Cuando hablamos de los "números" del municipio, suele asociarse casi exclusivamente al presupuesto municipal, los gastos y el origen de los fondos, hecho que por sí solo no dice demasiado, cifras expresadas en cientos o miles de millones de pesos pueden confundir un poco.

Casi nada se indaga, (por total ausencia de los mismos) sobre indicadores sociales y económicos, su evolución histórica y proyección, que son la forma más correcta de evaluar una gestión y los resultados de las diversas políticas de Estado, su efectividad o necesidad de implementación.

Es decir el presupuesto y el gasto, sin indicadores son una herramienta incompleta.

Si bien es posible encontrar algunos índices oficiales elaborados por organismos nacionales o provinciales, al ser estos medidos sobre aglomeraciones y regiones, aplicarlos a nivel de nuestro distrito, ciudad de Azul, sus localidades Cacharí, Chillar, 16 de Julio y el sector rural, no tiene mayor sentido ya que podría generar aún más incertidumbre dada por la imprecisión geográfica.

Solo mencionaré tres indicadores, dado su importancia y la profundidad en que pueden ser analizados,

-Empleo (y sus derivados: trabajo informal o "en negro", subempleo y desempleo)

-Producto (nivel de actividad económica o producto bruto geográfico)

-Hogares con Necesidades Básica Insatisfechas - HNBI

En determinados casos, la necesidad de resolución un problema social es obvio y está a la vista de todos sin necesidad de indicadores, y en otras son problemas inadvertidos e imposible dimensionar.

Tener un organismo local de relevamiento de los datos y procesamiento de la información que trabaje de forma permanente, con idoneidad y correcta metodología no implicaría un costo elevado o un gasto superfluo para el municipio si consideramos el valor que poseer esa información de manera precisa y oportuna significa.

Para los gobiernos municipales, permitiría planificar la gestión, identificando mejor problemas sociales, ordenando prioridades, tomando mejores decisiones y estableciendo programas, metas y objetivos. Optimizando las inversión y administración de los recursos.

¿Sabemos cuántos vecinos de nuestro distrito están desempleados, subempleados o trabajando manera precaria? ¿Cuántos son asalariados o cuentapropistas?

¿En términos productivos, cuáles son las principales actividades? ¿Su nivel de actividad es suficiente y acorde a nuestras posibilidades y necesidades?

¿Cuántas familias azuleñas no tienen una vivienda adecuada, con servicios sanitarios, servicios públicos, acceso a la educación y la canasta básica de alimentos?

Verdaderas incógnitas, de respuesta parcial e imprecisa, transformando a las políticas gubernamentales municipales en medidas erráticas e ineficientes. O peor aún cuando para algunos vecinos la solución a sus demandas llega tarde o nunca se resuelve.

Por otro lado, mal pueden establecerse las normas que emanen de nuestro órgano representativo si la realidad social y económica solo es percibida con la subjetividad propia de cada individuo legislador.

En lo concerniente a la sociedad en su conjunto y al vecino al momento de valorar un proyecto político o estimar una gestión ¿cómo lo hace? ¿Cómo evalúa una gestión o una propuesta política? Se apela casi con exclusividad a la afinidad personal, filiación partidaria y/o empatía que presenten los candidatos y la demagogia encuentra terreno fértil.

En cuanto a resultados de las sucesivas gestiones, no sabemos si nuestra comunidad empeoró, mejoró o se mantuvo, simplemente porque desconocemos los indicadores, entramos nuevamente en ámbito de la valoración subjetiva y la especulación acerca sobre que tan buena o mala fué o es una determinada gestión.

Por último, no en vano se llaman "indicadores" (indican, señalan, muestran) la realidad de manera casi irrefutable y de manera más racional. Son el insumo básico en la toma de decisiones y en Azul carecemos casi por completo de los mismos.

Pablo Tártara - Contador, UNLP

Nueva Comuna

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