09/10/2024
09/10/2024
09/10/2024
El intendente municipal Nelson Sombra, en rueda de prensa, hace instantes confirmó que en los próximos días se pagará el porcentual descontado por decreto a los trabajadores. leer mas
09/10/2024
ESTE VIERNES EN EL TEATRO
09/10/2024
09/10/2024
09/10/2024
08/10/2024
08/10/2024
Regionales
País
08/10/2024
Provinciales
08/10/2024
07/10/2024