Nuestra mayor preocupación reside en que lo acontecido en las últimas horas en la Municipalidad, no es un hecho aislado de violencia institucional de la actual gestión.

Varias han sido las situaciones de amenazas, sometimiento, dependencia y persecución que han puesto de manifiesto, en varias oportunidades, empleados y empleadas municipales, y que se han materializado incluso en suspensiones y desafectaciones sin procedimiento administrativo previo.

La persecución laboral es abuso de poder y violencia laboral.

En las mismas expresan no tener más posibilidad de denunciar y defenderse dada la aplicación de la jerarquía del funcionario o funcionaria pública y, por sobre todas las cosas, dada la connivencia entre la gestión y el Sindicato de Trabajadores Municipales, que debería defenderlos.

Y más nos preocupa el temor que reina entre la planta municipal ante las posibles represalias a las que pueden exponerse en caso de denunciar abusos de poder y malos tratos.

Más allá de los avances de los últimos años en cuanto a la aplicación de medidas contra todo tipo de violencia, vemos que aún existe la necesidad del incremento de las instancias de formación y reflexión, centrales en la vida de toda institución, para lograr deconstruir la cultura patriarcal, en este caso, manifestada por funcionarios y funcionarias de la gestión, contrariamente al discurso que pregonan.

Ante la desmedida desigualdad en la distribución de poder que caracteriza la actual gestión, y los privilegios que esconden, vemos con urgencia la necesidad de un instrumentar protocolos de actuación ante situaciones de violencia laboral y abuso de poder que resulten de inmediata aplicación frente a la denuncia de la situación por parte de empleados y empleadas, garantizando la defensa y protección, la posibilidad de ser escuchados en igualdad de condiciones y un trato digno.

No podemos banalizar la violencia como tampoco alimentar un discurso punitivista, ya que reconocemos los límites y contradicciones del mismo, sobre todo en la aplicación ante conflictos generados por funcionarios. Y esto se debe, a que considera que la falta es una excepción aislada de una persona, desconociendo la responsabilidad política de toda una gestión de gobierno.

Por ello, proponemos un abordaje basado en el diálogo, los acuerdos y las medidas de reparación integral, que generan mejores condiciones para la no repetición de la problemática en cuestión.

Señor Intendente, de usted depende, usted es el responsable del comportamiento de todos los funcionarios y funcionarias, de mantener el equilibrio y la buena convivencia de los mismos para con los empleados, para brindar juntos, un mejor servicio a la comunidad.

Evolución Radical.