Keila, de 11 años, ha estado bailando desde los 2, y durante los últimos 8 ha sido parte de la comparsa de sus padres, Brian Giammatolo y Jess Labaronnie, quienes son integrantes de Bailá Zambá.

Su interés por aprender a bailar surgió por iniciativa propia, al observar a su madre danzar y a su padre tocar en el grupo.

A lo largo de la entrevista con este diario, Keila demostró ser una niña centrada, respondiendo con naturalidad pero con cuidado en sus palabras. Su pasión por la danza es evidente para aquellos que la han visto moverse al ritmo de los tambores, y se percibe como un talento natural, aunque también heredado y desarrollado con el tiempo.

A pesar de sus actividades escolares y las clases de baile, ensayos y demás compromisos, Keila también asistía anteriormente a otras disciplinas artísticas, las cuales tuvo que abandonar debido a la superposición de horarios.

Nada parece un obstáculo para que la nena prodigio logre lo que se proponga en su vida. Su sueño es bailar en el Teatro Colón.

Con soltura y sin timidez, conversó con EL TIEMPO.

"No es importante impresionar a la gente, sino divertirse"

En principio recordó cómo fue el proceso para que llegue a bailar.

"Fue decisión mía aunque era muy chica. Pasa que yo la veía a mamá a bailar y era como ¡wow!, sentía mucha admiración. Lo mismo me pasó con papá porque lo observaba tocar y me sentía muy orgullosa, aunque eso nunca se fue. Siento mucho orgullo por mis dos papás", comenzó la charla.

Continuó "desde los 2 años empecé a estudiar clásico en el Instituto Superior de Danzas de Cristina Sabella. Después, a los 4 años, arranqué español incluyendo flamenco y a los 8, comencé street dance con un amigo de mi mamá, Mauricio Eberle".

Durante ese transcurso aseguró que también hizo jazz y contemporáneo.

Con relación a su participación en la comparsa de su papá, Bailá Zambá explicó que "hace 8 años que bailo en los corsos".

Sobre si eventualmente sintió algún tipo de presión en la misma agrupación por ser la hija del director, Keila expresó que "yo voy al corso a bailar y es lindo porque cuando arranqué pensé 'que salga lo que salga que voy a impresionar igual', pero después me di cuenta que no es importante impresionar a la gente, sino divertirse".

Siguió, pese a su corta edad, reflexionando "igual esa presión no fue mala sino que buena porque me llena de emoción y orgullo hacer lo mismo que mis papás".

"Mi sueño es bailar en el Teatro Colón"

En segundo término, acerca si sus pocos años de vida pasan por la danza, Keila aseguró que si, "bailar es todo".

Continuando con su pasión sentenció que "creo que la danza siempre va a estar presente en mi vida que por un lado se da naturalmente pero otro se los debo a mis papás. Es muy lindo todo lo que tiene que ver con el baile".

Expresó qué siente en un escenario o en un desfile: "emoción, concentración, y mucha felicidad".

De hecho ella no quiere estudiar ninguna carrera académica sino que su deseo es "seguir mi carrera de bailarina, mi sueño es bailar en el Teatro Colón así que me gustaría irme a vivir a Buenos Aires".

Consultada la bailarina sobre qué se necesita para ser una buena profesional, enumeró que "además de la técnica, mucha constancia en las clases".

Keila tiene un hermano Alexander de 16 años que toca la segunda.

Explicó que "está la primera, segunda y tercera que son los tres bombos, un trío. Mi papá compró dos tríos más, así que vamos a avanzar".

Acerca de las presentaciones que tienen en el año contó una anécdota que se dio recientemente: "estuvimos en los 15 de una de las chicas que está en la comparsa. Le hicimos una presentación sorpresa ante los invitados y yo bailé y ella tocó el tamboril, se largó a llorar, se emocionó mucho".

Por otra parte aclaró que "yo me presento con mis papás en la medida que puedo porque también tengo ensayos con Mauricio".

También recordó una experiencia que la marcó "en uno de los corsos una nena me pregunto si se podía sacar una foto conmigo y hoy es mi mejor amiga, se llama Nara. Ella iba a bailar en la comparsa, pero al final se aburrió y ahora toca las chapas y, además se anotó conmigo para bailar con Mauri". Ahora son inseparables.

Sobre qué le gusta bailar más de todo lo que está aprendiendo ya sea jazz, reggaeton, contemporáneo, folklore o en la misma comparsa, puntualizó sin dudarlo: "la verdad todo, pero la comparsa y las danzas urbanas me gustan mucho más".

Para terminar contó que fue, con su amiga Nara a Olavarría para ver los Carnavales pero terminó bailando con dos comparsas de la vecina ciudad ya que si bien conoce gente, pero no podía faltar a la velada protagonizando el show y robándose las miradas del público.

Otra de las cuestiones que mencionó que en estos 8 años ha estado entre 40 minutos y una hora sin parar de bailar.