El otro joven procesado por el brutal asesinato de Celia Edelma Wagner se negó a declarar cuando este miércoles fue trasladado a Tribunales para ser indagado.

En un principio, esa audiencia había sido postergada para hoy -según voceros allegados a la instrucción de esta causa penal señalaron a EL TIEMPO- por un pedido que el propio imputado había hecho para que lo patrocine un Defensor Particular.

Pero finalmente, durante esa indagatoria llevada a cabo en sede judicial el joven estuvo representado por un Defensor Oficial.

Después de que su aprehensión se hiciera efectiva el lunes que pasó, dos días después a que se registrara este brutal crimen que se le atribuye en carácter de coautor, voceros policiales y judiciales lo habían identificado como Gabriel Ignacio Magariño, un azuleño de 19 años de edad.

Al igual que el otro imputado, arrestado también hace dos días y llamado Facundo Emiliano López -de 22 años y oriundo de Ensenada-, en el Palacio de Justicia local Magariño fue indagado por el delito de “homicidio criminis causa”.

Así quedó caratulada esta investigación penal cuando el lunes el juez de Garantías Federico Barberena convirtió en detenciones a las aprehensiones de ambos sospechosos, medidas cautelares llevadas a cabo ese mismo día en horas de la tarde.

Laura Margaretic, fiscal en turno durante la feria judicial de verano, está interviniendo en un principio en el sumario iniciado después de que la víctima, que tenía 81 años, fue hallada muerta en la casa donde vivía sola, inmueble situado sobre la calle Burgos entre Neuquén y Chubut de este medio.

De acuerdo con lo que se ha podido reconstruir hasta el momento, la docente jubilada fue asesinada de un fuerte golpe en su cabeza que le produjo la fractura del cráneo en horas del mediodía del sábado.

Pero recién un día después su cuerpo fue hallado en el interior de ese inmueble donde residía.

En un principio se creyó que su deceso había tenido que ver con una muerte accidental, al sufrir una caída y golpearse la cabeza.

Pero ese mismo domingo en que su cadáver fue hallado, la autopsia a la que el cuerpo fue sometido reveló que la mujer había sido brutalmente asesinada.

Teniendo en cuenta los elementos incautados en poder de los imputados -en el marco de lo que fueron sus respectivas aprehensiones y, posteriormente, los allanamientos que se hicieron en los domicilios de esta ciudad donde residen- se pudo determinar que la víctima murió durante un robo.

Desde la Acusación se sostiene que, con el fin de ocultar la comisión de ese ilícito, a la jubilada ambos jóvenes la mataron, después de que le fuera dado un golpe en la cabeza con lo que habría sido un trozo de hierro.

Ante esas circunstancias, el hecho quedó caratulado a escala penal como un “homicidio criminis causa”, delito que, a modo de condena, contempla la pena de prisión perpetua.

Mientras que por ese ilícito López, el primero en ser indagado, había declarado cuando el martes fue llevado a Tribunales -ocasión en la cual, más allá de lo que fue su testimonio en esa audiencia, no hizo alusión al crimen propiamente dicho-, no sucedió lo mismo este miércoles con Magariño, que optó por no hablar.

Dos allanamientos

Si bien varios de los elementos robados a la jubilada después pudieron ser recuperados, se continúan buscando otros más.

En ese contexto, efectivos policiales de la Seccional Primera y de la DDI Azul, contando con órdenes dispuestas por el juez de Garantías Barberena, allanaron este miércoles una joyería ubicada en la zona céntrica de Azul y la vivienda del propietario de ese comercio.

En la joyería, situada sobre la calle Moreno entre San Martín y Bolívar, los investigadores hallaron e incautaron seis autos de colección, varios pares de aros, dos cintillos y dos alianzas de oro.

En tanto, en el inmueble donde reside el comerciante, ubicado sobre la prolongación Sur de la Avenida 25 de Mayo, no se encontraron elementos relacionados con esta investigación penal, aunque durante el procedimiento se incautaron cinco plantas de marihuana.

“Los allanamientos se hicieron después de que, por medio de análisis telefónicos y de comunicaciones desde el celular de Magariño, se pudo comprobar que, no bien el sábado salió de la casa de la víctima, efectuó una llamada al joyero. Las joyas habrían sido vendidas en esa joyería”, señaló a EL TIEMPO un vocero policial ligado a la investigación del hecho.

Todos los elementos que fueron incautados en el comercio serán exhibidos a los familiares de la docente jubilada que fue asesinada el sábado que pasó, con el fin de determinar con certeza si algunos de ellos fueron robados también en la vivienda convertida en escenario de este homicidio.

La filmación de una cámara

El elemento principal que condujo hacia López y Magariño como los presuntos coautores de este crimen fue el registro de una cámara de seguridad instalada en una casa situada en cercanías a la vivienda de la víctima.

A través de esa filmación fue posible observar a ambos jóvenes llegando, el sábado que pasó después del mediodía, en un automóvil Renault 9 de color blanco al domicilio de la jubilada.

Instantes después, se observa también en ese registro fílmico el momento en que ambos se retiran de la vivienda, luego de sucedido el homicidio y llevando diferentes elementos sustraídos a la mujer, entre los cuales había un televisor que después la Policía incautó.

Magariño conocía a la jubilada fallecida el sábado, víctima de este homicidio.

Según versiones incorporadas a la investigación penal, solía trasladarla en un remís a diferentes lugares.

En ese contexto, se cree que ambos autores de este violento crimen ingresaron a la casa de Celia Edelma Wagner sin ejercer violencia, valiéndose del conocimiento que la mujer tenía de uno de ellos: el joven que este miércoles fue indagado y se negó a declarar por este “homicidio criminis causa” que en carácter de coautor se le imputa.