Por Ana María Castagnino (UNCPBA y UCA) y Javier Marina (UNCPBA)

EL DATO:

La presente nota fue realizada por Ana María Castagnino y Javier Marina, integrantes del equipo de Horticultura de la Facultad de Agronomía, UNCPBA, y de la Secretaría de Prensa y Publicaciones de la Asociación Argentina de Horticultura (ASAHO). Algunas de las temáticas abordadas en la presente nota pueden profundizarse en los Boletines de Noticias de ASAHO 143 y 146 "NotiASAHO" disponibles en https://asaho.org/?page_id=499.

Contar con un sistema alimentario sostenible para alimentar una población mundial en crecimiento, constituye un desafío que ya venía siendo considerado por algunos países que comenzaron a trabajar de manera integrada en 2019 y, a partir de la pandemia del Covid 19, se ha transformado en una necesidad global.

La concentración de personas en centros urbanos representa un factor de incremento de la vulnerabilidad social, por lo que resulta un desafío lograr resiliencia urbana y adoptar nuevos enfoques productivos, que se sumen a las modalidades tradicionales, tendientes a brindar una mejor respuesta a las necesidades de alimentación de la población. Es el rol de instituciones, como la Asociación Argentina de Horticultura (ASAHO), contribuir a crear conciencia en la población sobre la importancia de contar con una visión global sobre la alimentación por su impacto en la salud, a través de la difusión de ejemplos exitosos y nuevos enfoques productivos globales.

Uno de los problemas del incremento de la población mundial es cómo alimentarla, especialmente a partir de la pandemia, en que será necesario implementar estrategias sostenibles en el tiempo e impulsar una dieta rica en alimentos de origen vegetal. Muchos especialistas, como el Dr. W. Willett, de la Universidad de Harvard (2020) sostienen que una transformación a dietas saludables, duplicando el consumo de vegetales (hortalizas, frutas, legumbres y frutos secos) y reduciendo en más del 50 % el consumo mundial de azúcares añadidos y carnes rojas, para 2050, representa un verdadero desafío global, lo que permitiría lograr una buena salud de la población y beneficios ambientales.

La temática de una dieta saludable a nivel global, a partir de la producción sustentable de alimentos inocuos y de calidad, por su importancia, ha generado que diferentes países se unan para consensuar objetivos comunes e impulsar acciones concretas en el marco de sus respectivas realidades socioeconómicas y culturales, tendiente también a generar un efecto multiplicador a nivel global.

La población mundial alcanzó los 7.000 millones en 2011 y actualmente es de alrededor de 7.700 millones (afectados en mayor o menor medida por la pandemia), y se espera que en 2050 se llegue a 10.000 millones de habitantes (gran parte concentrados en ciudades), a los que será necesario alimentar.

Ejemplos globales exitosos de promoción de la salud planetaria

En 2019 se realizó en Dinamarca, la llamada Cumbre Mundial de Alcaldes (C40) de la que participaron muchos países, en la que se generó una "Declaración de las ciudades de buena comida C40", por parte de los representantes de las ciudades de: Barcelona, Copenhague, Guadalajara, Lima, Londres, Los Ángeles, Oslo, París, Ciudad Quezón, Seúl, Estocolmo, Tokio y Toronto, quienes establecieron como objetivo definir un marco estratégico común para promover y preservar la salud de los ciudadanos y la salud del planeta.

Cada una de dichas ciudades se comprometió a generar acciones enfocadas en objetivos consensuados, apoyando un mayor consumo de alimentos de origen vegetal y se propusieron trabajar para lograr una "Dieta de salud planetaria" en 2030, comprometiéndose a:

- Alinear sus políticas de adquisición de alimentos a la mencionada "Dieta de salud planetaria" (en lo posible obtenidos a partir de horticultura orgánica).

- Impulsar un aumento general del consumo de alimentos saludables de origen vegetal, procurando evitar el consumo de aquellos poco saludables.

- Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en un 50%.

- Trabajar con ciudadanos, empresas, instituciones públicas y otras organizaciones para desarrollar una estrategia conjunta, con el fin de implementar dichas medidas y lograr los objetivos consensuados e incorporar dichas estrategias, en sus ciudades.

La mencionada dieta de salud planetaria comprende alimentos balanceados y nutritivos que proporcionan hasta 2,500 calorías por día para todos los adultos, sin exceder los 16 kg de carne por persona por año (300 g/semana) y 90 kg de lácteos por persona por año (250 g/día), y un bajo consumo en alimentos ultraprocesados.

Un plato de salud planetaria debe consistir en aproximadamente medio plato de verduras y frutas; la otra mitad debe comprender principalmente granos enteros, fuentes de proteínas vegetales, aceites vegetales insaturados y (opcionalmente) cantidades modestas de fuentes de proteínas de origen animal, según Chávez Rivero, C. (2019).

Además, se formó una comisión internacional "EAT-Lancet sobre Alimentos, Planeta, Salud" que reunió a 37 científicos líderes de todo el mundo (expertos en conocimientos varios, desde agricultura hasta cambio climático y nutrición), para definir estrategias tendientes a alimentar a la población futura esperada de 10 mil millones de personas con una dieta saludable, lo cual será posible transformando los hábitos alimenticios, mejorando la producción de alimentos y reduciendo el desperdicio de los mismos. Las directrices generadas, tanto de salud como medioambientales, están siendo utilizadas actualmente por numerosos países para promover una agricultura sostenible, inclusive a pequeña escala, capaz de producir alimentos sustitutos de la carne, ricos en proteínas, como es el caso de las legumbres.

Un cambio a la Dieta de Salud Planetaria y evitar el desperdicio de alimentos, según un estudio del que participó la Universidad de Leeds, puede reducir las emisiones urbanas en un 60% en solo 10 años. Además, se podría salvar 11 millones de vidas cada año si se adopta de manera universal, equivalente al 20 % del total de fallecimientos por año en adultos, aproximadamente, según la Dra. Gunhild Stordalen (2020).

Un mensaje concreto para los mercados

Se espera que la Declaración de las ciudades de buena comida C40 beneficie directamente a millones de personas y proporcione una señal clara a los mercados de que existe gran demanda de alimentos saludables y sostenibles. Las 14 ciudades que adhirieron a la misma, asumieron el compromiso de liderar los esfuerzos para cambiar la forma en que se producen y consumen los alimentos. Sirven 500 millones de comidas (porciones o platos) al año en instituciones públicas y están optimizando la alimentación a través del aporte de alimentos nutritivos a 64 millones de ciudadanos.

El desafío de lograr ciudades sostenibles

Según las Naciones Unidas, el 50 % de la población mundial (3500 millones de personas aproximadamente) vive actualmente en ciudades y se espera que dicho valor, para 2050 se incremente hasta el 70%. Las ciudades ocupan solo el 3% de la superficie del planeta y su adecuada gestión es fundamental para el desarrollo sostenible, ya que representan entre el 60% y 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono; mientras que el consumo de alimentos es responsable del 13% de las emisiones de gases de efecto invernadero (en las ciudades del C40). De ese 13 %, el consumo de carne y productos lácteos representa el 75% de ese total. El uso de la tierra para el cultivo de alimentos y silvicultura representa alrededor de una cuarta parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, (aproximadamente la misma cantidad que la electricidad y la calefacción, y mucho más que todos los trenes, aviones y automóviles del planeta). Cuando se observa más de cerca el impacto ambiental del sector alimentario, se puede ver que la carne y los productos lácteos son los principales factores. Además, la concentración de personas en los centros urbanos está demostrado ser un importante factor de incremento de la vulnerabilidad social, que puede derivar en pérdidas humanas, económicas y no económicas, exacerbados por el cambio climático y por las pandemias, como el COVID-19, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (2020). La pobreza, la desigualdad, el acceso a la salud y a la educación son sólo algunos de los desafíos que sigue experimentando la humanidad.

Nuevas estrategias para una alimentación saludable que están cobrando relevancia a partir de la pandemia Covid 19

A partir del actual contexto socioeconómico y sanitario, la seguridad alimentaria y la diferenciación son más valoradas, por lo que se van sumando a las tradicionales modalidades productivas, nuevas estrategias de producción y consumo, como es el caso de las "microcadenas hortícolas" y la "horticultura Km 0", entre otras.

En el caso de las "microcadenas hortícolas" se trata de pequeñas unidades productivas que se articulan alrededor de actividades económicas conexas y sostenibles, las cuales comprenden la producción de materias primas e insumos, su transformación y comercialización, a nivel regional, con el objetivo de aumentar sus posibilidades de desarrollo sostenible, según la Organización de las Nacional Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI, 2004). Se caracterizan por pequeños establecimientos de venta directa, generalmente orientados a productos biológicos, cuya capacidad efectiva es coherente con las dimensiones de dichos emprendimientos, según Bertazzoli, A. (2013).

En cuanto a los productos hortícolas en fresco y agroindustrializados, generados en un radio de 100 km, desde el sitio de producción a la comercialización, pueden ser considerados "Km 0", cuando su producción se ha realizado garantizando inocuidad a través de la aplicación de Buenas Prácticas Agrícolas. Se trata de producciones "eco sostenibles", con características propias.

Es importante tener en cuenta que: Un planeta diverso y saludable es la base del bienestar humano, la seguridad y el desarrollo sostenible. Hoy la población mundial está unida y consciente de que hay temas que se deben abordar en conjunto.

Desde instituciones como ASAHO (Asociación Argentina de Horticultura) y Facultades de Agronomía a las que pertenecemos procuramos impulsar nuevos enfoques productivos y a crear conciencia de la importancia de una dieta rica en vegetales, por su impacto para la salud.