Por Catalina Pace

Especial para El Tiempo

Oscar Mauricio Franco, más conocido como "Cacho", siempre estuvo ligado a los autos. Su padre tenía una agencia en la ciudad y fue y sigue siendo un gran ejemplo para él. Al acompañarlo en el trabajo decidió que era una buena idea encontrarse con este deporte, por lo que comenzó a subirse a kartings para entrenar y competir. Él confiaba en su papá y los consejos que le daba, y viceversa.

"Tuve una juventud activa gracias a la ayuda de mis padres, pude aprovechar todo lo que me pasaba. Es importante la convivencia con alguien que le costó mucho como a él, creo que le respondí de forma positiva", comenta Franco, cuando recuerda sus primeras carreras, de las cuales indica que le fue bien, que entraba en podio y que incluso ganaba alguna.

En 1967 empezó a competir con un Fiat 1500 que pudo acelerar en varios circuitos hasta subirse a otro modelo. Ese mismo año se formó la peña "Amigos de Cacho Franco" en nuestra ciudad, la cual se organizó para comprar un Torino que luego prepararon para que corriera en el Turismo Carretera. Tuvo un debut mejor de lo que creía, consiguiendo una brillante performance y otras varias buenas actuaciones con ese auto.

Rememora que en aquel momento las peñas como la que lo acompañaba a él se organizaban y colaboraban para comprar y acomodar automóviles. No recuerda cuánta gente formaba parte en ese entonces, cree que comenzaron siendo entre 15 o 20 personas, pero que se fueron sumando muchas más, las suficientes para que sus cuotas como socios cubriesen el costo de adquirir un auto.

Agradecía que la gente confiara en él no sólo para realizar semejante gasto sino también para bancarlo en cada carrera que tenía. Buscaba las mejores clasificaciones por él, por su familia y por su hinchada de Azul, que lo acompañaban tanto. Consiguió grandes actuaciones y con ellas llegó, en 1968, el llamado de Gastón Perkins para que forme parte de su equipo. Convencido le dijo que sí, por lo cual cambió de modelo y pasó a conducir una Liebre III.

En 1969 estaba bien posicionado en la competencia. Primero estaba Dante Emiliozzi, segundo Gastón y tercero ya estaba él. Sin embargo, en ese momento y tal como recuerda él, le llegó algo maravilloso para todos los corredores y para nuestro país: la Misión Argentina que corrieron en Alemania. En un principio su respuesta fue un no, por su posición en el campeonato de TC en el que podía adelantarse en las dos carreras que no estaban sus rivales más directos y así campeonar.

Pero Fangio lo volvió a llamar luego del accidente de Juan Manuel Bordeu en la carrera de Los Cóndores para avisarle que, ante esa baja, él tenía que ir como titular y no como suplente como estaba previsto. No se pudo resistir ante esa propuesta y fue el último integrante en confirmar el equipo argentino.

En este sentido, cabe recordar que Juan Manuel Fangio, acompañado por Oreste Berta, armó y dirigió tres autos Torino con tres integrantes en cada uno, querían hacer historia con una empresa nacional. "Cacho" formaba parte del Torino 3 junto con Eduardo Copello y Alberto Rodríguez Larreta.

Ahora bien, la Maratón en Nürburgring duraba 84 horas, es decir tres días y medio corriendo en un terreno que cuando llegaron no conocían y con un clima al que no estaban habituados, que era muy cambiante. "Fangio nos indicó todo lo que debíamos hacer, cómo agarrar las curvas, cómo memorizar el circuito", señala Franco.

De esta manera fue como más del 50 por ciento de la carrera los tres autos se mantuvieron en la punta. Luego el Torino 1 y 2 sufrieron algunas complicaciones que los perjudicaron en la competencia y se mantuvo en pie el 3. A su vez, "Cacho" señala: "También tuvimos algunos problemas, pero los pudimos ir solucionando. Ganamos esa carrera, pero el reglamento era muy exigente y por algunas cuestiones finalizamos en la cuarta posición."

- Comentanos acerca del viaje, cómo fue la relación con el grupo y esa experiencia.

- El trato era muy bueno, gran relación. Nos conocíamos desde antes de viajar porque coincidíamos en distintas carreras previas y ahí convivimos durante un mes, aproximadamente. Si antes nos teníamos cariño y respeto, desde entonces se familiarizó todo. El argentino es así, una persona sociable.

- ¿Cómo fue el momento posterior a esa hazaña? ¿Qué sintieron y cómo fue el reconocimiento de la gente?

- La mayoría volvió, pero algunos nos quedamos recorriendo unos días por Europa. Gracias a mi padre que me había dado unos dólares me pude quedar conociendo. Cuando fuimos a definir la fecha de regreso, en la oficina de la aerolínea había diarios de todo el mundo que mostraban noticias con el recibimiento a quienes habían vuelto. Estábamos muy emocionados, fue maravilloso. Lo mismo pasó cuando llegamos nosotros, pero en menor medida.

Luego, cuando Oscar llegó a nuestra ciudad lo acompañaron desde la entrada a la misma, por Avenida Piazza, hasta el centro. En ese momento no lo terminaba de dimensionar, sólo entendía que habían hecho bien las cosas. Y hasta el día de hoy le cuesta creer que era el piloto más joven, con tan sólo 24 años, y se emociona al recordar la bandera argentina flameando en Alemania.

Escribieron una página tan linda en la gran historia del automovilismo de nuestro país, que aún se sigue recordando y reconociendo en la actualidad. Tal es así que hace unos años se filmó la película documental de ese momento llamada: "La Misión Argentina". Este film lo tuvo como participante a "Cacho", quien recuerda que grabaron varias tomas.

Sin embargo, sus mejores momentos no terminaban allí. Todavía le faltaba volver a competir en el Turismo Carretera. Debía correr en Chivilcoy, donde se iba a definir el campeón entre Perkins y Emiliozzi. Para ese momento, Dante tuvo un accidente muy fuerte lo cual indicaba que no iba a poder participar y el campeonato quedaba en manos de Gastón por los puntos. De todas formas, con la tranquilidad de no tener que ayudar a su compañero de equipo ni de perjudicarlo porque ya se había consagrado, pudo obtener su primera carrera ganada en TC. Con un orgullo increíble ganó y quedó a tres puntos nomás del segundo, muy cerca.

Después de eso indica que tuvo otras satisfacciones deportivas, que tuvo invitaciones para participar en distintas carreras, pero también sufrió un accidente fuerte que lo dejó fuera de las pistas durante un tiempo importante. Desde ese momento intentó volver en diversas oportunidades pero sentía que no era lo mismo, que ya no podía dar su mejor versión, que no se sentía para correr.

De todas maneras se mantuvo ligado al automovilismo que hasta el autódromo de Azul lleva su nombre Oscar Mauricio "Cacho" Franco. Sigue asistiendo a carreras con su mujer y manteniéndose en contacto con conocidos. Además, celebra que con el avance tecnológico pueda ver este deporte mientras toma mate desde su casa, sino afirma que sería imposible ir a ver todas las carreras por distintos motivos.

- Más allá del automovilismo se emociona cuando habla de lo que logró y de la compañía que tuvo en cada momento, ¿en quiénes piensa cuando entiende todo lo que consiguió?

- Primero en mis padres. Pero además tengo cuatro trofeos que son mis hijos: Mauricio, María Laura, Marcos y Ayelén. Agradezco de poder disfrutarlos y ahora compartir mesa con siete nietos. Además, mis hijos tienen una madraza, que tiene un corazón increíble. Son el mejor premio que gané en mi vida.