FUENTE VERTE.TV | Aunque la pica se fue diluyendo con el correr de los años por el desvanecimiento de la rivalidad futbolística, en la cultura popular los olavarrienses fueron y seguirán siendo "los uruguayos" para los azuleños y de este lado de la Ruta 226 los azuleños serán identificados despectivamente del mismo modo, como nativos de lo que alguna vez fue la Banda Oriental.

El mote, que quizás un porcentaje importante dentro de las nuevas generaciones desconozcan, tuvo mucha fuerza en la segunda parte del siglo pasado y se encendía cuando las selecciones de ambas ligas se enfrentaban por el campeonato Argentino "Adrián Béccar Varela", la Copa Carpi que se jugaba siempre o el Regional Centro que cada verano protagonizaban los combinados de esta parte de la provincia de Buenos Aires.

Acerca del nacimiento de este "apodo en stereo" que se propinaban de Azul a Olavarría y de Olavarría a Azul han surgido teorías de todo tipo. Hasta las más disparatadas.

Argumentan algunos historiadores que la "etiqueta" proviene de la controversia que existió ante la intención de erigir un busto del patriota uruguayo José Gervasio Artigas en ambas ciudades.

El historiador olavarriense Adolfo Santa María mencionó que finalmente los uruguayos radicados en Olavarría erigieron un monumento en homenaje a José Gervasio Artigas, aunque omitieron que Ignacio Rivas, el primer enviado de Buenos Aires que intentó fundar un pueblo en este punto de la vera del arroyo Tapalqué, también era nacido en lo que hoy es Uruguay.

Otros lo atribuyen a la identificación del uruguayo como "el otro" o "el extranjero" más cercano, heredado del centralismo porteño siempre peyorativo hacia las provincias del interior, cuando en el siglo XIX Artigas y la Banda Oriental representaban el federalismo rebelde ante el unitarismo porteño.

Lo cierto es que el consenso mayoritario apunta a una rivalidad futbolística tan encarnizada a ambas márgenes del Río de la Plata como la que existía entre Azul y Olavarría en los albores del fútbol organizado en el centro de la provincia de Buenos Aires.

Razones hay de sobra: enfrentamientos históricos con los del otro lado del Plata en la final de los Juegos Olímpico de Ámsterdam y en la definición de la primera Copa del Mundo de la historia (Uruguay 1930).

Decenas de partidos polémicos cuando ambas selecciones se enfrentaban casi con exclusividad entre sí más de una vez por año o monopolizaban las finales de la Copa América.

Argentina - Uruguay es el segundo clásico más antiguo del mundo a nivel selecciones (después de Escocia - Inglaterra): desde 1901, cuando jugaron por primera vez en Montevideo, argentinos y uruguayos se han enfrentado en 212 ocasiones, que lo convierte además en el segundo encuentro más jugado entre selecciones afiliadas a la FIFA.

El primero es el duelo entre Inglaterra y Escocia, que disputaron el primer partido del clásico de las Islas Británicas en 1872.

No suena desde este punto de vista descabellado atribuir el nacimiento de este mote recíproco entre olavarrienses y azuleños a la rivalidad futbolística, cuando los partidos entre ambas selecciones constituían también el evento deportivo más atractivo de ambas ciudades.

Picantes adentro y afuera de la cancha.

El mote no tardó en salir del campo de juego para extenderse como reguero de pólvora al ámbito laboral (acá y allá, no importa de dónde seas cuando leas esto), al boliche (acá y allá), a la facultad (acá y allá) y hasta a la comida familiar con integrantes de acá y de allá. En algunos ámbitos, no con las mejores derivaciones...

Si la rivalidad futbolística finalmente fue la causante del mote con que en ambas ciudades se identifican despectivamente a los habitantes de la otra, José Antonio "Tito" Alonso tuvo el privilegio en los años más álgidos de esta antinomia de vestir la camiseta de ambas selecciones de ligas.

Con esta rivalidad en su apogeo (que tomó nota de cuestiones geográficas, históricas y políticas para condimentar un clásico con lo que en esa época no se llamaba "el folclore del fútbol", pero era el folclore del fútbol), una de las máximas figuras de las décadas del '60 y '70 se puso la camiseta de ambas selecciones "uruguayas" y algún costo tuvo que pagar.

"Una tarde en la cancha de Ferro jugamos por una copa (Carpi) que se disputaba en aquellos años y Olavarría le ganó 1-0 a Azul con un gol mío de tiro libre. Como siempre lo hice en mi carrera lo celebré con alma y vida y al otro día me mataron en el diario y en la radio de Azul" rescató de su memoria "Tito" Alonso, azuleño de nacimiento y olavarriense por adopción desde 1969.

"En mi época era fuerte la rivalidad. Cuando era chico e iba a ver los partidos entre las dos selecciones y después cuando me tocó jugarlo era el 'superclásico' de la región, que se jugaba tanto adentro como afuera de la cancha" planteó el fabuloso goleador de Cemento Armado, Ferro Carril Sud, Lanús, Huracán de Tres Arroyos, Racing y Atlético Hinojo, entre otros.

"No pocas veces esos partidos terminaban en una batalla campal. Nosotros los azuleños les decíamos 'uruguayos' a los de Olavarría y los de Olavarría nos decían 'uruguayos' a nosotros" recordó.

"¿Si había pica? Si, era tremendo. La mayoría de los partidos terminaban con problemas. Inclusive un partido en Alumni -por lo general siempre se jugaban allí-, terminó con gases lacrimógenos y autos rotos a ladrillazos en los alrededores del estadio. No había tantos autos como ahora, pero si veían que eran de Olavarría los rompían todo", contó.

A "Tito" lo descubrió un presidente de Ferro, Vidali, haciendo goles a rolete con la camiseta de Cemento Armado de Azul y se lo trajo para Olavarría.

Salió campeón con el recordado equipo carbonero del '69, pero demoró bastante para ponerse la camiseta de la LFO porque no llegaba la habilitación reglamentaria.

Arribó en la previa de una de las instancias decisivas del mitológico Argentino de 1970: la revancha con la selección de Cipolletti en la cancha de Estudiantes.

Había sido derrota 2-0 en el Alto Valle, fue victoria 2-0 en Olavarría, no se sacaron ventaja en los lanzamientos penales y la definición llegó con una moneda al aire que nunca nadie podrá garantizar de qué lado cayó. Lo recuerda como la vez que la rivalidad Azul - Olavarría tuvo un stand by. Inclusive para el periodismo.

"Como yo debutaba en Olavarría antes del partido el técnico de Cipolletti le preguntó al relator Luis Garay y al comentarista de LU10 Radio Azul Mario Vitale, que hicieron toda la campaña, que tal era el '9' de Olavarría y le dijeron 'es un flaquito chiquito, que no vale nada', para despistarlos. Después les hice dos goles" celebró.

Aquella tarde el más picante antagonismo futbolero del centro de la Provincia había quedado a un lado por 90' para dejar su lugar a la vieja máxima que dice: "Para un uruguayo no hay nada mejor que otro uruguayo".