16 de junio de 2025
Desde chico comenzó en el ambiente de los fierros. Después, con los años se convirtió en un carismático protagonista de este deporte, tanto a nivel zonal como nacional. Corrió en motos, en Fort T y entró en la historia luego del recordado título en la Promocional del Centro en 1975 a bordo de Renault Gordini, inmortalizado como el "Charito". En esta nota, el perfil de este personaje que hizo de todo para poder subirse a un auto de carrera, como así también para estar cerca de estos.
Decir el apellido Abidin, es asimilarlo inmediatamente con el automovilismo regional. Su gran labor con el volante o en la parte de la mecánica lo catapultó al más alto de los reconocimientos. Trabajador incansable y fiel ladero de las categorías zonales, a tal punto que soñó con crear una categoría y tiempos después esa idea llegó a la pista.
En esta entrevista exclusiva con EL TIEMPO, conocerán la historia de Antonio Abidin, quien habló de su oficio, de lo que aprendió a lado de Carlos Tártara, de los comienzos de la Promocional del Centro, junto a otros temas y protagonistas.
En todas las categorías de las que participó, construyó una leyenda. Así repasamos la vida tan especial del hombre que tiene un recorrido plagado de anécdotas: desde las carreras en motos, pasando por el Ford T, hasta los impedimentos de hacer historia en el Turismo Carretera (TC), siendo parte de los equipos de trabajo de Juan Francisco Arrechea, Fernando Herraiz y Rubén Pedro Muñiz.
La historia de este protagonista comienza el 16 de septiembre de 1942, fecha de su nacimiento. No nació en un nosocomio de esta ciudad sino que lo hizo en uno de Esquel, Chubut, donde su familia estaba radicada. Luego su padre se trasladó a Resistencia, Chaco, donde estuvo hasta los 10 años ya que a esa edad llegó a Azul, donde su primera ocupación fue trabajar en una confitería ubicada al frente de la plaza San Martín y, cuando tenía 12 años, se sumó al taller de Don José Tártara, el padre de Carlos, con quien andaba todo el día.
Ahora ponemos en marcha y arrancamos con estas preguntas:
-¿Cuál fue tu primer contacto con un auto de competición?
-Mi experiencia la fui adquiriendo de la mano de los Tártara, padre e hijo. Primero, con tan corta edad, barría el taller o ayudaba en lo que podía hacer. Lo que hice en mi vida después, o lo que sea respecto a mí trayectoria deportiva, se lo debo a Carlos Tártara, a quien le agradezco infinitamente. Porque él me fue llevando de a poco. Primero fui copiloto de él cuando corría en Turismo Mejorado, y después, cuando me baje del auto, él mismo me fue presentando a distintos preparadores, con grandes pergaminos, quienes fueron abiertos conmigo y me compartieron su experiencia. No se guardaban ningún secreto. Uno de ellos era el "Mago" de Ugarteche (apodo que se ganó por tener su taller en esa calle en el Barrio Palermo, Bs. As.), Alberto Gómez, quien era jefe de equipo de Peugeot. Me explicaba todo, desde la carburación hasta todo lo que se relacionaba con la mecánica. Era un libro abierto.
Con esa sabiduría que fui adquiriendo, gracias a los contacto de Tártara, le terminé preparándole su Peugeot, cuando formaba parte del equipo oficial de la marca que tiene como símbolo el león.
No sólo con eso me ayudaba, sino que también me compraba libros que explicaban la preparación de los motores.
-¿Y qué recuerdos tenés acerca de los Grandes Premios que corrías con Tártara?
-Bueno, mi experiencia con los autos también se la debo a él, por los momentos vividos en los grandes premios del Turismo Mejorado. Anduvimos por muchos lugares. En ese tiempo, uno se iba con el auto de carrera andando por la ruta y volvíamos de la misma forma. Eran pocos los que tenían auxilio. Sin embargo, como recuerdo te puedo decir que andábamos rápido y era un tipo muy querido ¡oíste! Y al respecto, en un Gran Premio de 1963, Tártara traía lindo al Peugeot, pero terminamos abandonando porque se nos cortó el cigüeñal. Pobre 'Carlitos', qué amargura tenía, estaba tristísimo. Entonces lo vinieron a ver varios pilotos que lo consolaban, entre ellos Ricardo Bonanno, Carlos Pairetti, Oscar Cabalén, José 'Pepe' Migliore y Oscar Calandra, a quien vi tomando mates en plena carrera.
-¿Cómo?
-Nosotros paramos a cambiar una cubierta y Oscar (por Calandra) venía con el mate en la mano (en ese momento me hizo la mímica de cómo tomaba el mate). Qué linda época.
-Definime a 'Carlitos' Tártara
-Era un tipo maravilloso, corría lo que se presentaba. Estando en el taller, también le preparé el Volkswagen, conocido como el 'Escarabajo' cuando se corría en una categoría VW Standard. En esa divisional, salimos varias veces segundo y tercero. Y después el Peugeot 403, también nos trajo grandes satisfacciones, siendo la mejor cuando ganamos en Mar del Plata, conocido como la 'Vuelta de Mar y Sierra'.
Otro dato, es que gracias a él conocí a Juan Manuel Fangio. Fue en 1963, cuando el TC tenía su cita en Olavarría, donde el quíntuple campeón de la Fórmula 1 aprovechó para hacer debutar a la 'Coloradita', una cupé Chevrolet que alistaba Rubén "Toto" Fangio (hermano de Juan Manuel), con motor armado por Ernesto Polverino y que tenía como conductor a su coterráneo Juan Manuel Bordeu. Sin embargo, un día antes de esa carrera, recordada también por la muerte de Juan Gálvez, en el taller de Tártara, quien era amigo del balcarceño, le estuvieron haciendo arreglos al auto porque fallaba y para su corrección vino Polverino con la máquina de medir los resortes de válvula y estas estaban débiles. Mientras ellos trabajaban, yo sólo colaboraba con alcanzar las piezas o cebaba mates. En ese momento, el único que podía estar dentro del taller era yo, estaba cerrado para que nadie supiera que adentro estaba uno de los máximos ídolos del automovilismo argentino. Después, de ahí nos fuimos a la quinta de Tártara, donde yo atendía al 'Chueco' personalmente porque era mi ídolo. Con él me saqué una foto, junto a Mario del Riego, quien hace años que está en Córdoba.
Arriba. Abidin, junto con Marcelo "Chelo" Tártara, el hijo de "Carlitos", una leyenda del automovilismo de Azul. Abajo. Este protagonista aparece en la siguiente foto junto al "Turco" como copiloto.
-¿Estuviste presente en esa carrera que será recordada por siempre por la muerte de Gálvez?
-Se llevaron la cupé para dejarla en Parque Cerrado. Entonces me quedé limpiando el taller y me ganó el cansancio y me dormí. Me desperté como a las 5 am y ya se habían ido todos. Entonces me fui a la casa de mi novia, hoy mi esposa, que casualmente nos conocimos en el taller de Don Tártara. Allí, escuché por la radio el accidente de Juan Gálvez, otro que era mi ídolo.
-¿Qué te motivó ser piloto de carreras?
-Estar tanto tiempo en el taller, me llevó a entusiasmarme con los autos de carrera. Cuando 'Carlitos' dejó de correr en Turismo Carretera, yo estaba embaladísimo con los autos de carrera.
-¿Cuál fue la primera categoría que lo tuvo como protagonista?
-Un 25 de mayo de 1957 había una carrera de motos en Azul y los amigos de Carlos, mi patrón, lo jorobaban para que me preste su moto, la cual yo usaba para hacer mandado por la ciudad. Y bueno, me la prestó y gané. Así empezó todo. Esas carreras se hacían en el Parque Sarmiento. Tenía como rivales a 'Tito' Cruz, otro que corría era 'Pichi' Maineri, entre otros. Yo era uno de los más chicos, pero tenía el apoyo del patrón. No había cumplido los 15 años cuando debuté.
-¿Las pistas de motos dónde estaban?
-Tártara también corría en dos ruedas en esa época, mediados de los '50, y me llevaba con él a todos lados. Por ejemplo a Olavarría, Bolívar, Tandil, donde gané dos veces, y Chillar. En moto gané 16 carreras, a tal punto que si observas el taller ves copas, copas, copas... Además, regalé trofeos a los 'pavote'. Sin embargo, nunca fui muy visible. No tenía peña. Éramos cuatro o cinco muchachos y nada más. Nos defendíamos, como podíamos.
-¿Cuándo debutaste con el Ford T?
-Fue rara mi presentación en esta categoría. Primero no me dejaron salir del trabajo temprano porque teníamos que terminar un trabajo urgente. Sin embargo, tuve la suerte que en ese momento había un hombre que andaba con avioneta fumigadora y fue el encargado de llevarme a Bolívar. Hamilton era una lagrima al lado mío jaja. Y llegamos, así fue mi debut con los Ford T en una pista que no terminó por culpa de la tierra. No se veía nada y cuando llegue a una curva, lo pasé a (Arnoldo) 'Titina' Zabalza como 'colectivo lleno'. Lo encontré parado, entonces lo pasé y seguí, pero a los pocos metros cortaron la carrera, creo que sucedió en la tercera o cuarta vuelta. Luego, la entrega de premio se realizó arriba de un acoplado y fue el presentador que me llamó para que ocupara el podio. Y esto se lo debo al chillarense porque cuando le iban a dar el trofeo, éste les dijo: 'No, este chico me pasó'. Un ídolo. Aunque compartí poco con él en las pistas, porque ya estaba dejando de correr. Recuerdo que su Ford T andaba lindo, pero siempre le pasaba algo. Después con los años nació una amistad.
-¿En esa categoría coincidiste con Oscar Mauricio Franco?
-Con "Cacho" Franco tuve una agarrada linda en Chacarita. Me buscaba por todos lados y no me podía pasar con el famoso 'Zorrino'. Cuando le estábamos por sacar una vuelta a un muchacho de Sierras Bayas, se me cruzó justo en la curva cuando lo estaba por pasar; así que lo monté en una rueda y salí disparado, a tal punto que con la trompa corté el alambrado campo afuera. Por ese motivo, se acabó la carrera. A mí no me pasó nada, ni tampoco al público, por suerte. Después se armó un 'tole, tole' porque el viejo de Franco (conocido como Franco D) se enojó conmigo porque yo no lo dejé pasar a 'Cacho' y a mí eso me asustó, hasta que 'Pepe' De Urraza salió en mi defensa y lo enfrentó. Era mi guardaespaldas ja...
También vivimos lo mismo en Chillar, donde peleábamos 'hacha y tiza'. En esa jornada, ganó 'Carlitos' Arrastua (el tío de Ariel Robbiani, ex piloto de TC), segundo yo y tercero 'Cacho'.
Con Franco, nos conocemos desde de chiquitos porque trabajaba con el papá, en su concesionaria.
-¿Hicieron alguna travesura?
-Una noche, 'Cacho' le sacó el Volkswagen al padre y salimos. Bajando el puente de la Colón, la curva era más cerrada, no era como ahora tan abierta, y éste ya venía con toda la locura de fábrica ¿viste? Y encaró nomás. Terminó despistándose y tuvo suerte de no volcarlo. Además, zafó de no dañarlo, sólo se torcieron dos llantas ¿Qué hacíamos? Porque al otro día Don Mauricio viajaba a Buenos Aires ¿Cómo iba a viajar con las llantas torcidas? Por suerte encontré la solución a través de mi amigo 'Rodi' Duarte, que tenía el mismo auto. Entonces fuimos y le contamos lo que nos había pasado y nos prestó la rueda de auxilio y más la rueda de auxilio del auto que tenía el viejo de Franco, las cuatro ruedas estaban sanas. Y así viajó a Buenos Aires, pero sin auxilio y con las ruedas de distinto color. El tema fue que después no me devolvía la rueda y Duarte estaba desesperado por la misma (risas)
-Definime a Arrastua
-Era muy buena persona, éramos amigos (falleció el 15 de enero de 1972 probando en Chillar). Mirá... Yo estaba haciendo un Ford T para Roberto Di Blasio (se dedicaba a hacer muebles) y con Santiago Raffaelli, mi cuñado, se nos ocurrió córtale la boca y le mandé 'doble boca'. Con este cambio, Di Blasio debutó en Chillar. Allí, entró muy fuerte en una curva, pisó el talud de tierra y salió volando. Se desarmó él y el auto. No corrió nunca más ¡Pobre Roberto! Luego ese auto se vendió en Comandante Nicanor Otamendi. Enterado de la venta, 'Carlitos' fue corriendo a comprar el motor porque éste andaba, era picante...
Hace varios años, en una carrera que se hizo en la vecina localidad, precisamente en el circuito del Club Huracán, su dirigencia realizó una demostración de Ford T con la presencia de 'Titina' Zabalza de un lado y del otro estaba el 'Loco' (Hugo) Rodríguez que casi lo choca. Después estos autos estuvieron en exhibición y ahí en uno de estos volví a ver el motor que le había vendido a un campeón de Otamendi.
"Conmigo, Torrens salió primero subcampeón y después campeón en 1977"
-¿Por qué no estuviste en la primera carrera de la Promocional del Centro?
-Esa se realizó el 8 de octubre de 1974, año que nació la Promocional. Sólo participé como colaborador ya que con un grupo de amigos compramos un Renault Gordini para que lo corra Jorge Sarasola. Se lo preparamos y corrió acompañado por Rafaelli. Dos locos ja. Sarasola levantaba el pie del acelerador y Rafaelli se lo pisaba con el pie izquierdo ja. Llegaron segundo, creo. Después al año siguiente a Sarasola le tocó el servicio militar y el auto quedó sin piloto. Entonces, los muchachos del taller empezaron a decirme: "Dale Antonio, córrelo vos". Hacía años que no corría y terminaron convenciéndome. Me subí al auto y terminé siendo el primer campeón oficial de la categoría, que el año pasado cumplió medio siglo de vida. Fue mi único año como piloto porque decidí dedicarme al taller. Finalmente, el 'Gordo Brescia terminó comprado ese auto.
-¿Alguna anécdota de tu paso como piloto por la Promo?
-Muchos me hacen recordar el séquito de guardaespaldas que tenía, que era muy importante jaaa. No los podía parar. Esos locos le gustaban más pegar, que el asado. En una carrera iba ganando y por detrás venía 'Carlitos' Torrens. Entonces, ¿qué hacía? Se lo hice a Emilio Parisi también, quien se la comió ja. Cuando llegaba a la curva me preparaba y le tocaba el freno, apenitas nomás. Mientras que el otro, hacia la frenada a lo brusco. Y por esta picardía sacaba unos cinco metros de ventaja. Lo habré hecho dos o tres veces, hasta que 'Toto' no me respetó más, me pegó un palo y me tiró a la mierda. Cuando terminó la carrera, 'Carlitos' asustado se metió a boxes ¡Vos podés creer que tenía un cuñado que era hincha del 'Toto' (por Santiago Rafaelli) y los otros dos hincha mío! Estos últimos corrían a Torrens para pegarle trompadas y el otro lo quería defender. En un descuido, 'Toto' se subió al auto y se fue a la mier...
-¿Después le preparaste el auto de carrera?
-Al siguiente año, Torrens se aparece por casa y me dijo: 'El auto mío no anda. Usted me lo puede hacer andar'. Y le respondo: ¡Cómo no te lo voy a armar! Lo único que te pido es que te portes bien ¿no?
Cuando echaron al Espantito
-¿A qué te referías con portarte bien?
-Que se porte bien en la calle... (con guiño). Una vez me hizo calentar. Por horas estuve trabajando en el auto de él en el taller y éste ni había aparecido, hasta que lo fui a buscar al boliche ¿Sabés cómo lo saqué? Claro, a veces uno hace cosas que a veces la gente te tilda de loco. En ese momento yo le estaba trabajando gratis en el auto, sin cobrarle un mango, entonces me molestaba que estuviera de 'joda'. Y bueno, después de ese momento, se empezó a portar bien e incluso lo ayudé con su estado físico. Después de cada prueba ¿Sabés cómo llegaba a casa? Se bajaba del auto, por ejemplo, cansado, transpirado y le digo: 'Toto, así no se puede, estás fuera de estado'. A partir de ese momento, empezó a hacer ejercicio con la soja, pero primero le tuve que enseñar a hacerlo. Después de eso, Torrens se bajaba del auto fresco como una lechuga. Contaba todo sobre la carrera, porque estaba sobrado de aire. Conmigo, salió primero subcampeón y después campeón en 1977.
¡Qué personaje era! Con él corrí la última carrera como piloto (en autos con techo) el 8 de enero de 1980 cuando se realizó la edición de 'Dos Pilotos' y fuimos los ganadores. Recuerdo que en esa competencia tenía que largar Torrens por ser piloto titular, pero éste decidió que lo hiciera primero, entonces le hice caso. Después de tantas vueltas, pusimos a prueba el ensayo que habíamos hecho días atrás cuando teníamos que hacer el cambio de piloto. Y nos salió a la perfección, fueron 15 segundos, mientras que el resto tardaba un minuto. O sea, que sacamos casi la vuelta con el cambio entre pilotos. Y el "Beto" Rafaelli, mi cuñado, le había jugado, no sé a quién, un asado ensillado que le sacábamos la vuelta a Parisi, quien hizo dupla con un chico que corría en Fórmula Cuatro, Dante Atilio Di Salvo. Justo, Torrens salió detrás de ese piloto y mi cuñado estaba como loco, porque pensaba que iba a ganar el asado. Sin embargo, no contaba con la complicidad del 'Toto, que cada vez que pasaba por boxes le hacía con la manito que 'No lo iba hacer'. No sabés la calentura que tenía mi cuñado. Después, cuando terminó la carrera, lo corría alrededor del auto y éste lo cargaba diciéndole que le iba a ayudar con pagar el asado.
-¿Contame la historia del Espantito?
-Era un Fiat 600 que en Olavarría lo bautizaron de esa manera. De espanto, por lo que andaba. Lo manejaba Fernando Herraiz. Donde pisó, ganó ese auto. Fuimos a correr a Buenos Aires (utilizaban el N° 5) por la categoría Standard Mejorado. Recuerdo ver una foto, donde el 'Fitito" llega a la primera curva, sacándole 50 metros al segundo. Y eso no le gustó ni medio a las autoridades de la categoría. Ganamos tres carreras, pero después no terminaron echando. Recuerdo que estábamos en una entrega de premio y dijeron: 'A los paisanos de Azul, les decimos que no vengan más. Porque lo vamos a desclasificar por cualquier cosa. No puede ser que trabajemos toda la comisión para organizar una carrera y ustedes vienen el domingo a la mañana y se llevan todo'.
A pesar de tener una 'autazo', corríamos de corazón, casi sin publicidades. En mi caso, trabajaba todo el día en el taller atendiendo a particulares, y después, desde las siete de la tarde, cerraba la puerta y trabajaba en los autos de carreras.
"Teníamos el auto listo y no teníamos para comprar la bomba de nafta"
-¿Fuiste dirigente?
-A principios de los '80 fundé la Asociación de Pilotos y empecé como promotor de la misma, vendiéndola en varios lugares de la región. Desde General Alvear, hasta Cacharí, Chillár, Bolívar, entre otros. Lo hice durante dos años, que fueron a los 'ponchazos'. Me cansé, lo dejé y después pasó a manos de los olavarrienses, conocida en la actualidad como la Asociación Pilotos Promocionales del Sudeste (APPS).
-¿Cómo llegaste al TC?
-Por intermedio de Juan Francisco Arrechea, quien llegó al taller con el Chevrolet y me dijo: 'Me lo tenés que preparar'. Enseguida le digo que lo mío era la mecánica simple. Se rió y se marcha diciéndome: 'Vos te das maña'. Se fue y me dejó el auto.
Lo preparé y lo fuimos a probar a la Ruta N°60, pero fallaba por culpa de las la bujías, que eran viejas. Mirá que yo le hacía de todo: las limpiaba, las calentaba, de todo...Las quería hacer andar sí o sí, pero nada. Entonces, María Petitt, en ese momento la novia del 'Vasco', me dijo: 'Me voy a buscar una'. Al rato se trajo seis bujías nuevas. Se la colocamos al 'Chivo' y salió ¡Pa! Lo que andaba ese Chevrolet.
En esa época, andábamos con poco presupuesto. Sin embargo, hacíamos lo necesario para estar presente en el TC. Recuerdo que una vez fuimos a correr al circuito semipermanente de La Plata, donde venía segundo, pero la alegría duró poco porque entró a boxes fallando. Ahí digo: 'Pará, pará, sonamos, algo se rompió'. No salió a pista y nos volvimos a Azul, donde en el taller sacamos la tapa de válvula y se había aflojado un registro de bala ¡Qué calentura! Después, no sé qué invento hicimos y empezó a andar el Chevrolet. Arrechea estaba contentísimo. Pero, otra vez duró poco ya que probando en la 60, se voló una biela. En ese momento se me acerca Fernando Herraiz, que corría con el Chevrolet que le hacía Antonio Constantino, y me dijo: 'Esas bielas livianas no van, donde agarra vuelta, se vuela todo a la mierda'. Y en una charla con el 'Vasco', le digo de comprar las bielas y éste, primero me mira sorprendido y luego me responde: '¿Con qué plata la voy a comprar?'. Así que al Chevrolet lo armábamos con lo que teníamos, hasta que Juan Pellegrini, oriundo de Carmen de Areco, le manifestó lo siguiente: 'Si termina entero el auto, te lo compro'. Una propuesta re contra positiva, ante un Arrechea que necesitaba la plata. Entonces en esa carrera salió octavo o séptimo, no recuerdo, pero cambio su forma de manejar para no romperlo, porque no se podía perder la venta. Antes, en las anteriores carreras se quería ir para arriba como sí nada.
-Después de Arrechea ¿Quién vino?
-Le hice el Dodge a Fernando Herraiz. Le hice un 'autazo', un motor de la gran p... Mi método mío era ir siempre revolviendo. Es decir, que en ese tiempo recorría los talleres de los preparadores y conversaba, entonces en base a eso uno iba adquiriendo experiencia. Armé una 'Chancha' muy linda, pero nos falló la parte económica. Teníamos el auto listo y no teníamos para comprar la bomba de nafta. Nada, de nada.
Una vez estuvimos en San Miguel del Monte. Le digo a Herraiz: 'Pega dos vueltas 'tranquilito' y entrá a box, para analizar cómo andaba esto (por la Dodge)'. Pegó dos vueltas y entró. Cuando me observa, enseguida me dijo: 'Antonio, no pasa las 7000 vueltas'. Se había vencido los resortes.
Otra, en dicha jornada habíamos ido con un colectivo de Roselló de Olavarría, que éramos muy amigo. El mismo tenía una cocina y dejamos un lechón para que se vaya cocinando. En ese momento, mientras Herraiz entraba a boxes, su acompañante se iba derecho para el colectivo para controlar la comida. Así, lo repitió varias veces ja.
-Correr no era para cualquiera...
-En esa época, todo era caro: las gomas, el aceite, etc. Por lo que en las peñas pasaban el gorro hasta tres veces para ver si llegaban al valor de lo que te nombré anteriormente. Nosotros siempre sufrimos ese problema. Mayormente los gastos se pagaban de forma particular. De todas maneras, Fernando Herraiz consiguió que Faneco le diera cuatro gomas por carrera, pero al mismo tiempo le aclaró que, después de andar, no lo deje parado sobre la gomas porque éstas se deformaban. Entonces con este juego nos fuimos a correr a Balcarce. Nosotros hicimos los deberes, pero mirábamos con unas ganas los box de Roberto Urretavizcaya y Roberto Mouras, porque cada uno tenía por lo menos diez cubiertas lisas.
"Pedersoli es un pijotero"
-¿Cómo termina tu estadía en el TC?
-Mi cierre en la máxima categoría del automovilismo nacional termina con Rubén Pedro Muñiz de La Plata, pero también seguía con el mismo problema: 'Falta de presupuesto'. Claro, el automovilismo de elite nunca fue para pobre. Ahí, hay que poner plata y poner plata.
-¿A través de este auto conociste a Omar Wilke, histórico y exitoso preparador de motores de competición?
-Cuando me traen el Dodge del 'Indio' Muñiz, encuentro una leva gastada. En realidad, me lo trajo porque ya no tenía más plata para que se lo atienda la dupla Pedersoli-Wilke. Entonces, con esa pieza me voy para Buenos Aires, a los de Rafael Balestrini, también reconocido preparador de motores de competición que en ese momento trabajaba con los principales pilotos y equipos de TC. Se la deje y a la dos semanas me la devuelven, supuestamente arreglada. La pongo en la Dodge, la mido, pero no era la misma leva, era de no creer. Me la modificó. Viajo otra vez para hacer el reclamo y, justo, cuando llego al local me encuentro con Wilke y enfrente de él, le digo Balestrini: 'Mirá, yo te traje esta leva para que la retocaras, pero vos me retocaste todo y no es la misma leva'. '¿Cómo qué no?', me porfiaba y empezamos a discutir. Y ahí intercedió Omar, primero miró a la leva y luego lo miró al 'Gordo' Balestrini. Fue como si con la mirada le hubiese dicho algo. Entonces, éste se hizo cargo del error, finalmente la corrigió y me terminé llevándome la leva original. Mirá las agachadas que hay en este ambiente. Sin embargo, aclaro que Wilke es un señor, pero de Pedersoli no puedo decir lo mismo.
-¿Qué te pasó con él?
-Formé parte de un equipo que le terminamos ganando un campeonato. En esa oportunidad, trabajé muchísimo en el auto de (José) 'Pepino' Malisia, de Tandil, que después corrió en TC. En esa época, corríamos en los zonales con las famosas cafeteras reunidas en la categoría Mar y Sierra, época que el 'Loco' Rodríguez la rompía ('No se lo podía vencer a Pelayo'). Me pongo a trabajar en conjunto con otro colega y, entre los dos, lo fuimos mejorando al auto de 'Pepino' hasta que pudo conquistar el campeonato de 1978. Por este título, Malisia realizó un festejo grande y, entre los invitados, estaba Pedersoli, quien se había ganado su respeto por haber trabajado en el equipo General Motors (GM), además de estar ligado con Roberto Mouras. Sin embargo, en esa década también atendía autos de Mar y Sierra porque le preparaba el auto a Aló de Pigüé y Alberto Castelo de Laprida. Precisamente, en la cena me pongo a charlar con él y lo provoco diciéndole que el año que viene lo íbamos a pasar por arriba. Mientras él decía todo lo contrario, que los ganadores iban a ser ellos. Entonces hicimos una apuesta, que era pagar un asado para 20 personas. Finalmente, el año fue redondo para nosotros y 'Pepino' se quedó con el bicampeonato. Por este motivo, me le acerqué varias veces a Pedersoli y le decía: "Loco, pagame el asado". Mierda, me iba a pagar, era terriblemente pijotero.
-¿Fuiste uno de los promotores para naciera la Fórmula Azul?
-La idea comenzó en 1987 cuando armé unos 'cañitos', que se integraron al Minicross, que pertenece a las Mayores del Sudeste. La experiencia fue buena porque logramos salir campeón con Horacio Calafate, quien corría con un Fórmula armado en nuestro taller.
Cuando empezó a correrse el "boca a boca", con un grupo de preparadores y pilotos locales se oficializó la categoría en 1991, año que comenzó a llamarse Fórmula Azul, que tuvo su primera vez en "La Bota", donde se presentaron sólo cuatro autos y después la cantidad de los monoplaza fue creciendo. En ese momento, para poder hacer la categoría, los 10 primeros chasis lo hice al costo. El que me dio una manija bárbara fue Osvaldo 'Charango' Spitale, quien fue el primer campeón de la Fórmula; Javier D' Alessandro y Horacio Calafate, quien a su monoplaza lo había pintado como los autos oficiales de los Fórmula Renault, con los colores amarillo y blanco.
-Siendo un sueño tuyo ¿Pudiste correr en Fórmula Azul?
-Sí señor. Con esta categoría volví a las pistas como piloto. Mi presentación fue en el circuito de Benito Juárez. En esa carrera, yo estaba totalmente fuera de foco. Además, era el veterano para el resto de los pilotos, quienes con cargadas me lo hacían saber. 'Mirá el viejo cómo anda'. Sin embargo, la magia no se me había desaparecido y arranqué ganándome el segundo puesto, pero después quedé en el último lugar por culpa de un trompo. Recupero puestos, pero otra vez hice un trompo. Había un banderillero que estaba en una curva, que se había hecho hincha mío. Justo estaba en un curvón que lo hacía con una marcha más alta que los otros. Es decir que a la curva la encaraba en cuarta y me iba a la mierda. A la siguiente vuelta, con el mismo cambio, buscaba otro radio, un poquito más abierto, pero volvía a fallar y otro despiste. Finalmente, en la última vuelta, la doblé en tercera y el banderillero me aplaudía por el logro. Y bueno, cuando llegué a la meta se produjo una ovación porque todos se reían porque el 'Viejo' cumplió y, si no me equivoco, llegué tercero o segundo.
-Ahora, mirándolo de afuera ¿Por qué crees que se achicó tanto el automovilismo local?
-El problema que tiene Azul es que hay poca gente que le apasione el automovilismo y es una actividad difícil por el factor económico. A veces hablo con los pilotos de ahora y me dicen que hay que poner mucho dinero para estar en una competencia, sea Promocional del Centro o Fórmula Azul.
-¿Me imagino que hace dos temporadas seguiste la campaña de tu nieto?
-Sí, sí... Ahí volví a las pistas, pero lo hice como un simple espectador, sobre todo porque corría mi nieto Facundo Abidin, hijo de Angel Abel, conocido por muchos como 'Cali'. Era hora que se defiendan ellos. Colaboré con lo que pude. Por suerte lo coronó con un campeonato en 2023 sobre un torneo que nació de un sueño mío, donde busqué recuperar esa mecánica que andaba tirada por los talleres. Es más, hicimos el reglamento entre cuatro o cinco muchachos fierreros para que no se altere, para que sea barato y estándar, pero después las reglas del juego se fueron cambiando y, en mi caso, me terminó alejando de las pistas.
-Definite como persona.
-Me consideró un buen tipo, normal. Con mis altibajos como cualquier persona. Soy muy tranquilo, pero cuando algo no me gusta enseguida me enojo. Me gusta la honestidad y la pureza en la gente. Sin embargo, en el momento que estamos viviendo hay mucha deshonestidad. Yo menos mal que me jubilé, dejé de trabajar y sigo viviendo con mi compañera de toda la vida, Delia Ángela Rafaelli, conocida por muchos como 'Pitina', con quien tuve tres hijos, Angel Abel, el "Cali" (fallecido), Adrián Antonio, alías "Tacho", quienes también corrieron en los zonales y Catalina, quien se destacó en el tenis.
-¿Cómo conociste a tu mujer?
-Fui un domingo por la tarde cuando fui a la cancha de Chacarita porque jugaba un amigo y me encontré con su hermana y el esposo, mientras ella estaba en el alambrado. Bueno, ahí me acerqué a hablar con ellos y después con 'Pitina'. Ya llevamos 65 años juntos. Nunca ni un sí, ni un sí, siempre no jaja.
El "Turco" Abidin es un personaje sin fecha de vencimiento. En cada respuesta metió un recuerdo, una anécdota y lo dejó bien expuesto en esta nota. Justamente esta identificación con el deporte motor le permitió meterse de lleno en el corazón de varios aficionados del automovilismo local.
El entrevistado pasó por todas las categorías que se corrieron en Azul, desde motos, hasta el Ford T, "Promo" del Centro y Fórmula Azul.
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