Por Francisco Bariffi

“El Akelarre Cuir nace por una necesidad de reunión y creación de redes entre disidencias y corporalidades diversas de Azul y otros lugares del centro de la provincia”, dice Patricio, quien este año se encargó de cerrar la serie de presentaciones con su proyecto Putite de Mamá. En él combina una poesía cargada de humor con atuendos de drag queen y un dj set. Consecuentemente, la consigna que alineó cada acción artística fue “disidencias en resistencia” (entendiendo por disidencias a los grupos cuyas formas de ser y habitar el mundo desacuerdan con la ideología dominante, como lo es el caso de la comunidad LGBT+, o los movimientos por la liberación feminista). Tras dicha consigna no sólo se presentaron Patricio, y la banda Son Pololos de la que forman parte Vicente y Sebastián Sasadi, sino también los artistas Elvis King, Gorda Insurrecta, La Santa, Aylen Ferreyra, Camilo Ortiz, Lucas Uriel y Angie Ruiz, hermana de Patricio. Según sostuvo este último, se trata de “un espacio de horizontalidad y organización que está abierto a todos aquellos que quieran participar desde sus propias áreas”.

El jardín de la casa en la que los hermanos Ruiz crecieron, en donde se realizó el primer Akelarre Cuir en el verano del 2016, fue también la ubicación de esta nueva edición. El espacio logró ser de una atmósfera novedosa para Azul. No sólo se trató de la posibilidad de ver espectáculos de la noche porteña desde el jardín de una casa de familia de nuestra ciudad, sino de toda una propuesta estética y política a la que no estamos acostumbrados los azuleños.

difícil de creer que estuviéramos en Azul”, opinó Pablo Loustalot, de 20 años, uno de los tantos jóvenes concurrentes. Como otro entre ellos, tuve yo también esa sensación. Como si el espacio sirviera de punto de fuga hacia la alegría dignificante de las noches queer de Buenos Aires. En famosos centros culturales como Matienzo y Feliza suelen presentarse muchos de los artistas que participaron del Akelarre Cuir, incluidos sus organizadores.

Las actuaciones finalizaron alrededor de las dos de la mañana, pero la música no se detuvo en ese momento. Las luces en el jardín siguieron iluminando a quienes, acercándose a la barra o disfrutando de la música, pasaron de ser espectadores a participantes de una fiesta. Solo algunos nos quedamos hasta que llegó el amanecer, pero absolutamente todos consideramos la propuesta con la que Patricio se despidió del escenario: la de organizar la primera marcha del orgullo en la historia de Azul.