El propietario de un autoservicio y dos de sus empleados se convirtieron en las víctimas de un violento robo a mano armada ocurrido en horas de la mañana de este jueves.

Los autores del hecho fueron tres delincuentes que, según le dijo a EL TIEMPO el dueño del local, estaban vestidos como "trabajadores de Malvinas" y tenían tapabocas en sus rostros.

Armados, atacaron a culatazos al comerciante y le dieron varios golpes en la cabeza. Después, lo encerraron en el baño del local, donde le taparon la boca y lo dejaron atado de pies y manos con precintos de plástico.

Además, durante el hecho los delincuentes amenazaron de muerte con las armas de fuego que portaban a la empleada. Y redujeron al carnicero, una vez que llegó al autoservicio para comenzar a trabajar.

Un comercio situado en una de las esquinas de Burgos y Aldaz de este medio fue el lugar donde este ilícito sucedió, cuando era alrededor de la hora 8.15 de este jueves.

Según contó Fernando Luis Gerling, el dueño del autoservicio, los delincuentes ingresaron con él al local después de que había salido a sacar la basura.

En ese entonces se encontraba en el negocio una empleada suya, "que todavía está con un ataque de nervios por lo que le pasó", teniendo en cuenta que a la mujer uno de los ladrones le apuntó con el arma de fuego que portaba, la amenazó de muerte y le colocó en la boca un trozo de tela.

Mientras el ilícito era perpetrado, al lugar ingresó el carnicero del autoservicio, que también se convirtió en víctima de este hecho.

Las consecuencias más graves de lo que fue este violento robo las sufrió Gerling.

EL DATO

El propietario del autoservicio contó que en su local tenía instaladas cámaras de seguridad. Pero dijo que actualmente no están funcionando porque tiempo atrás, en el marco de la investigación de un robo que había sucedido en ese sector donde está el comercio, habían sido recogidas desde una Fiscalía en octubre del año pasado. "Yo fui tres veces a Tribunales a buscarlas y me decían que me las iban a mandar, pero nunca lo hicieron", indicó.

"Salí a tirar la basura y cuando vine creo que había tres tipos vestidos como si fueran trabajadores de Malvinas. Cuando entré al negocio con ellos uno me pegó de atrás un culatazo y me puso un arma en la boca, amenazándome como loco", le contó el comerciante víctima a EL TIEMPO.

A causa de esa agresión que sufrió en la cabeza Gerling comenzó a sangrar. Al mismo tiempo, los asaltantes lo redujeron al colocarle precintos de plástico en sus manos y sus pies. Después lo llevaron hasta el baño, donde lo dejaron encerrado.

Durante el hecho los delincuentes se apoderaron de 1200 dólares y de "entre cinco mil y seis mil pesos en efectivo", dijo el dueño del negocio.

Ese dinero el hombre lo tenía para pagar a los proveedores que a diario lo abastecen en su autoservicio, que funciona desde 1980 en ese mismo lugar donde este mañana se produjo este violento asalto.

Las lesiones que el comerciante sufrió derivaron en que posteriormente, una vez que la Policía concurrió al local para comenzar con las averiguaciones en torno a lo sucedido, tuviera que ser trasladado al Hospital Pintos.

"Ahora estoy un poco dolorido. Cuanto más pasa el tiempo más me duele todo", expresó el dueño del autoservicio, teniendo en cuenta que en el centro asistencial municipal tuvieron que curarle las heridas que tenía en la cabeza, por las cuales también le colocaron un vendaje.

"Me dieron como tres o cuatro puntos. Todavía tengo toda la ropa ensangrentada porque recién salí del hospital", contó.

En el Pintos había sido sometido también a diferentes estudios para constatar que no eran de extrema gravedad esas lesiones que sufrió al ser atacado a culatazos.