14 de noviembre de 2021
El comerciante Pablo Rotondo, su esposa, la hija de ambos y una empleada doméstica sufrieron este episodio de inseguridad en horas de la mañana del martes que pasó. El hecho estuvo caracterizado por una gran agresividad que los delincuentes evidenciaron. A las víctimas las tuvieron atadas, las golpearon y amenazaban con matarlas y torturarlas. Los presuntos autores de este asalto están detenidos.
Era aproximadamente la hora 9.30 del martes pasado. En su casa, ubicada sobre la calle Belgrano entre España y Rauch, todavía el comerciante Pablo Horacio Rotondo -dueño de una ferretería y de 75 años de edad- estaba descansando en el dormitorio principal cuando, imprevistamente, dos sujetos aparecieron en el cuarto y lo sacaron por la fuerza de la cama.
"Esto es un asalto. No te hagas el pelotudo y dame la plata", le dijo uno de ellos mientras le apuntaba en la cabeza con un arma de fuego que portaba.
Para ese entonces, al menos cinco sujetos habían ingresado con fines de robo a la vivienda convertida en escenario de esta brutal entradera, no habiéndose podido determinar hasta ahora por qué lugar de la casa se metieron. Al respecto, existen versiones que señalan que ingresaron por la parte de atrás; mientras otras indican que lo hicieron por el frente del inmueble.
A partir de ese momento el comerciante, su esposa Alicia Beatriz Gómez (63), una hija del matrimonio llamada Maríana Florencia Rotondo (36) y una empleada doméstica identificada como Nora Gartland (50) se convirtieron en las víctimas de este violento episodio delictivo que actualmente tiene detenidos a ocho varones, entre los cuales figuran quienes son considerados los autores materiales de aquel robo como también el azuleño que ofició de "entregador" en lo sucedido.
Inusitada violencia
Durante alrededor de dos horas, las víctimas vivieron una verdadera pesadilla mientras los delincuentes estuvieron en el interior de la casa armados y comportándose de manera extremadamente agresiva.
Según les decían, buscaban una importante suma de dinero en dólares que finalmente no hallaron; al igual que una caja fuerte en la que -supuestamente- esa plata estaba y tampoco encontraron.
Una vez que a Rotondo lo sacaron de la cama, lo amordazaron con cinta de embalar, le taparon el rostro, ataron sus manos con precintos de plástico y lo trasladaron hasta el comedor.
En ese lugar, al comerciante lo sentaron en una silla y le expresaron textualmente: "Decime donde está la caja fuerte. Venimos con el dato de que tenés caja fuerte con trescientos mil dólares". Después, comenzaron a darle golpes de puño en el rostro.
Instantes más tarde, ignorando lo que estaba pasando, ingresó a la casa Alicia Gómez, la esposa de Rotondo.
A esa mujer los delincuentes también amenazaron. Y al mismo tiempo que eso sucedía, insistían con preguntarle a su esposo dónde tenía la caja fuerte. En ese entonces, bajo amenazas de cortarle un dedo a su esposa si él no les decía.
Pablo Horacio Rotondo se arrojó al suelo desde esa silla donde había sido inmovilizado. Al mismo tiempo que eso pasaba, su mujer gritaba y les decía a los ladrones que su marido sufría convulsiones.
Eso hizo que los delincuentes le dieran una pastilla que habitualmente consume a causa de esa patología, con un vaso con agua, y que después lo levantaran.
Los sujetos se comunicaban, vía handy, con uno que -en las afueras del inmueble- tenía a su cargo informarles sobre quiénes iban ingresando a la vivienda.
De esa manera, cuando llegó a ver a sus padres, también se convirtió en víctima de lo sucedido Maríana Florencia Rotondo. Y a Nora Gartland, la empleada doméstica, la redujeron cuando desde el quincho ingresó hacia ese lugar de la casa donde ya estaban inmovilizados Rotondo y su esposa.
Durante el hecho, uno de los delincuentes se comunicó también -a través de un llamado que hizo con un teléfono celular- con quien aparecía del otro lado de la línea como el entregador de este violento asalto.
"Me hiciste viajar al pedo. No tienen nada, no hay caja fuerte acá. Vine con los pibes para nada al final", le dijo con el móvil en altavoz. Y esa persona que hablaba con él le respondió que revisara atrás de una mesa de luz de uno de los dormitorios.
Al mismo tiempo, los agresores continuaban increpando a Rotondo, inmovilizado y lastimado como estaba. "Ya sabemos todo. Dame la plata. Fuiste a retirar al banco ochenta mil dólares, vimos el ticket", le decían a una de las cuatro víctimas de esta brutal entradera.
También, al comerciante lo seguían golpeando. Y uno de los asaltantes le expresaba: "Cómo te hacés matar por plata, viejo miserable".
Esa dramática escena transcurría mientras los demás integrantes de esta banda revisaban todos los ambientes de la casa en busca de dinero, oportunidad durante la cual provocaron varios daños.
Alicia Beatriz Gómez también tuvo que soportar momentos de extrema violencia.
En ese contexto se ubica lo que sucedió con ella cuando uno de los ladrones la tomó del cuello y la llevó por la fuerza hasta uno de los dormitorios de la casa.
En ese lugar -se señala en las actuaciones penales- el sujeto que la tenía inmovilizada le exhibió un arma de fuego a la que le sacó el cargador. Y le advirtió textualmente: "Para que veas que esto no es joda", para después pedirle también que le dijera, bajo amenazas de que iba a matarla, dónde estaba la plata.
Mil dólares y 50.000 pesos
En ese entonces fue que los autores de este ilícito se apoderaron del dinero con el que después se darían a la fuga de la casa de los Rotondo: mil dólares y 50.000 pesos, plata que horas más tarde la Policía recuperó cuando dos de los considerados autores de este violento asalto fueron arrestados en Tapalqué.
Cuando a la mujer la llevaron a la cocina desde esa habitación donde fueron halladas esas sumas de dinero, le taparon el rostro con una remera. Y después, ataron sus muñecas con precintos de plástico.
A la empleada doméstica, cuando ingresó desde el quincho a ese lugar donde todas estas dramáticas escenas transcurrían, uno de los delincuentes la tomó del cuello y la espalda para llevarla hasta la cocina.
"Esto es un asalto. Quedate tranquila y no grites porque te mato", le advirtió ese sujeto mientras la sentaba por la fuerza en una silla, donde le cubrió el rostro con una prenda de vestir y también le ató las manos.
La hija de los Rotondo ingresó este martes que pasó a la casa de sus padres cuando faltaban algunos minutos para la hora 10.30.
Advertida su llegada por el delincuente que oficiaba de "campana", una vez que entró a la vivienda le colocaron una remera en la cara que le impedía ver lo que estaba pasando y le pusieron cinta de embalar en la boca.
Después, la sentaron al lado de su mamá y le dijeron: "Tu papá sacó ochenta mil dólares. Es fácil, si me los da nos vamos; si no, los torturamos", ocasión en la cual uno de ellos le apoyó un cuchillo sobre el dedo índice de su mano izquierda.
Posteriormente, la llevaron al comedor y la golpearon en la cabeza; mientras que a su papá le decían: "Ya prendí la plancha, la voy a tener que desfigurar a tu hija".
A las tres mujeres, finalmente, los autores de esta entradera las trasladaron a otro de los dormitorios de la casa, lugar donde a Alicia Gómez y a su hija las tiraron sobre una cama para atar sus manos y pies, también con precintos.
En ese entonces, la pesadilla para todos ellos terminó, ya que finalmente los autores de este violento ilícito se fueron, llevándose -además de los pesos y dólares- los teléfonos celulares de Rotondo, su esposa, su hija y la empleada doméstica.
La hija del matrimonio fue la primera en liberarse de los precintos. Y después de hacer lo propio con sus padres y con la empleada doméstica, inmediatamente salió de la casa a pedir ayuda.
En ese entonces, era alrededor de la hora 11.30 de este martes que pasó. Y fue una vecina quien se comunicó con el 911 para dar cuenta de lo sucedido.
Instantes más tarde, policías concurrieron a la vivienda convertida en escenario de este episodio delictivo. Y también fue convocada una ambulancia con personal médico para asistir a Rotondo.
A causa de las lesiones que presentaba, el comerciante tuvo que ser trasladado al Hospital Pintos, donde le efectuaron las curaciones por esas heridas y, horas más tarde, fue dado de alta.
EL DATO
En ese testimonio que Pablo Rotondo brindara en sede judicial sobre el asalto ocurrido en su casa, recordó que años atrás también habían querido ingresar con fines de robo a su domicilio. Pero los delincuentes, en aquella ocasión, no consumaron el ilícito debido a que ellos, al advertir la situación, llamaron al 911. Otro dato que surge ahora, referido también por el comerciante, señala que meses atrás recibió un llamado telefónico anónimo de una persona que le dijo que a él lo tenían "marcado" y que "unos tipos tienen planeado ir a robarte". Pero en ese entonces, según Rotondo contó, no le dio importancia a lo que esa persona que lo había llamado por teléfono le refirió.
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