Escribe: Cr. Julio A. Zaffora

Según las proyecciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El impacto que causará la pandemia de coronavirus en el mercado laboral podría dejar sin empleo a 15 millones de personas nuevas en los países de América Latina y el Caribe.

Según comentan los especialistas: "En términos absolutos, esas tasas implican un aumento en el número de personas que buscarán empleo y no lo conseguirán que pasara de 26 millones -antes de la pandemia- a 41 millones en 2020".

La simple aplicación de ese porcentaje a la población del Partido de Azul implicaría 1.600 personas que, ajustando el número de trabajadores locales que desarrolla actividades de bajo riesgo, como la administración pública y los servicios de educación y de salud, podríamos estimarla en 1.000/1.200 nuevos desocupados que ampliado a su grupo familiar sería de 4.000/5.000 personas.

El mayor impacto se producirá en servicios y en el comercio, que por ser mano de obra intensiva, son de alto riesgo especialmente para aquellos con menores niveles de calificación.

En un contexto más amplio la pandemia nos dejará con una economía duramente golpeada, con una fuerte reducción en el comercio local, regional y mundial, interrupción de actividades productivas por dificultad para acceder a insumos, caída en la demanda, cierre de empresas, desempleo creciente y una importante pérdida de ingresos.

Contar con una estrategia que impulse el nacimiento de emprendimientos y la mejora en la productividad de las empresas existentes será fundamental para la reactivación económica post-COVID19.

Este análisis sería igualmente valido para cualquier lugar de América Latina.

Ahora bien. ¿Podemos hacer algo desde nuestro entorno local para avanzar en una estrategia de desarrollo productivo local y simultáneamente evitar que estos nuevos desocupados se transformen en los "nuevos pobres" que lleven al colapso a los grupos familiares que integran? Absolutamente Sí.

PROPONGO: Desarrollar en Azul una alternativa urbana y productiva moderna que resulte atractiva para captar una corriente de inversiones y proyectos que pongan en valor el concepto de ciudad "preservada" con potencialidad productiva, tecnológica y cultural para nuevos emprendimientos.

¿QUÉ SE REQUIERE?: Concretamente propongo se conforme un espacio de confluencia pública-privada amplio, sin exclusiones ni banderías políticas, que, mediante un abordaje interdisciplinario, se aboque a elaborar, en el menor tiempo posible, una propuesta de desarrollo orientada a definir el escenario de "Azul pos pandemia" sobre la base de los siguientes instrumentos básicos.

a) Ordenanza territorial flexible que permita proyectos de desarrollo urbanos para vivienda y trabajo en consonancia con los parámetros pos pandemia (home office).

b) Extensión de obras de infraestructura que prioricen disponer de urbanizaciones y loteos con servicios de conectividad con alta capacidad de trasmisión de datos.

c) Elaborar un plan estratégico específico para los pequeños pueblos rurales del partido con el objetivo de facilitar el acceso a la tierra y repoblar esos lugares con emprendimientos productivos manufactureros.

d) Puesta en valor de las fortalezas territoriales y promoción de emprendimientos productivos, tecnológicos, de servicios (turismo), manufactureros y artísticos mediante acuerdos con Universidades, empresas, bancos y otros organismos para crear y fortalecer proyectos amigables con el nuevo escenario y con el empleo.

e) Alentar la participación y la innovación social mediante estímulo al comportamiento emprendedor amplio que fortalezcan las condiciones del nuevo escenario

Estos instrumentos complementarán y reforzarán las actividades productivas y laborales locales tradicionales que actualmente se llevan adelante y que también deberán ser apoyadas y promovidas.

Estoy convencido en las enormes oportunidades que Azul, como comunidad, tiene para neutralizar las trágicas consecuencias de la pos-pandemia a nivel local y, si somos capaces de pensar y actuar estratégicamente, orientarnos a crear el escenario de un desarrollo integral sostenido. Los líderes comunitarios tienen la palabra sobre el Azul que queremos.

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