El nombre de Fran Bariffi puede resultar familiar porque viene publicando columnas de opinión en este diario desde hace dos años, y además, forma parte del colectivo que logró que se realice la primera marcha del orgullo en Azul en enero de 2021 de la que participó gran cantidad de gente. Se espera la próxima marcha para el próximo 7 de enero.

EL TIEMPO dialogó con Bariffi quien en realidad reside en Buenos Aires pero se acercó a las instalaciones del matutino para contar en qué se encuentra trabajando.

Sobre la primera marcha: "Fue impresionante y polémica"

En primer término, Fran explicó que "en el verano de 2020, la primera nota que escribí para el diario fue sobre un akelarrer cuir, organizado por Pato y An Ruiz, en donde estaban reunidos distintos artistas disidentes de la región. Creo que es interesante cómo esos focos aislados de personas fueron agrupándose y tejiendo lazos hasta formarse APOCA (Asamblea permanente y orgullosa de Azul). Es loco que un montón de personas del colectivo hayamos estado tan aisladas, entre muchos incluso nos conocimos después de habernos ido de Azul. El evento terminó con Pato hablando sobre la intención de organizar la primera marcha. Un año después la estábamos haciendo".

Destacó que "fue la primera marcha de Azul fue a casi 30 años de la primera marcha en Argentina, que se desarrolló en Buenos Aires en 1992. Fue impresionante y polémica".

Posteriormente comentó que "además de la marcha, organizamos otras prácticas, como campañas de prevención de enfermedades de transmisión sexual, performances públicas, la escritura de textos que publicamos en el diario y fuera de él, o la Colectrans, con la que se trató de ayudar a la población travestis trans frente a una precarización que durante la pandemia aumentó".

"Surgieron un montón de prácticas en torno a la marcha, y muchas tuvieron un buen efecto sobre las vidas de quienes participamos"

En relación con la cuestión económica, siguió diciendo que "para las dos primeras marchas conseguimos donaciones de gente particular, y también vendimos rifas, es decir, nos organizamos de modo autónomo".

Bariffi: "Fue un disfraz, no hubo ningún tipo de vandalismo hacia la estatua en sí misma", sobre la bandera multicolor en el monumento a San Martín en la primera marcha del orgullo. FOTO: ARCHIVO EL TIEMPO/NICO MURCIA

Efecto "marcha"

En cuanto al "efecto marcha", Fran especificó que "el Municipio estuvo a punto de denunciarnos por supuesto vandalismo. Hubo muchas personas, y mucho apoyo, pero también muchas opiniones violentas. En las redes sociales y medios de la ciudad se leía de todo. A mí, lo que más me interesó de la primera marcha fue percibir los efectos que la aparición de todos esos cuerpos en la plaza tuvo a nivel íntimo, dentro de las casas. Sé que en muchos que generalmente pensamos como privados se llenaron de preguntas e incomodidades en relación con la diversidad sexo-genérica. Para mí fue un ejemplo claro de una frase que se dice desde los 60: lo personal es político".

Sobre la bandera del orgullo que se colgó en la estatua de San Martín durante la primera marcha, Bariffi explicó que "fue un disfraz, no hubo ningún tipo de vandalismo hacia la estatua en sí misma".

Con respecto a la segunda marcha, que fue el verano pasado, dijo "fue menos gente que en la anterior, quizás porque coincidió con un rebrote de COVID 19. Sin embargo, recibimos apoyo de referentes del colectivo como Susy Shock y Marlene Wayar, que son militantes pioneras en la lucha travesti-trans".

En cuanto a los derechos por las que se reclama en las marchas, Fran nombró consignas como la implementación del cupo laboral trans, el pedido de aparición de Tehuel De la Torre, y señaló que "para esta próxima marcha, en cuanto a las consignas explicitas, la idea principal tiene que ver con la intención de reapropiarnos de espacios en los que creciendo encontramos violencia, además del miedo y la vergüenza con que nos enseñaron a empequeñecernos en lugares que también nos pertenecen, como la plaza, el club, el balneario, las calles, el parque, pero también nuestras casas, que también son espacios públicos, o políticamente determinados, en el sentido en que en gran medida están regulados por las mismas lógicas machistas y discriminatorias".

Subrayó que "establecer lazos es muy importante a nivel político y colectivo, pero también a nivel individual, porque así es cómo se forman redes de sostén en las que las personas se pueden sentir más a gusto en comparación a cómo se pueden haber sentido estado aisladas en espacios conservadores".

Según Fran "a veces se lee a la marcha en términos banales, pero para mí la aparición de cuerpos en la calle, cuerpos que fueron forzados a reducirse y sustraerse, tiene un sentido político muy fuerte: aparecer en un lugar que, en general, sigue estando configurado para que sean otras las subjetividades o los cuerpos que puedan reclamar poder, expresarse, y expandirse con firmeza".

Consultado sobre si el colectivo en la actualidad está sufriendo algún tipo de violencia especificó que "las cosas cambian, no siempre significa que sea hacia un lugar mejor. No sé cómo son las cosas en los colegios ahora. Yo hice deportes en el Club de Remo, fui al colegio en Azul, y crecer en esos espacios masculinos, y heteronormativos, traía muchas dificultades y violencia explícita contra quienes se corrían mínimamente del lugar donde se suponía que tenían que estar".

Para terminar, marcó una gran diferencia de cómo se vive en Buenos Aires y en Azul. "no digo que en Capital no haya odio, pero allá también hay la posibilidad de encontrar diferentes grupos disidentes en términos sexo genéricos en los que uno puede vivir mejor. Tradicionalmente la gente del colectivo migró desde el interior hacia ciudades grandes como Rosario, Córdoba o Buenos Aires. Lo novedoso para Azul es que en estos últimos años esos otros grupos cobraron una visibilidad mayor en nuestra ciudad. Si pienso en la perspectiva de les niños o adolescentes que están creciendo en Azul, creo que está bueno que puedan ver que existen otras posibilidades de vida que quizás tengan que ver con lo que desean, no solo a través del internet (que puede abrirte a muchos mundos), sino en lo inmediato de las calles por las que caminan cuando salen de la escuela".

Ojalá logremos como comunidad aceptar a la gente tal como es, más allá de su identidad sexual y de género.