Por Juan José Zurro - Especial para EL TIEMPO

Rafael Santos Merentino nació en Azul el 17 de noviembre de 1929. De familia numerosa, asentada en el barrio Del Carmen, desde niño supo de carencias y hambre. Cuando "Rafa" era un bebé de dos años, los Merentino se mudaron a Mar del Plata y luego a General Pirán. Un mejor porvenir, con un trabajo como telefonista, y el deseo de progresar, obligaron al papá de Rafa a mudarse a otra ciudad.

De chico, Rafa solía andar por los potreros, jugando al fútbol e hinchando siempre por Boca, una de sus grandes pasiones, como también lo fueron su familia y sus amigos más queridos. Su hermano mayor, Félix, ya recorría los cuadriláteros de la zona ganando muchas peleas. Félix era un peso pesado y tenía un gran futuro por delante.

A los 12 años, a Rafa le ofrecieron subirse a un ring para pelear con un chico de 17. El resultado se transformaría en moneda corriente a lo largo de su carrera como boxeador: ganó por nocaut en el segundo round.

Con el pasar de los años, a la experiencia de pelear se le sumó otra más dura: el hambre. Se fue a Buenos Aires a trabajar de lavacopas en un restaurante y, allí mismo, en la gran ciudad, se anotó en el Campeonato de los Barrios. El resultado de esa experiencia fue adverso: perdió en la segunda rueda contra Ubaldo Pereyra. Por ese entonces su técnico era Valentín Venera.

Merentino en una de las portadas de El Grafico, que fue una de las emblemáticas revista de deporte que agrupaba la mayoría de los deportes en un solo lugar.

Merentino no bajó los brazos, siguió en el boxeo. De vuelta en Mar del Plata apareció en su vida "el Tigre de Alfara", el español José Martínez Valero, quien era un destacado boxeador europeo radicado en Mar del Plata, luego de haber huido de su país por la guerra civil española. Su sobrenombre se debía a que había nacido en Alfara del Patriarca. Fue un verdadero ídolo valenciano y, en Mar del Plata, un formador de púgiles de destacadas campañas en el Estadio Bristol de dicha ciudad, como "Tito" Yanni, Antonio Cuevas, Ubaldo Sacco y Andrés Selpa.

La injerencia de "el Tigre de Alfara" sobre Rafa fue determinante: lo preparó para pelear en el Torneo Guantes de Oro, un torneo que en aquellas épocas reunía a las jóvenes promesas en busca de una consagración amateur. El azuleño lo ganó de punta a punta y se dio el gusto de tomarse revancha en la final ganándole a Ubaldo Pereyra.

Su carrera amateur tuvo una suerte diversa: muchos triunfos, unos cuantos empates y pocas derrotas, ninguna por nocaut. Cumplidos los 19 años, el mismo José Martínez Valero le sugirió hacerse profesional y lo envió por recomendación a Buenos Aires. El destino era el Royal Boxing Club, en la calle Bouchard, entre Corrientes y Lavalle, justo enfrente de donde está la actual entrada al Luna Park. Allí, en ese gimnasio en el subsuelo de un edificio, lo esperarían los hermanos Porzio (Alfredo, director técnico, y Tino, mánager).

En 1944 participó en el torneo selectivo para los Juegos Olímpicos de Londres de 1948. En la categoría mediano y representando a Mar del Plata, Merentino le ganó por abandono a Luis Posse, de Bahía Blanca, pero perdió contra Adolfo Cruz, de Mar del Plata, y se despidió con una derrota frente a Luis Rosales, de Mendoza.

Saltó al profesionalismo

Su debut en el profesionalismo fue en junio de 1948, en la categoría mediano (72 kilos). Tras dos peleas en Mar del Plata, debutó en el Luna Park, donde venció a Montalvo, a Torres y a Carinci. También derrotó en dos oportunidades a Agustín Cerroni, ambas por puntos. En diciembre de 1949, Rafael Merentino contaba con un récord de 15 peleas en su haber, de las cuales ganó 12 (10 de ellas por nocaut). Ya viviendo en el barrio de La Boca, cerró el año de manera negativa con un empate ante Enrique Jover en Mar del Plata y con una fractura en una de sus manos, la cual tuvo que operarse, por lo que estuvo inactivo unos meses.

Gracias a la excelente intervención quirúrgica por parte del doctor José María Barbieri, quien luego lo acompañó en la rehabilitación con palabras de apoyo y aliento, la campaña del representante local tuvo un relanzamiento fenomenal con cuatro victorias al hilo y la posibilidad de pelear con un ídolo de ese momento, Ricardo Calicchio.

Calicchio, de Mataderos, era un campeón argentino mediano que había expuesto su título de campeón y había empatado frente a otra gloria del boxeo argentino de aquel entonces: "Kid Cachetada" (Francisco Lucero). El récord de Calicchio era notable: 34 peleas invicto, con 31 ganadas y 3 empates. Sin un título en juego, Rafael Merentino derrotó al ídolo de Mataderos el 3 de junio de 1950 en el Luna Park. No solo lo noqueó, sino que a los tres meses también demolió por nocaut a "Kid Cachetada", quien venía de ganarle a Eduardo Lausse.

Oscar "Lolo" Correger entrevista a Rafael Merentino.

La vida personal de Merentino en aquellos años estuvo rodeada de cariño y buenos momentos. Durante su estadía en La Boca supo de hacerse de buenos amigos, una barra que arrancaba en el tranvía, al que le enrollaban una bandera alrededor, para alentar a "Rafa" cada vez que peleaba en el Luna. Así llegaban al estadio, con Rafa incluido, siempre sonriente. Era el "Dos de oro", por sus grandes ojos; el boxeador en ascenso, el amigo del barrio y el novio de la chica de la vuelta, la maestra que supo conquistar su corazón: la historia de amor de La Boca.

Rafael Merentino formó familia con Elda, su pareja, conocida por todos como Betty, y tuvieron hijos. Se mudaron a Lomas del Mirador y allí supo forjar amistad con Julio Sosa, quien más de una vez lo fue a ver pelear al Lomas Park en Lomas de Zamora, para luego terminar cantando "Padrino pelao" en uno de sus ventanales para todos los presentes. Aquellas jornadas terminaban en la casa de la suegra de Merentino, con Julio Sosa comiendo empanadas caseras.

"Rompehuesos"

Otra gran amistad que surgió en esos años de gimnasio fue con Eduardo Lausse, quien era toda una estrella del boxeo nacional. Encumbrado con otros grandes nombres del momento como Calicchio, "Kid Cachetada", Mario Díaz y Antonio Cuevas, Eduardo Lausse, apodado como "K. O." Lausse por el periodista Rodolfo A. Fernández, nunca llegó a enfrentarse a Rafa, aunque era uno de los combates más esperados de esos años. La razón fundamental fue que ambos eran dirigidos por los hermanos Porzio y ellos jamás iban a permitir que uno de los dos quedara en el camino ante tamaño enfrentamiento. El mismo periodista que apodó "K. O." a Lausse también usó un apodo genuino para referirse a Merentino: "Rompehuesos". El motivo era más que obvio; Rafa no paraba de noquear.

Sin olvidar sus raíces, ya que siempre se presentaba como azuleño, "Rafa" tuvo tiempo para visitar su ciudad de origen. Fue para finales de 1950, cuando, tras derrotar a Juan Oviedo, Mario Díaz y Alfredo Giglio, todos por nocaut, llegó a Azul. El motivo de la visita fue la inauguración de la actividad boxística en la ciudad, más precisamente en Azul Athletic Club, entidad que le daba suma importancia al boxeo, bajo las órdenes del maestro Roque Battafarano y su presidente, el señor Alberto López Claro. Así fue como el 9 de diciembre de 1950, ante una gran cantidad de espectadores, en la sede del club en la calle Burgos donde se encontraba la cancha de pelota a paleta se levantó un ring y se realizó un festival con presencias destacadas del boxeo azuleño y regional.