Un ingeniero y su familia se convirtieron en damnificados de un robo ocurrido en la vivienda de esta ciudad donde todos ellos se domicilian

De acuerdo con lo que ayer en diálogo con este diario el profesional azuleño contó, el hecho se produjo durante las primeras horas del domingo que pasó, en momentos que él, su esposa y las dos pequeñas hijas del matrimonio estaban durmiendo.

Una casa ubicada sobre la calle Malére, en la cuadra comprendida por las calles De Paula y Moreno, fue el lugar donde este ilícito se registró.

Durante el episodio delictivo, al menos un sujeto que ingresó a la vivienda se llevó dinero en efectivo, prendas de vestir, una computadora, artículos de tocador que halló en el baño del inmueble y hasta cervezas que estaban en una heladera.

El hecho sucedió en momentos que la familia dormía, cuyos integrantes en ningún momento advirtieron que delincuentes estaban robando mientras ellos descansaban en las habitaciones de esa casa en la que viven.

Ese mismo domingo que pasó, al descubrir el robo, el ingeniero radicó una denuncia en la sede de la Seccional Primera, iniciándose así el sumario penal relacionado con este episodio delictivo, que ahora se tramita desde la UFI 2 que en los Tribunales de Azul está a cargo del fiscal David Carballo.

Un testimonio

“Por suerte no nos despertamos, porque ahí no sé que hubiese pasado”, declaró ayer en diálogo con este diario Martín Iribarne, un ingeniero de 38 años de edad damnificado junto con su familia por lo sucedido.

Según señaló, no hace mucho que volvió a Azul para radicarse con su esposa y las hijas que ambos tienen: una nena de cinco años y otra de dos.

Hasta ayer Iribarne desconocía si los autores de este robo ocurrido en su casa ingresaron aprovechando que la puerta del frente no había quedado cerrada con llave o si ellos contaban con una ganzúa o llave similar que les permitió abrirla, teniendo en cuenta que no se constató daño alguno en esa abertura.

El ingeniero reconoció que ni él ni su esposa escucharon ruidos cuando los delincuentes estaban en la propiedad mientras ellos, al igual que las nenas, dormían.

“Nosotros, el sábado a la noche, nos acostamos como a las doce y media. A eso de las seis y algo mi mujer se despertó para ver si las nenas estaban tapadas. Ahí fue cuando vio que la puerta abierta”, recordó.

Para ese entonces, el robo ya estaba consumado y los delincuentes se habían llevado diferentes elementos de valor que hallaron en ese inmueble donde el ingeniero vive con su familia.

Una computadora, un disco rígido, ocho mil pesos en efectivo, prendas de vestir, artículos de tocador que hallaron en el baño, cervezas que estaban en la heladera y la cartera de la esposa del ingeniero, en cuyo interior la mujer tenía documentación de ella y de sus hijas, formaron parte del botín del que los autores de este hecho se apoderaron.

Además, del interior de la casa tomaron la llave de la camioneta de Iribarne, vehículo que en ese entonces se encontraba estacionado en la calle.

“A la camioneta la abrieron, pero no se la llevaron ni me sacaron nada. La llave la encontré puesta en la puerta del acompañante”, recordó ayer el damnificado.

También, los autores de este hecho abrieron el portón del garaje, donde había una moto, utilizando una llave que después el vecino encontró tirada en el pasto.

“A mi habitación no entraron, pero a las de las nenas sí porque después encontramos en el living un cajón de una mesa de luz que está en el cuarto de ellas”, contó el ingeniero en ese contacto que mantuvo ayer con EL TIEMPO.

Después de que los ladrones huyeron, Iribarne contó que ese mismo domingo por la mañana tanto la documentación de la familia como un bolso y una cartera de su esposa fueron quemados por los autores de este robo.

“Me enteré por un vecino que vive acá a la vuelta, en Moreno entre Malére y Bogliano. Me dijo que como a las cinco de la mañana había tenido que salir a ver porque le tocaron el timbre para decirle que habían prendido fuego en la puerta de su casa. Ahí fue que quemaron esas cosas”, refirió Martín Iribarne.

Esa misma mañana del domingo en que descubrió el robo en su casa el vecino radicó una denuncia en la comisaría primera. Después, a su domicilio concurrieron peritos de Policía Científica, con el fin de tomar rastros que sirvan para identificar a los autores de este ilícito.

Más allá de que nunca se imaginó que podía convertirse en damnificado de un robo como éste, y menos en Azul, Iribarne reconoció que estaba al tanto de que últimamente se viene hablando de que varios ilícitos de similares características al que lo tuvo como damnificado se han venido registrando en esa zona de la ciudad donde vive con su familia.

“En esta zona ya se venía escuchando de varios robos y de que se metían en algunas casas”, sostuvo finalmente en ese sentido.