"El lenguaje claro en el Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires" es el libro publicado por Editorial Hammurabi esta semana, una obra dirigida por Sergio Torres -expresidente de la Suprema Corte de Justicia bonaerense- y prologada por Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española. Entre los autores que fueron convocados por Torres para esta obra se encuentra el juez azuleño Rodrigo E. Bionda.

De la edición, tanto en formato papel como e-book, también se encuentran Hernán Archelli, Silvia Eugenia Fernández, Gladys Viviana Krasuk, Jorge Walter López, Esteban Skratulia, Sergio Torres y Diego Javier Tula.

En diálogo con EL TIEMPO, el juez Rodrigo Bionda explicó que "este año se está lanzando la Red Panhispánica de Lenguaje Claro. Sobre esa base, Sergio Torres, que fue el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires hasta el año pasado, convocó a ocho funcionarios del Poder Judicial -jueces, fiscales, asesores de Incapaces, de diferentes fueros y Departamentos Judiciales-. En todos los casos, funcionarios que vienen trabajando en la implementación del lenguaje claro dentro del Poder Judicial Bonaerense a través de diferentes experiencias de implementación".

"La idea -explicó Bionda- fue elaborar una obra que sintetice las experiencias más importantes, más trascendentes en la provincia de Buenos Aires, con lo que tiene que ver con la implementación del lenguaje claro en el Poder Judicial bonaerense. Esto es, cómo se ha encarado y qué experiencias se han logrado, o qué desarrollo ha tenido y de qué manera se han materializado".

Al respecto puntualizó que "lenguaje claro es un movimiento mundial, e involucra a toda la administración pública. Hay una red de lenguaje claro en la Argentina desde el 2018, para lo que es la administración pública en general y el Poder Judicial en particular".

El magistrado que se desempeña en el Departamento Judicial Azul refirió que "se empezó a trabajar el lenguaje claro fundamentalmente como un vector de acercamiento entre la estructura y los profanos, con el objeto de contribuir a neutralizar esa distancia que ha habido durante tanto tiempo entre el Poder Judicial -sostenido, alimentado y retroalimentado por una elite- y el destinatario final de la prestación del servicio de justicia con la finalidad de para hacerlo un poco más accesible".

En efecto, "la accesibilidad es uno de los objetivos, pero sobre todo el lenguaje claro trabaja en torno a lo que es la transparencia y la publicidad de los actos de gobierno. En la medida en que se hace más asequible, es mucho más transparente y se cumple con mayor calidad la obligación de rendir cuentas", destacó.

Con respecto al estudio de su autoría, Bionda indicó que, "en el abordaje que hago en ese libro, contribuyendo con uno de los capítulos, procuré utilizar el lenguaje claro como excusa para plantear que lo que deben ser reestructurados no son sólo los textos, sino además la resignificación de los contextos".

"No sólo se llega a alguien de manera más amigable a través del lenguaje, sino también a partir de lo contextual", sostuvo, para indicar luego que, "por ejemplo, hay edificios que, arquitectónicamente, repelen, que no contienen ni acercan, sino que intimidan. Pensemos en un edificio que está denominado 'Palacio de Justicia'. Eso ya marca un poco la fisonomía, de un contexto -desde mi perspectiva- en vías de ser superado. El lenguaje claro, usado como excusa para resignificar textos, para que sean más asequibles, y que no sea un conocimiento monopolizado por una elite, pero fundamentalmente, los contextos"

Ello implica "resignificar contextos desde lo arquitectónico, desde lo actitudinal, desde todo aquello que haga que se entienda que la Justicia dejo de ser un lugar al que ir para tornarse un servicio a recibir e integrando a aquel que es el destinatario último de todo lo que hacemos como parte esencial del mismo". En ese marco, explicó Bionda, "es una obra como para mantener este tema en agenda".

El juez Bionda mencionó que "estoy en contacto con gente que milita esta idea del lenguaje claro en todas partes del mundo" y, en tal sentido, "recientemente hablé con una lingüista chilena y ellos acaban de lanzar, en una sinergia entre lingüistas y juristas, una obra de lenguaje claro en el Poder Judicial chileno. Muñoz Machado, que prologa la obra, es el actual director de la Real Academia Española. Es que, detrás de esto, hay un todo un interés de que estas experiencias se difundan, sean caja de resonancia en todas las instituciones".

Por otro lado, expresó que "también hay que tener en cuenta que esta es una obligación normativa. Desde 2018 hay una red nacional de lenguaje claro, pero también hay normativa, tanto nacional como en provincia de Buenos Aires, que obliga a las instituciones de la administración pública y al Poder Judicial en particular a empezar cuando menos a comunicar en términos de lenguaje claro; eliminando todo aquello que lo hace un artefacto cultural monopolizado por una elite".

"Siempre apunté al objetivo mayor, que es la resignificación de los contextos. El lenguaje es lo que nos permite colaborar a gran escala", subrayó Bionda. "En la pandemia hubo una sinergia y una colaboración de todos los seres humanos a gran escala, pero producto de un lenguaje o código en común. Y a partir del lenguaje es que nace el resto de los artefactos culturales que intermedian entre nosotros y la realidad".

Por ejemplo, explicó, "los derechos humanos no están en el ADN de nadie, pero sí fueron escritos a través de la lengua, que es el sistema operativo de la civilización".

"En el capítulo del libro lo que también abordo es lo que está ocurriendo ahora en cuanto a ciberataques, los ciberincidentes que se están dando. Por ejemplo planteo que la generalización del uso de la Inteligencia Artificial (IA), en algún punto, va a hackear al sistema operativo de la civilización, que es el lenguaje. Estamos transitando hacia un punto donde no se va a poder creer en nada", aseveró Bionda.

Analizó que "cuando hablo de hackear ese sistema operativo, no hablo solamente de hackear textos, sino además sonidos, imágenes. Pude verificar que hay aplicaciones de IA que a partir de treinta segundos de voz grabadas y de imágenes estáticas o dinámicas tomadas de fuentes abiertas -redes sociales-, permiten generar una videollamada y uno puede llegar a creer que está hablando con alguien que, en realidad, no es 'ese alguien', sino 'algo' producto de la IA".

Del mismo modo, observó que "hay una tendencia mundial, creo que producto de los movimientos pendulares que generan las modas, de muchos que se creen 'progres' por el sólo hecho de mencionar, por ejemplo en una entrevista, la Inteligencia Artificial, pero sin hacer un análisis del impacto contextual que eso va a tener. Pero, fundamentalmente, teniendo en cuenta las consecuencias negativas que tiene".

Desde su óptica, acotó Bionda, "para mí Internet empezó a morir. Si uno lo analiza, con el uso de la IA, con la producción de textos y contextos, Internet empezó a morir porque es una gran esfera, pero de producción humana cada vez menor; con lo cual pasa a ser, en algún punto, una ficción".

"El título del capítulo lo encripté con el código de la máquina Enigma, con lo cual es un título inentendible. Para poder entenderlo hay que contar con el código que revelo a lo largo del propio capítulo. Pero lo que quise significar con eso es que aquel que, con una cultura media a superior, lee un título que no entiende, esa frustración, ese desconcierto es lo que siente cualquier justiciable cuando se acerca a un órgano jurisdiccional, se le habla en términos que no comprende, se le dicen cosas que no entiende. La idea fue esa", explicó.

Por otro lado, "resignificar la importancia que tiene el lenguaje como sistema operativo de la civilización y como fuente que permite la creación de toda una serie de artefactos que intermedian culturalmente entre nuestra realidad y nosotros. También, la trascendencia que tiene la estrategia del lenguaje claro en la resignificación de los contextos, no solamente de los textos".

"Después contar un poco también cómo, siguiendo las guías normativas, las obligaciones legales en términos nacionales y provinciales, qué experiencias hemos llevado a cabo nosotros como para empezar a hacer tangible el lenguaje claro dentro de una institución que, durante décadas, se ha manejado en términos de discursos crípticos", puntualizó.

Ante una consulta en ese sentido, Bionda expresó que, "desde lo personal, la convocatoria de alguien que en ese momento era presidente de la Suprema Corte de Justicia y que tomó, de toda la provincia de Buenos Aires, solamente ocho magistrados, que venían llevando adelante alguna experiencia en lenguaje claro, y reunirlos en una obra, en la víspera de la presentación de la Red Panhispánica de Lenguaje Claro, creo que es un montón".

"Y más que nada -añadió el magistrado- para aquel que, como yo, no construye su día a día desde las instituciones, sino que lo hace desde el trabajo. Yo no formo parte de colegios ni asociaciones, ni nada que se le parezca. Lo único que tengo para sostener es lo que hago cotidianamente, el trabajo diario. En ese punto, la convocatoria para este libro es satisfactoria; como también la satisfacción propia de llevar adelante un proyecto colectivo y el intercambio que se genera en la elaboración de ese proyecto colectivo, con la finalidad de cumplir ese objetivo común".

En ese contexto "la verdad es que fue una linda experiencia, muy gratificante, que llevó un año; porque fui convocado en junio del año pasado y recién ahora el libro ve la luz. Siempre que se materializa un proyecto de esta naturaleza es algo satisfactorio. Hay un dicho de origen africano que dice: si querés ir rápido, andá solo; si querés llegar lejos, hacelo acompañado. Creo que en esta sinergia colectiva está una de las fortalezas de la obra".