"La educación no cambia al mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo", manifiesta el pedagogo y filósofo brasileño Paulo Freire. Por eso es que la labor del docente es una de los más trascendentales si se pone el eje en generar igualdad de oportunidades, en abrir puertas que muchos pueden considerar cerradas, en brindar un futuro mejor para todos.

Y ese es el camino que a diario transita Martín Pedersen: el del compromiso, el de la responsabilidad, el del amor por el trabajo.

En diálogo con EL TIEMPO, este maestro tresarroyense que se radicó en Azul desde hace un tiempo destacó -entre otras cuestiones- señaló que a su entender "la docencia es la tarea más estimulante del mundo".

"Trabajar a diario por el presente y por el futuro"

- ¿Qué es ser docente? ¿Dónde encuentra en la cotidianeidad la razón de ser docente?

- Para mí ser docente es trabajar diariamente por el presente y por el futuro al mismo tiempo. En el ir y venir cotidiano, aunque las escuelas parecieran repetir todos los días el mismo ciclo rutinario, ser docente es ser un sembrador, artista, forjador; intentando cada día abrir mundos nuevos para nuestros alumnos. Creo que la docencia es la tarea más estimulante del mundo.

"Un enorme respeto por los maestros rurales"

- Usted fue maestro rural ¿Qué le dejó en su profesión esa experiencia?

- Principalmente me dejó un enorme respeto por las maestras y maestros rurales. La escuela en el campo está formada por un universo muy diferente a las escuelas urbanas. Un solo docente suele estar a cargo de varios o todos los grados juntos; a la par que tiene que llevar adelante las tareas de dirección pedagógica, comunitaria y administrativa de la escuela. Algo muy difícil. Creo que todos tenemos mucho para aprender de la práctica diaria y de los saberes creados y puestos en juego por los docentes rurales.

"Es como que hemos tenido que llevar el aula al hogar"

- ¿Cuánto cambió la pandemia la actividad del docente?

Como le sucedió a la gran mayoría de la gente se han modificado muchos aspectos que conformaban nuestro andar cotidiano. Pero me centraría en dos. En términos pedagógicos nuestra tarea se ha descentralizado. Cada actividad que se desarrolla por fuera del aula, sobre todo aquellas que son a distancia y a destiempo, implican perder de vista una parte de lo que realizan nuestros alumnos, lo cual nos ha obligado a innovar, crear y estudiar para poder enseñar a la distancia, evaluar y garantizar aprendizajes en torno a lo que enseñamos, buscando superar la dificultad de no estar frente a frente con los estudiantes. Por otro lado, antes de esta pandemia era corriente que una parte del trabajo la resolviéramos en nuestra casa, planificando, preparando y corrigiendo en el hogar; pero ahora nos tocó hacer todo puertas adentro, sin horarios que nos organicen ni timbres que establezcan cortes. Es como que hemos tenido que llevar el aula al hogar, lo cual es difícil para el docente y para su familia.

"Nadie en la comunidad educativa sostiene que en 2020 no hubo clases"

- ¿Qué siente cuando dicen que en 2020 no hubo clases?

En general las familias de nuestros alumnos se han mostrado agradecidas y preocupadas por el aprendizaje de los chicos y muchos adultos han colaborado con ellos, incluso con las dificultades de tener que re-aprender contenidos que vieron en su paso por la escuela y habían olvidado, para poder ayudar a sus hijos.

En general nadie en la comunidad educativa sostiene que en 2020 no hubo clases ¿Quiénes lo dicen, entonces? Creo que son sectores a los que la escuela les importó siempre bastante poco y nos utilizan ahora para posicionarse políticamente. Según mi mirada son los mismos que alientan que haya clases presenciales a toda costa (aunque esto aumente la circulación del virus) para reclamar cierto tipo de educación en medio de una catástrofe sanitaria, negando la existencia de clases a distancia o virtuales y, sobre todo, subestimando con su discurso el peligro y la mortalidad de la pandemia.

"Un momento de mucho aprender a la par que enseñamos"

- ¿Cómo se atraviesa la actual presencialidad?

En la escuela y para los docentes esto tiene dos aspectos. Desde el punto de vista pedagógico se transita con alegría, pues es como volver a una cierta normalidad, a nuestra vieja y anhelada aula. A su vez, tenemos cada vez mayor preocupación, pues vemos día a día los reportes de contagiados y fallecidos, los contagios entre nuestros alumnos y sus familiares y la zozobra que implica el estar día a día frente a mucha gente, niños y adultos. En el aula, el respeto por los protocolos sanitarios para garantizar los cuidados, implica modificar prácticas pedagógicas, lo que hace que también sea un momento de mucho aprender a la par que enseñamos.

"Muchas veces se nos ha faltado el respeto"

- Más allá de lo económico ¿Siente que se reconoce en Argentina la trascendencia que tiene el rol del maestro?

A cualquier trabajador le resulta saludable que se le respete su trabajo y su dignidad y se siente herido en caso contrario. Muchas veces se nos ha faltado el respeto a los docentes, sobre todo desde la dirigencia política y personas con voz diaria en los grandes medios de comunicación, atacando a nuestros representantes gremiales, mintiendo sobre las licencias como si la mayoría de nosotros viviera ausente de las aulas y poniéndonos en el sillón de los acusados cada vez que se realiza una medida de lucha. Esto, obviamente, alimenta corrientes de opinión negativas en la sociedad para con nuestro trabajo. Sin embargo desde la explosión del Covid-19 muchos han visto todo lo que hacen y han hecho los docentes para sostener el vínculo educativo en la situación más difícil que nos ha tocado atravesar como sociedad, lo cual ayuda a prestigiar nuestra labor. Personalmente prefiero quedarme con esto último.