RECUERDOS TUERCA
La Asociación Argentina de Volantes rindió el pasado viernes un tributo a aquella selección de piloto que hizo historia hace 55 años en Alemania, con una exposición que reflejó su exitosa campaña en uno de los circuitos más peligrosos del mundo. De la misma participó el representante de Azul, quien estuvo acompañado por familiares, amigos y dirigentes del AMCA.
26 de agosto de 2024
Con motivo de cumplirse 55 años de la Misión Argentina en las 84 horas de Nürburgring, se llevó a cabo el pasado viernes una muestra homenaje en la sede de la Asociación Argentina de Volantes (AAV). En este evento que se organizó en el Salón de Eventos de la Asociación Argentina de Volantes (AAV), estuvo presente el corredor azuleño Oscar Mauricio "Cacho" Franco, quien en esa carrera fue el encargado de recibir la bandera a cuadros, convirtiéndose en un hito para el automovilismo argentino.
Franco estuvo acompañado por familia, amigos y las autoridades del Auto Moto Club Azul (AMCA).
También participaron de este agasajo sus compañero de equipo Oscar "Cacho" Fangio y Néstor García Veiga (como piloto suplente), junto a familiares de los otros pilotos que conformaron aquella Selección argentina que tuvo la dirección técnica de Oreste Berta y la supervisión deportiva de Juan Manuel Fangio.
Recordemos que los corredores que fueron convocados para conducir los tres autos 380W en 1969 en el mítico autódromo conocido como el "Infierno verde" fueron Luis Di Palma, Carmelo Galbato y Oscar Fangio, para tripular el N°1; Eduardo Rodríguez Canedo, Jorge Cupeiro y Gastón Perkins, en el N°2, y Eduardo Copello, el azuleño Franco y Alberto Rodríguez Larreta en el coche N°3 que consiguió completar la prueba automovilística.
A los dos "Cacho", la dirigencia de la AAV le hizo entrega de galardones conmemorativos. Además, el evento contó con la presencia del Torino Nº2 de aquella epopeya. En referencia a esto último, de la mano de los artistas de Fuel Art, el público podrá ver desde mañana y hasta el 6 de septiembre más 40 obras sobre ese hecho histórico. Las mismas estarán exhibidas durante los días mencionados en el horario de 16:00 a 18:00, en Billingurst 880 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (sede de la Asociación Argentina de Volantes), con entrada libre y gratuita. Allí, habrá un artista del grupo en la recepción, quien lo acompañará en la visita.
Muestra homenaje a la Misión Argentina de los Torino en Nurburgring '69 al cumplirse el 55° aniversario, en la AAV. Más de 40 obras se podrán ver en la Asociación Argentina de Volantes a partir de mañana de 16 a 18 horas, en Billinghurst 880 CABA. En cuanto a las imágenes: 1- Obra de Claudia Rizzoli, 2- Obra de Miguel Paolantonio y 3- Obra de Jorge García. GENTILEZA INSTAGRAM FUEL -ART
La historia del automovilismo en sus obras de arte
El grupo de artistas, dibujantes y escultores de Fuel Art retrata el deporte motor de todas las épocas. Desde la Fórmula Uno, hasta el Turismo Carretera, TC 2000, pilotos, etc. se pueden ver a través de las obras de diferentes artistas, dibujantes y escultores, con técnicas variadas según el enfoque de cada experto.
A lo largo del año, diversas muestras se realizan en distintos lugares. Muchas al aire libre, otras tantas en la sede de la AAV, donde estarán las obras donde se refleja buena parte de la historia de la "Misión Argentina".
Entre otros, están los trabajos de Jorge García, Hernán Delannoy, Rocío Chiachiarelli, Agustina Montserrat, Gabriel Nicoletti, Miguel Paolantonio, Claudia Rizzoli, Daniel Sonzini, Mario Tagliavini, Rafael Varela, Yamila Zabaljauregui, José Luis Zaccaria y la azuleña Daniela Montesano, quien además de ser fan del corredor brasileño Ayrton Senna, es artista oficial del Museo Juan Manuel Fangio.
Justamente, la artista de esta ciudad en una visita al Museo de Senna, notó que faltaba una foto del quíntuple campeón de la F1, por lo que decidió pintar la escena del podio del 28 marzo de 1993, ocasión que el corredor del vecino país tuvo un gesto que conmovió a los presentes. "¿Usted es el número 1?", dijo, tras bajar del escalón más alto y dejó en claro quién era el mejor de la historia, luego de darle un abrazo al "Chueco".
De esta manera, con una destreza artística excepcional, estos talentosos creadores dan vida a la historia del automovilismo en cada exposición propia o evento en el que participan. Por su manos ya han pasado homenajes a estos dos corredores, como así también a Juan María Traverso, campeón en TC y TC 2000, entre otros; Carlos Alberto Reutemann, el "Lole", último piloto argentino en ganar en la máxima categoría del automovilismo, etc.
FUEL ART nuclea artistas, dibujantes y escultores, y su objetivo es inmortalizar al auto en su obra a través de la historia, retratando momentos y personajes que han dejado recuerdos imborrables en fanáticos y espectadores.
Recuerdos de la Misión Argentina en Nürburgring
A lo largo de la historia del deporte motor argentino se dieron enormes hazañas en el exterior cómo tener a un cinco veces campeón mundial de Fórmula 1, como lo fue Fangio, las victorias de "Lole" Reutemann en esa misma categoría o los ganadores de las 24 horas de Le Mans como José María "Pechito" López y Froilán González. También, según el orden que le desee el lector entre esas hazañas, aparece el cuarto puesto obtenido en 1969 en el mítico autódromo de Nürburgring de Alemania, donde se corrió las 84 horas de la Maratón de la Ruta ("Le Marathon de la Route").
Recordemos que desde la aparición del Torino al mercado en diciembre de 1966, IKA (Industrias Kaiser Argentina) había puesto gran interés en la participación en competencias automovilísticas como forma de promocionar el auto. IKA-Renault continuó con esta tradición durante los años posteriores y se intentó la participación en alguna competencia internacional, como forma de dar a conocer a la marca en el exterior.
Luego de algunos intentos que no se llegaron a concretar, en 1969 se decidió participar con tres Torinos Coupé 380w de "Le Marathon de la Route", una tradicional carrera de 84 horas en el difícil circuito conocido como "Infierno verde" y en la que corrían automóviles con una preparación mínima, es decir bastante cercanos a un automóvil de serie, que era lo que buscaba la empresa.
El resultado de aquella prueba fue un éxito total porque a pesar de que Torino quedó clasificado en el cuarto puesto, fue el automóvil que mayor cantidad de vueltas al circuito dio, y si bien no pudo obtener el 1º por penalizaciones reglamentarias, la calidad del automóvil quedo totalmente demostrada, en una competencia sumamente exigente como esta, en la que competían marcas tan importantes como Lancia, BMW, Triumph, Mazda, Mercedes Benz, Porche, etc.
El ideólogo de la Misión Argentina fue Juan Manuel Fangio, quien no quería que hubiera sorpresas durante la carrera, debido a que "Nuerburgring" era un circuito que conocía por lo que programó ir con tiempo a Alemania, donde finalmente la delegación de Argentina llegó 20 días antes de largarse la maratón.
En tanto que Oreste Berta se ocupó de armar la Selección argentina y para ello, previamente armó una lista de15 candidatos posibles y la elección final la hizo de manera conjunta con Fangio y Carlos Lobosco, quien fue uno de los coordinadores de aquella aventura argentina en suelo alemán.
Finalmente, la tripulación de cada auto fue como se la recordó a principios de esta nota, con la salvedad que nuestro "Cacho" Franco primero había sido designado como piloto suplente porque como titular estaba Juan Manuel Bordeu, piloto preferido de Fangio. Sin embargo, este corredor, cuando corría la Vuelta de Córdoba el 21 de julio de ese año, sufrió un serio accidente, por lo cual no pudo integrar el grupo de pilotos que viajó a Alemania. De esta manera, el azuleño se ganó su lugar y el "Nene" García Veiga sería incorporado para ocupar su lugar en caso de alguna lesión de sus compañeros.
Ya en Alemania, para los pilotos, cada curva significaba un desafío, pero contaban con la experiencia del "Chueco", quien los acompañaba como copiloto en las distintas pruebas de entrenamientos y, de paso, descubrían todos sus secretos para llegar al éxito.
Cuando los nueve pilotos se sintieron capaces de recordar perfectamente todas las características del circuito, se empezó a manifestar una peligrosa euforia general, pero Fangio era el único que conservaba una dosis de escepticismo: conocía demasiado como para confiarse.
El Torino compitió contra 25 marcas de automóviles provenientes de tres continentes distintos y, debido a su peso y tamaño, distaba mucho de ser el vehículo apropiado para esta clase de competencia. Los europeos lo veían tan grande y pesado que lo llegaron a llamar ambulancia, entre otros apodos.
Antes de la largada, Fangio les insistió a los pilotos que lo importante de la maratón no era vencer, sino que el objetivo era terminar con los autos enteros y con pocas detenciones en boxes. Si se lograba eso, el resto podría surgir solo. Precisamente, la mayoría de los pilotos, respetaron ese comentario.
Los preparativos debían culminar con un simulacro de carrera, que si bien no pudo completarse por culpa de un accidente, cumplió su cometido: poner de manifiesto todos los problemas que se podían esperar durante la extenuante carrera.
A tres días de largarse la Maratón, los infatigables mecánicos pusieron manos a la obra en lo que muchos consideraron una tarea imposible: reacondicionar el "muletto" accidentado.
Para el día previo a la iniciación de la prueba, el Torino número 1 estaba en orden de marcha, aunque una leve deformación irreparable de su casco le había ganado el apodo cariñoso de "La bananita".
El miércoles 20 de agosto de 1969 a la una de la mañana los tres autos argentinos iniciaron la larga ronda y a cuatro horas más tarde, dos de ellos ocupaban los puestos de vanguardia. En la Argentina era la medianoche y el país entero se iba a dormir abrigando una esperanza, pero aún nadie se animaba a confesarla.
En Nürburgring, la tormenta cobró su primera víctima del equipo argentino, el Torino número 2 quedó encajado para siempre dentro de una zanja, sin haber sufrido ni el más mínimo raspón tanto el auto como su piloto, Jorge Cupeiro, de allí en más, la realidad superó hasta los sueños más ambiciosos.
A lo largo de dos días, la vanguardia estuvo en manos argentinas, el Torino número 3 resistía el enconado ataque del Ford Capri, número 7, mientras que la "Bananita", que era conducido por Gastón Perkins, luego de Galbato le cediera su lugar, soportaba el asedio de los tres equipos más fuertes: el BMW privado y los oficiales Lancia y Mazda.
Poco después de cumplirse las cuarenta y ocho horas de marcha, concluyó la hazaña del Torino número 1: un cortocircuito dejó el auto completamente a oscuras, cuando Di Palma entró en un sector del circuito con niebla cerrada, entonces a ciegas, salió fuera de camino y destrozó el cárter del motor.
Desde ese momento sólo quedaba un Torino en carrera y en la primera posición, pero una insidiosa rajadura en el caño de escape iba aumentando progresivamente el nivel de ruidos.
A través de los comentaristas radiales, todo el país supo de la pérdida de posiciones causada por las penalizaciones, pero nadie se sintió decepcionado por la actuación del equipo.
En el último día de la prueba, en pocas horas, las posiciones habían cambiado totalmente, los abandonos se habían sucedido y la tensión aumentaba minuto a minuto en los equipos que todavía competían.
El Torino mantenía un buen ritmo de marcha, seguido por el único Porsche que continuaba en carrera. Precisamente, cuando Franco relevó a Copello en la conducción, empezó a distanciarse de esta última marca, al tiempo que se acercaba al Mazda N° 29, que sobre las 74 horas, debió detenerse en la zona no penalizada durante dos minutos y 10 segundos para efectuar reparaciones en el motor.
En esos momentos, volvió a caer agua en el circuito, lo que acentuó el clima frío y con lluvia que, durante los tres días y medio de carrera, tuvo más de invierno que de verano. Es por eso que nuevamente, los autos aminoraron su marcha, entre ellos "Cacho", quien había recibido señas de Fangio para que "aflojara". Luego fue reemplazado por Larry cuando se cumplían 76 horas de carrera. Cuando este piloto continuaba luchando por pasar al tercer puesto, el box argentino recibió un ultimátum impartido por las autoridades de la competencia: debían recuperar el escape del Torino antes de las 11:30 debido a que seguí sobrepasando el nivel de ruido reglamentario.
Finalmente, eligieron a Cacho Franco, a quien consideraban más idóneo para efectuar la reparación del caño escape. Y para ello se utilizó una picardía o para otros una trampa para su arreglo ya que idearon una maniobra prohibida por el reglamento: el azuleño subió dentro de su auto con los elementos necesarios para la reparación (alambre, amianto y un silenciador de recambio por si fuese necesario) y los mismos estaban escondidos dentro de su campera roja de Fric-Rot.
Minutos después, "Cacho" se detuvo en la zona libre penalización y realizó la reparación del caño de escape en tan solo 2 minutos y 56 segundos. Cuando retomó la marcha quedaban menos de tres horas de carrera.
Cuando tuvo lugar la última parada en boxes para cargar nafta, Copello debía tomar el lugar de Franco, pero sorpresivamente nuestro representante local recibió la indicación de continuar al volante con lo cual sería el encargado de llegar a la bandera a cuadros.
Los nervios eran inmensos ante la posibilidad de algún inconveniente a tan pocos minutos del final.
Finalmente, Franco completó la vuelta 334 al circuito, viendo la bandera a cuadros y cumpliendo el objetivo de terminar la carrera más larga y más dura del mundo en ese tiempo, a bordo de un Torino 380 W, construido, preparado y atendido por manos argentinas. Además, fue el vehículo que más vueltas efectivas había dado al circuito: dos giros más que el Lancia ganador. Después, las autoridades clasificaron al coche N°3, que tuvo como pilotos a Copello, Franco y Rodríguez Larreta en el cuarto al computarse las vueltas de penalización.
Como premio, el resto de los pilotos de la Misión Argentina alzaron en andas a Fangio y los mecánicos a Berta, al grito de "¡Ar-gen-ti-na! ¡Ar-gen-ti-na!" En tanto que a las 13 horas y 11 minutos, el Torino llegó al lugar donde estaban reunidos los argentinos esperando pero, de acuerdo a lo indicado por el reglamento, ingresó inmediatamente al parque cerrado, por lo que "Cacho" Franco solo pudo saludar desde lejos.
Después, Fangio convocó al equipo porque la carrera en el circuito había concluido, pero restaba otro trayecto de la competencia que era hasta Lieja, Bélgica, donde tendría lugar la finalización formal de la competencia.
Los autos se fueron agrupando para partir de a tandas, conducidos por piloto y copiloto; en el caso del Torino, terminando siendo Franco y "Larry". El plazo máximo para llegar a la ciudad belga era de cuatros horas, utilizando la misma ruta que al inicio de la carrera, pero ahora en sentido contrario y con la enorme satisfacción de haber podido completar las 84 horas de la Maratón de Ruta.
De los 64 autos que participaron en este evento, solo 19 la completaron y, entre ellos, estaba el "Toro" argentino.
El miércoles 20 de agosto de 1969 comenzó lo que sería una de las más grandes hazañas del deporte argentino, cuando tres Torino argentinos corrieron las 84 horas de Nürburgring. En ella estuvo compitiendo el azuleño Oscar Mauricio Franco, quien en la primera imagen se lo ve a bordo del Torino y en la segunda de espalda, mirando el motor.
El regreso, sin "Cacho" Franco
El miércoles 27 de agosto, unas dos mil personas se reunieron desde temprano en Ezeiza para presencias el arribo de Luis Di Palma, Eduardo Copello, Néstor García Veiga, Carmelo Galbato y Eduardo Rodríguez Canedo. Mientras que Oscar Franco y el resto de los pilotos siguieron viajando por Europa.
Los pilotos que llegaron a la Argentina fueron llevados en andas hasta el salón YPF del aeropuerto, donde los esperaban los funcionarios en representación del presidente Oganía, el presidente de IKA-Renault, Yvon Lavaud y su antecesor en la empresa, James McCloud.
Después, a la salida del aeropuerto, se formó una caravana de automóviles en dirección a Capital Federal. En ese trayecto, la gente saludaba a los pilotos a bordo de un Torino convertible especial de fábrica y les mostraban carteles con la leyenda: "Misión cumplida".
La "Misión Argentina" en Azul
Más allá de la recepción que tuvo Oscar Franco el día de su llegada, en esta ciudad hubo una segunda instancia de festejo con el recibimiento que le armó el AMCA a la delegación de la Misión Argentina. Estuvieron presentes casi todos los pilotos y la participación de Juan Manuel Fangio fue uno de los mayores logros de dicha entidad, que la organizó también en homenaje a Franco. Dicha velada se llevó a cabo en Cronopios. Después, misma actitud tomaron otros clubes o municipios y cada uno de los pilotos festejó también en su ciudad.
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