Policiales
2 de junio de 2019
Un fiscal procesó a un médico por el delito de lesiones graves culposas, en el marco de una causa penal iniciada luego de una denuncia por una presunta mala praxis.
Dicha presentación había sido formulada el año pasado en sede judicial por los padres de un nene que actualmente tiene tres años de edad.
Ese menor, a causa de un accidente, terminó perdiendo parte de uno de sus dedos de la mano derecha, después de que en un principio había sido atendido en el Hospital de Niños de esta ciudad por el traumatólogo ahora imputado.
Por el hecho se está sustanciando un expediente penal desde la Unidad Funcional de Instrucción número 1 que en los Tribunales de Azul está a cargo de Marcelo Fernández, fiscal que ordenó que el próximo día 11 del corriente mes el médico comparezca en sede judicial para ser indagado por el ya referido delito.
Fuentes judiciales informaron que el imputado es el traumatólogo Marcelo Eduardo Quattrocchio, de 57 años de edad.
Según lo demostrado hasta el momento en esta investigación penal, la “actuación negligente” del médico derivó en que al nene tuvieran que amputarle parte de su dedo anular de la mano derecha, durante una operación llevada a cabo tres días después a que sufriera el referido accidente.
En una entrevista con EL TIEMPO, los padres del menor que figura como víctima de esa lesión afirmaron que esperan que la denuncia que realizaron por lo sucedido sirva para que al médico acusado “se le retire su matrícula”.
El nene que sufrió la lesión y sus padres, durante la entrevista que mantuvieron por esta presunta mala praxis con este diario.
El caso
El domingo 13 de mayo del año pasado Yamila Salas, que actualmente tiene 24 años de edad, y Gerónimo Rigo (23) habían ido a pescar a la Costanera, al puente que está sobre la Avenida Perón, con los dos pequeños hijos varones que ambos tienen. Pero una vez en ese lugar, rápidamente tuvieron que salir para el Hospital de Niños. Fue porque el más grande de los chicos, el que actualmente tiene tres años, sufrió una grave lesión en la parte superior de uno de sus dedos.
Eso ocurrió en el momento que, accidentalmente, su papá abrió una de las puertas traseras del auto en el que todos andaban, sin advertir en ese momento que el nene -cuando se estaba bajando del vehículo- había colocado su mano derecha en dicha abertura, en la parte de la bisagra que la une con la carrocería.
“Cuando abro la puerta de atrás -contó el papá del menor- no vi que el nene había metido la mano. Al abrirla, le apreté el dedo”.
“Enseguida nos fuimos para el Hospital de Niños lo más rápido que pudimos. La mano le sangraba mucho a mi hijo en ese momento”, recordó la madre del chico.
Después se descubriría que, a causa de ese accidente que sufrió con la puerta del auto, el nene tenía parte de la primera falange del dedo anular prácticamente colgando. Sólo unida por un pequeño hilo de piel a su mano derecha.
Aquel domingo la familia llegó al Hospital de Niños cuando era alrededor de la hora 17. Y según contaron los padres del nene, fueron varios los minutos que estuvieron aguardando en la Guardia del centro asistencial por la llegada del médico traumatólogo que en un principio los atendió y ahora figura procesado en esta causa penal.
“Mientras estuvimos esperando que el doctor llegara, a mi nene nadie lo revisó en el hospital. Yo, de ignorante, creía que mi hijo se dormía. Pero después llegué a la conclusión que, en realidad, se desmayaba por el dolor que tenía”, recordó Yamila Salas.
Aquella tarde, cuando finalmente el traumatólogo Quattrocchio llegó, la mamá del nene notó que “estaba apurado”.
En la Sala de Guardia del centro asistencial -relató la joven- su hijo fue acostado en la camilla para ser atendido. “El médico estaba rodeado de enfermeras. Pero ni siquiera le tocó la mano y le dijo a las enfermeras, así como estaba mi nene, que lo laven y lo venden”.
Además de los padres del menor, en ese entonces también estaban en el hospital, al enterarse qué había sucedido, los abuelos paternos del chico.
“Nosotros le empezamos a preguntar al médico qué tenía mi hijo y me respondió que era un ‘cortecito’ pequeño. También, como en ese entonces era chiquito ya que tenía dos años, me dijo que no lo podía coser. Que el tejido que estaba desprendido se le iba a pegar solo”, contó la mamá del menor lesionado.
Siempre de acuerdo con su testimonio, la joven recordó que aquel día a su hijo no se le tomó “ni una placa ni nada”. Y que el traumatólogo terminó colocándole una venda en la mano afectada y que luego le dio unos calmantes para el dolor.
“Como el médico después se iba -agregó la mamá del chico-, nosotros queríamos retenerlo para que nos explicara cómo seguía esto. Pero sólo nos dijo que volviéramos el miércoles para que a mi hijo lo revisaran”.
Sobre esa situación puntual, Salas recordó que su suegra “corrió hasta la esquina del hospital al médico para preguntarle por qué dejaba así al nene”; y que en ese entonces el traumatólogo “sólo le respondió que ya estaba”.
“Como el doctor se fue, nosotros nos fuimos con lo que él nos dijo: que el dedo se le iba a acomodar solo”.
Operación y amputación
Pero al miércoles siguiente, cuando la joven regresó al Hospital de Niños con su hijo, se encontró con un panorama bien distinto. Mucho más grave, por cierto.
“No me había quedado conforme con lo que el médico me había dicho. Entonces consulté con otro traumatólogo. Cuando ese doctor vio al nene, estaba con una enfermera que le empezó a sacar la venda y encontró que la gasa la tenía pegada a la carne viva. En el dedo a mi hijo no le habían puesto una tablilla ni nada. En ese momento estaba desesperado del dolor que tenía”, contó Salas.
Ese otro traumatólogo que atendió al menor aquel día dispuso, en un principio, que le tomaran una radiografía. Ahí descubrió que el chico tenía una fractura expuesta en el dedo. Además concluyó, por el tiempo que llevaba en ese estado, que había que amputar a esa parte de la falange que se había agarrado con la puerta del auto y tenía, prácticamente, desprendida del dedo.
“Al no circularle la sangre tenía todo negro y podrido. El dedo sólo estaba agarrado por un pedacito. El médico que lo atendió aquel día me acuerdo que estaba cada vez más sorprendido por lo que iba viendo”, dijo Yamila Salas en otro tramo de la charla mantenida con EL TIEMPO.
Aquel mismo día el menor fue internado y sometido a una intervención quirúrgica en la cual se llevó a cabo la amputación de la parte del dedo afectada por la lesión.
“Cuando ese miércoles lo llevé pensando que lo iban a curar y me dijeron que iban a cortarle un pedazo de dedo yo entré en shock”, recordó la mamá del chico.
El nene permaneció en el Hospital de Niños hasta el viernes, cuando fue dado de alta. Al lunes siguiente, los padres concurrieron a Tribunales para denunciar al traumatólogo, iniciándose así el sumario penal por el que ahora el médico ha sido procesado y deberá presentarse a indagatoria en los próximos días.
“En esos días en que estuvo mi hijo internado, Quattrocchio nunca apareció”, afirmó la mamá del menor.
“Con esta denuncia que hicimos, yo no apunto a que le amputaron el dedo al nene. Lo que sostengo es que a mi hijo este doctor lo tuvo con el dedo así, tres días colgando. Ahora, como madre, espero que al médico se le retire su matrícula. Fueron tres días que mi hijo los pasó sufriendo, con el dedo desprendido y con una fractura”, sostuvo Salas en otro tramo de la entrevista con EL TIEMPO.
Según se menciona en la investigación penal, tras quedar su dedo apretado por la puerta del auto, el nene había sufrido un “traumatismo contuso cortante en tercer falange del dedo anular de la mano derecha”.
Con los elementos de prueba incorporados a la causa que está instruyendo, el fiscal Fernández sostiene que la situación que derivara en que tuvieran que amputarle parte del dedo se produjo por la “actuación negligente” del traumatólogo que en un principio atendió al nene en el Hospital de Niños.
“Al no disponer los estudios pertinentes ante la lesión del menor y tratamiento específico, no advirtió el médico que el niño presentaba, asimismo, fractura expuesta del hueso correspondiente, en su extremo distal, para lo cual era imprescindible la inmovilización, profilaxis antibiótica, cobertura antitetánica, más la exploración y toilette quirúrgica”, se menciona en el dictamen que ordenó días atrás su procesamiento.
“En consecuencia -concluyó el titular de la UFI 1 en la citación a indagatoria del traumatólogo- al omitirse los cuidados del oficio para una lesión de esas características, se produjo la necrosis del pulpejo del dedo anular derecho que obligó a la amputación de la tercera falange” del nene, quien como consecuencia de esta presunta mala praxis sufrió -además- el “debilitamiento permanente” de su mano derecha.
Una amputación y varias secuelas
Una placa radiográfica que muestra la lesión. Le fue tomada al chico tres días después a que sufriera ese accidente que se tradujo en que tuvieran que amputarle parte de la falange de uno de sus dedos. NACHO CORREA
En el marco de la investigación penal que se está llevando adelante y ahora ha derivado en el procesamiento del médico traumatólogo, los padres del nene contaron que tuvieron que llevarlo a La Plata, para que el menor fuera sometido a diferentes estudios en la Asesoría Pericial de esa ciudad.
“En La Plata nos dijeron que el procedimiento no estuvo bien porque no bien se lastimó tendrían que haberlo cosido o amputado esa parte del dedo. Tres días después ya había sufrido una infección y perdió parte del dedo. Si lo hacían enseguida, tal vez podrían haber salvado su dedo”, contó la mamá del chico.
En noviembre del año pasado, un informe de un Perito Médico Traumatólogo que revisó al menor indicaba que presentaba “un acortamiento” del dedo afectado por la lesión, “con deformidad de la uña”.
También se mencionaba, a modo de conclusión de dicha pericia, que podía apreciarse en el nene “una disminución de la flexión en la falange distal” y que evidenciaba una “movilidad pasiva” por esos inconvenientes que aún presenta para tomar elementos con la mano afectada por la lesión.
Al entrevistarse con ese perito, los papás del chico contaron que su hijo tenía “dificultad para agarrar objetos, debido a que tiene tendencia a esconder el dedo y la mano”. Y dijeron que siempre tenía el dedo lesionado y su mano derecha con propensión a esconderlos, extremidad superior que había comenzado a utilizar “muy poco”.
Al respecto, en aquella entrevista en la Asesoría Pericial platense los padres dijeron también que el menor “anteriormente era diestro” y que “ahora es zurdo”.
Sobre esa misma cuestión, en la entrevista con EL TIEMPO ambos señalaron que, “al volverse zurdo”, ahora el chico “no tiene la fuerza suficiente para agarrar las cosas y se le caen”.
Después, la mamá del nene contó que “al Jardín de Infantes tampoco quiere ir porque tiene miedo de golpearse. Yo lo llevaba los primeros días y jugaba, pero de a ratos escondía la mano. Este año empezó en Sala de 3, pero ahora no quiere saber nada”.
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