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Crónicas de tres homicidios en la Unidad 7

10 de julio de 2019

 



Dos homicidios sucedidos durante el año 2017 y el más reciente, que data de una semana atrás, conforman hasta ahora los antecedentes más inmediatos en materia de episodios de estas características que se han registrado en la Unidad 7, la cárcel de varones del Servicio Penitenciario Bonaerense ubicada en Azul. Reclusos que estaban en esa unidad penal cometieron esos hechos, los cuales tuvieron como víctimas a otros internos.



Uno de los tres muertos por una de estas situaciones era azuleño. Tal lo que ya este diario informara, tenía 22 años de edad y fue asesinado de un puntazo en el pecho por otro preso, crimen que se produjo en horas de la tarde del miércoles que pasó en una de las aulas de la escuela que funciona en el penal.



Hasta que ese hecho sucediera, había que remontarse dos años atrás para encontrar otros crímenes vinculados a la historia más reciente de uno de los penales más antiguos de la provincia de Buenos Aires.



Judicialización mediante de los tres hechos, a través de las investigaciones penales que se iniciaran desde fiscalías con asiento en esta ciudad, cada uno de esos homicidios se encuentra actualmente en diferentes instancias.



Por caso, al recluso imputado por el crimen ocurrido hace una semana lo trasladaron a otra unidad, después de que el viernes que pasó fuera indagado y declarara por ese homicidio simple que se le atribuye. Un hecho por el que, además de las causas penales por las que ya estaba preso, ahora también está detenido.



En tanto, uno de los dos asesinatos que en el año 2017 se produjo en la Unidad 7 había derivado meses atrás en que, después de que un jurado popular declarara “culpable” al preso que cometió ese hecho, un juez lo condenara a diez años de prisión.



Al mismo tiempo, a modo de corolario de ese juicio con jurados que en abril de este año se desarrolló en el Palacio de Justicia local por aquel crimen - ocurrido el 19 de abril de 2017-, el magistrado que intervino en el debate le dictó al considerado autor del asesinato una pena única de once años y medio de cárcel. Lo hizo teniendo en cuenta los antecedentes penales computables que el encausado ya registraba para la fecha en que había matado a otro recluso en la cárcel de varones de Azul.



El jurado de civiles elegido para intervenir en este proceso había tardado sólo diez minutos para pronunciarse a favor de un veredicto de culpabilidad para el preso que luego sería condenado a las penas ya mencionadas por la comisión de aquel crimen.



El lunes 22 de abril de este año fue el magistrado Gustavo Borghi -uno de los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal número 1- quien le dictó ambas penas al recluso que cometiera aquel asesinato en la Unidad 7.



Un joven oriundo de la Capital Federal y que tiene actualmente 26 años de edad, a quien voceros judiciales habían identificado como José Germán Carabajal, se llama el preso condenado.



Según lo que quedó probado, había matado a otro interno cuando ambos se encontraban en la celda de admisión del penal azuleño.



“Al menos tres heridas con un elemento punzante -arma blanca tipo ‘Tramontina’- en la parte superior del cuerpo”, se indicaba en el fallo, fueron las que Carabajal le provocó a la víctima de ese hecho, ocurrido poco antes del mediodía del ya referido 19 de abril de 2017.



Una de esas puñaladas había afectado el corazón del preso agredido, que falleció el mismo día en que fue atacado por el joven condenado en el juicio realizado tres meses atrás.



La víctima, que tenía 29 años de edad, se llamaba Nazareno Cruz Rodríguez. Había nacido en Ciudadela, una localidad ubicada en el conurbano bonaerense que pertenece al Partido de Tres de Febrero.



Ambos internos estaban de paso en la cárcel de Azul, ya que el día en que este crimen se produjo en una de las celdas de admisión del penal los dos iban a ser trasladados a unidades penitenciarias que están en Sierra Chica.



Le tocó a la fiscal Laura Margaretic instruir esta causa penal. Y también, la funcionaria judicial intervino en el juicio que por el caso se hizo. Un proceso donde el jurado popular dio lugar a su pedido para que Carabajal fuera condenado como autor de un homicidio simple.



Cuando la Fiscal indagó al acusado, el joven que después sería condenado brindó una versión exculpatoria sobre lo ocurrido durante ese incidente donde atacó a puñaladas a la víctima.



Esa misma versión fue la que Diego Prado, defensor Oficial, sostuvo en el debate. Pero no pudo convencer a los doce ciudadanos del jurado para que se inclinaran a favor de declarar a su defendido “no culpable” del crimen.



El abogado del recluso refirió en el juicio que el joven había actuado amparado en la figura penal de la “legítima defensa” cuando cometió el hecho. Una situación que fue descartada por los miembros del jurado, quienes tras esa breve deliberación terminaron condenando a Carabajal.



El mismo año, otro asesinato



Faltaba un día para que el año 2017 finalizara cuando la Unidad 7 volvió a convertirse en noticia por otro crimen.



Entre sus protagonistas, nuevamente la situación involucraba a dos varones que estaban privados de la libertad en el penal de Azul.



Pablo Emanuel Cordero, que cuando el hecho se produjo tenía 27 años de edad, fue procesado desde una Fiscalía local -la número 22- como el presunto autor de aquel asesinato, ocurrido en horas de la tarde del 30 de diciembre del año ya mencionado.



Al igual que con el homicidio sucedido en abril de ese mismo 2017, un cuchillo tipo “Tramontina” había sido el arma blanca empleada en el hecho, que tuvo como víctima a otro interno: un joven que tenía también 27 años y se llamaba Eric Alejandro Benítez.



Las crónicas relacionadas con este homicidio señalaban que la víctima y el acusado de este asesinato compartían celda en la cárcel de varones ubicada en el Barrio “El Sol”.



Una puñalada que lesionó el corazón de Benítez fue la que derivó en su deceso, ocurrido durante la misma tarde en que fuera atacado.



Aquel sábado 30 de diciembre de 2017, poco antes de la hora 17, se había registrado el segundo de los asesinatos que ese año hubo en la Unidad 7.



La celda identificada con el número 101, ubicada en el Cuerpo Central 2 del penal, fue el lugar donde la víctima resultó agredida.



Según diferentes testimonios colectados en la investigación penal que se iniciara, Benítez estaba recostado en su cama mirando televisión cuando Corderó lo mató.



Esa agresión, al parecer, estuvo asociada a que el imputado le había pedido un par de zapatillas a su compañero de celda. Pero como el joven se negó, en consecuencia terminó siendo atacado con el cuchillo que el agresor portaba en ese entonces.



Cuando aquella tarde fue asesinado, Benítez -que era oriundo del Gran Buenos Aires y figuraba con último domicilio en Ezeiza- cumplía en el penal de Azul una condena de ocho años y cuatro meses de prisión por un “robo agravado”.



Su deceso se produjo una vez que, gravemente herido, había sido trasladado al Hospital Pintos.



Cordero, nacido en Pilar, cumplía una condena de ocho meses de prisión por el delito de encubrimiento, la cual estaba próxima a vencerse cuando fue procesado por este asesinato. Un hecho por el que todavía no ha sido juzgado.



El homicidio más reciente



El dato insólito del asesinato que se produjo el miércoles que pasó en la Unidad 7 está relacionado con el lugar donde sucedió: la escuela del penal.



Considerada como un espacio ajeno a focos de conflicto que internos de una misma población carcelaria suelen protagonizar, quienes conocen de cerca la vida intramuros consideran que en esta oportunidad, de la mano de lo que fue este homicidio que tuvo como víctima a un joven azuleño, se vulneraron todos los códigos que existen a nivel intramuros.



Cuando José Ignacio Calonje, el fiscal a cargo de la UFIE, solicitó el viernes que pasó la detención del recluso que está acusado de cometer este hecho, al dar por demostrada la existencia del crimen por el que ahora está instruyendo una causa penal escribió que el mismo ocurrió el pasado miércoles 3 del corriente mes, cuando era alrededor de la hora 14.30.



“En el interior de la Unidad Penal número 7 de Azul, más precisamente en el sector de la escuela (dentro de la sala donde se cursa el Primer Año), el aquí imputado Almada Muñoz Alexis Darío le dio muerte a la víctima Silva Maddío Daniel Jeremías, a quien agredió con un arma de fabricación casera punzo cortante -comúnmente conocida como faca- con la cual le asestó una puñalada mortal en la zona del pecho (tórax)”, escribió el Fiscal en ese pedido a través del cual posteriormente el juez de Garantías Juan José Suárez le dictó la detención al marplatense procesado por este homicidio simple.



El titular de la UFIE señaló también que la lesión que sufrió Silva Maddío, que tenía 22 años de edad, afectó su zona “pre esternal derecha”, a través de una herida de “aproximadamente un centímetro” que le desgarró la arteria pulmonar y derivó en su deceso. Algo que se constató cuando -prácticamente-llegó sin signos vitales al Hospital Pintos, no bien fuera atacado y se lo trasladara desde la Unidad 7 al centro asistencial municipal azuleño.



Según testimonios incorporados a la investigación que se continúa sustanciando, los guardias del penal habían revisado a la totalidad de los internos que hace una semana habían bajado a la escuela a tomar clases.



Pero en medio de esa requisa, no fue advertido que tanto Almada Muñoz -de 21 años de edad- como Silva Maddío tenían ocultas entre sus ropas esas armas de fabricación casera con las cuales se enfrentaron.



La reyerta entre ambos internos se produjo en presencia de otros reclusos, de docentes y de guardias del penal.



Los agentes penitenciarios, cuando lograron separar a los presos implicados en este hecho, secuestraron las facas que los dos portaban.



Al parecer, un conflicto que existía entre los dos derivó en que, en una de las aulas de la escuela del penal, el joven azuleño fuera asesinado de un puntazo en el pecho por quien ahora está procesado por este crimen, a quien dos días después de ocurrido el hecho lo trasladaron -“por cuestiones de seguridad”, según voceros del SPB indicaron- a la Unidad 2 de Sierra Chica.





Al marplatense acusado de asesinar en la Unidad 7 a un preso que era oriundo de Azul, un hecho sucedido hace una semana, lo trasladaron a la Unidad 2, la cárcel de Sierra Chica donde ahora permanece. ARCHIVO EL TIEMPO


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