SOCIEDAD. Julio Diab, su fallecimiento

En la mañana de hoy (por ayer) sus restos fueron dejados en un panteón familiar en el Cementerio Municipal. Luego del responso religioso brindado por el cura párroco Fabián Gérez, el dirigente del radicalismo local y en nombre del Comité de la UCR, Dr. Leandro Prat tuvo las palabras de despedida.

"Centenares de discursos he dado y en variadas circunstancias, pero nunca me ha tocado en momentos tan difíciles, tan duros, tan lamentables, tan dolorosos. Tener que esbozar unas líneas para despedir a un amigo, es uno de las cosas más difíciles. Pero Julio se merecía holgadamente que el radicalismo de Azul le diera las últimas palabras de despedida y Manuel y la CD del comité entendió que era yo quien mas y mejor conocía a Julio y que era el adecuado para despedirlo. Nunca antes tuvo un compromiso tan doloroso; espero poder honrarlo.

Julio se incorporó a las filas del radicalismo de Azul allá por el año 1998, de la mano de Omar Losardo cuando el partido tenía que enfrentar al menemismo. Se integro a las filas partidarias con la idea de aportar, colaborar, aprender y ayudar en todo lo que fuese necesario. Hizo muy buenas migas y generó una gran amistad con otro gran radical que nos dejó también muy temprano, Pedro Prat, del que se hizo muy amigo y compinche. En el 2003 se integro en la CD encabezada por Pedro y desde allí empezó a trabajar y a colaborar activamente con el radicalismo azuleño.

Julio siempre fue un militante muy activo, batallador, emprendedor, hacedor. Tuvo siempre una actitud proactiva, de hacer las cosas; no fue un mero espectador de las acciones, sino que en casi todas las cosas que se hicieron en el radicalismo de Azul en los últimos 15/20 años, tuvo su sello, su impronta, su participación distintiva. No se sentaba en la primera fila de los eventos ni esperaba el aplauso fácil del público. Sino que lo encontrabas antes del evento, organizando las mesas, las sillas, los carteles. Hasta estaba al tanto que estuviera la botella de agua, el vaso o que anduviera el sonido, el micrófono y la iluminación. Durante el desarrollo del acto, estaba atento a que todo se desarrollara bien, filmaba, sacaba fotos, participaba en todas las cosas que hicieran falta. Y cuando el evento terminaba, no se iba con los últimos aplausos de despedida, sino que se quedaba a juntar y ordenar todo lo que hiciera falta, para que el comité -o el lugar que fuese- quedara ordenado y todo en su lugar. Por último, subía las fotos, escribía pequeños artículos referenciando el acto y todo el evento le llegaba a los medios de comunicación y a las redes sociales.

No solo su compromiso de circunscribía al hacer. También pensaba la política, la analizaba, la discutía. La entendías casi siempre, aunque a veces no comprendía ciertos caminos que tomaba. La pensaba y la sentía, con todo el énfasis y el empuje que siempre lo caracterizó. En los últimos años fue el autor de muchas de los documentos que salieron con el sello de UCR. Y otras veces fue un más que eficiente corrector de lo que escribíamos otros, ya que sabía sintetizar muy bien lo que otros hacemos en frases y textos largos. Entendía perfectamente que la comunicación de estos tiempos implica celeridad y brevedad y que los mensajes debían ser directos y breves.

Salvo los 2 o 3 meses del año 2007 que le tocó ocupar circunstancialmente la banca de concejal -en reemplazo de José Luis Comparato, elegido precandidato a diputado provincial- y los dos años entre 2007 y 2009 que me acompaño en la Presidencia del Concejo Deliberante de Azul, en su cargo de Prosecretario Legislativo del Concejo, nunca percibió ningún ingreso de la política o de la función pública, entendiendo que la política es una vocación de servicio donde uno viene a servir y no a servirse. Nunca tuvo prebendas, conchabos ni ningún ingreso del estado, ni ocupó cargos rentados o de asesoramientos pagos del estado. Entendía la militancia política desde el dar no desde el recibir. Sí puso mucho dinero, trabajo y esfuerzo en las actividades que se hacían desde el comité, sabedor que para hacer las cosas se necesita contar con dineros y que a veces son muy pocos los que aportan. En esos casos estaba Julio poniendo de su dinero para colaborar con la obra del partido.

Ocupó diversos cargos partidarios: vocal, Secretario General, Secretario de Prensa, etc. No solo me acompañó a mí en 2010 y 2012, sino que también fue el principal colaborador de Rodolfo Álvarez Prat en 2014, de Luciano Lafosse en 2016 y de Manuel Álvarez en 2018 y ahora. Todos los que presidimos el comité radical en la última década, tuvimos en Julio al principal activista de las acciones partidarias, siendo nuestra mano derecha y el canal de comunicación más extraordinario que pudiéramos haber tenido.

Siempre tuvo una actitud de militante hiperactivo, no de un mero espectador de los hechos. Cuando alguien decía "hay que hacer tal cosa.....", ahí estaba Julio para hacer, para organizar las actividades, para contactarse con los medios de comunicación, que tanto sabía entender y vincular. No se quedaba a la espera de que alguien lo hiciera, sino que tomaba el timón del asunto y encaraba parar adelante para hacer lo que fuese necesario. Y cuando la tecnología y las redes sociales empezaron a tener vigencia más fuerte, fue uno de los primeros en entender que esta era una nueva forma de comunicación con los vecinos, con los correligionarios, con los ciudadanos, convirtiéndose en uno de los principales motores de las vinculaciones digitales en estos tiempos.

Julio no fue un militante más. No fue un afiliado común y corriente. No fue un mero simpatizante o un circunstancial votante. Julio fue uno de los pilares fundamentales que tuvo el radicalismo en los últimos 20 años en Azul, aportando todo lo que tenía y lo que sabía en el afán de hacer vigentes los principios del partido que nos cobijo bajo las mismas ideas.

En lo personal, fue uno de los sostenes más importantes que tuve tanto en las veces que me tocó presidir el Comité radical, acompañándome como vocal a cargo de la Secretaria de Prensa y como Secretario General, respectivamente, como en aquella aventura política que tuvimos en 2011 cuando me tocó encabezar la lista para las elecciones primarias de aquel año, donde nos ofrecimos a la ciudadanía para conducir los destinos de la comuna de Azul. Sin el empuje, las ganas, el coraje, la vocación de servicio y la ayuda de Julio, difícilmente hubiésemos podido hacer la elección que hicimos. Hoy seguro que se va a encontrar con otros dos grandes correligionarios y amigos que tanto ayudaron en aquel momento y que también nos dejaron muy temprano: Carlitos Lier y Ernesto Ibarbide. Enviales Julio, un cariñoso recuerdo de mi parte.

Y también en lo personal -y perdón por la auto referencia- era el hombre que me empujaba y me incentivaba permanentemente, para seguir adelante, para seguir metiéndole pata a esta vocación militante que la vida nos unió y que hace que estuviéramos compartiendo juntos dos lustros de militancia radical, sin que nunca hubiera habido entre nosotros una sola pelea o cambio de opiniones. Si me tenía que zamarrear un poco para sacarme la modorra, lo hacía. Si me tenía que dar una patada en el culo para salir para adelante, lo hacía. Siempre de buena fe. Siempre con buena actitud. Nos entendíamos, nos complementábamos, nos ayudábamos.

Tuvimos la mutua sabiduría de poder dejar el pasado atrás y que la disputa política de antaño de Diab o Prat de 1958, cuando su tío Amado le ganó la intendencia a mi abuelo Alfredo, pasara a ser la amistad política de Diab y Prat, que forjamos desde hace 2 décadas, que mantuvimos invariablemente y que desgraciadamente hoy se termina.

Tenía sus berrinches, sus enojos, sus peleas, sus frases picantes y sus posturas fuertes y conflictivas. Pero quien no los tiene..... Máxime tratándose de la actividad política. Pero nunca bajo los brazos, nunca dejó de colaborar, nunca decayó su espíritu militante. Siempre pensó en seguir para adelante, en seguir apostando, en pensar que las cosas se iban a modificar para bien. En cambiar el rumbo de los hechos para lograr los objetivos propuestos. Y hasta le inculcó a sus hijos la pasión por la política y los valores y principios del radicalismo, para que ellos se integren a militar y continuar con la impronta familiar de ayuda al prójimo, teniendo como herramienta a la política.

El radicalismo de Azul pierde a uno de los grandes hombres que dejaron su impronta en estos últimos años. Su ausencia se va a notar. Su actitud proactiva nos va a hacer mucha falta. Lo vamos a extrañar. Y mucho. De eso no tengan la menor duda. Yo en lo personal pierdo uno de los grandes amigos que me dio la política. Y yo lo voy a extrañar más aun, porque nuestra amistad no se circunscribía solo a la política, sino que trascendió a nuestras vidas personales; siempre con la política como eje principal de dialogo, pero también en otras cuestiones, como la familia y la amistad.

Quiero dejar el reconocimiento de la UCR de Azul para uno de sus grandes hombres de estos tiempos. Julio, el radicalismo azuleño te agradece profundamente todo lo que hiciste en todos estos años. Y abrazo con mucho cariño para tus hijos July y Lichi, tu esposa Adriana, tu mamá Blanca y tus hermanos Mariela y Omar.

Que en paz descanses correligionario y amigo Julio.