Por Laura Méndez de la

Redacción de EL TIEMPO

Jorge D. Ortíz es azuleño, aunque reside en Buenos Aires hace muchos años. De manera increíble es cómo recuerda su infancia y adolescencia en esta ciudad, detalles que incentivas aromas, colores, un volver en el tiempo añorando gente que lo acompañó en dicha etapa. Jorge tiene un bajo perfil, aunque no fue complicado conocer su trayectoria. Si bien se recibió de abogado, junto a su esposa Patricia Freuler actualmente disponen de bodegas que están entre las 25 mayores exportadoras de Argentina, sumado a que tienen 5 hijos profesionales recibidos en universidades como Oxford y Columbia. Durante la nota hace un importante hincapié en el estudio, es decir la educación. De hecho, cree en la posibilidad de hacer un mejor Azul, para que los egresados regresen a esta ciudad y planea cómo.

Un hombre que cree en él, en la gente, generoso, que evalúa posibilidades viables, que trabaja arduamente en lo que proyecta, que todo lo que hace es con mucho respeto y pasión. Un enamorado de la lectura, trabajo, pero principalmente de su familia. Es el personaje que "presentamos" este miércoles en Azuleños destacados.

Esfuerzo, amor y gratitud

-Cursaste el colegio primario y secundario en Azul. Normal y Comercial, respectivamente. De ahí te fuiste a Buenos Aires y a los 22 años te recibiste de abogado con diploma de Honor en la Universidad de Buenos Aires. Trabajaste en New York como Foreign Associate en Pillsbury Winthrop uno de los estudios jurídicos más prestigiosos de NY. Con 31 años te nombraron abogado Jefe de American Express para Latinoamérica y Caribe con responsabilidad sobre 42 países.

Volviste al país y creaste Ortiz y Asociados, un estudio jurídico que al poco tiempo representando a RJR Nabisco hizo la primera compra grande de una empresa extranjera a una empresa argentina, Terrabusi y luego siguieron Mayco Capri, Vizzolini y Canale. Eran los comienzos los 90, después siguieron operaciones para compañías como AT&T, IBM, Diageo y varias más... Fuiste presidente de 3 compañías que cotizaban en bolsa y hoy sos presidente de varias compañías multinacionales.

Además, hace poco estuviste un tiempo en la Universidad de Shangai invitado por el Gobierno de China. Con tu esposa médica Patricia Freuler, en el 2003 compraron la Bodega Tapiz y hoy son propietarios de 3 bodegas que están entre las 25 mayores exportadores del país. Todo eso teniendo a su vez 5 hijos todos profesionales y con Masters en Universidades como Oxford y Columbia entre otras. Quiero saber sobre todas estas experiencias.

-Has hecho una descripción de los hechos. Creo que es muy interesante entender por qué muchas de las cosas sucedieron. Una mirada podría hablar de merito personal. Una mirada más compleja y moderna como la que enseñan John Rawls en su clásico libro Justice o Michael Sandel en "The Tyranny of Merit muestran que en realidad los resultados en la vida son el producto de una compleja mezcla de las circunstancias personales y de algo de suerte.

-¿Qué circunstancias? ¿por ejemplo?

-Mi padre era médico, mi madre maestra con estudios universitarios no terminados de Filosofía. Mi abuelo paterno era médico también y el materno director de Escuelas Técnicas.

-Es decir un alto nivel de educación...

-Así es, pero además tuve un padre súper trabajador y generoso en lo económico y una madre que se ocupaba de todo y nos daba un cariño incondicional. Una gran combinación. Lo que hoy las estadísticas muestran es que sin esa combinación es muy difícil avanzar. En mi caso agradezco enormemente a mis padres el esfuerzo que hicieron. También hizo enormes esfuerzos mi mujer, con quien llevo 40 años de casado. En mi experiencia, salvo los genios, sin una vida personal ordenada es improbable una vida profesional de buen nivel.

-¿Dónde vivían acá, en Azul?

-En 25 de Mayo y Bolívar. Avenida con Tilos donde los vecinos a la tarde se sentaban en bancos de plaza. La gente caminaba, saludaba e intercambiaba palabras amables. Una maravilla ese ritual diario que lamentablemente se perdió y debería volver. También deberían volver los canteros enormes con farolas que la convertían en un boulevard elegante. Todavía lamento esa destrucción hecha inútilmente pretendiendo que era un costo del progreso en lugar de una simple destrucción del patrimonio urbano. Me encantaría que vuelva con tilos en el medio.

"Haber perdido la educación pública de calidad es una tragedia incomprensible"

Recordas alguna anécdota de la vida diaria, de esa época?

-Jugábamos libremente en la calle y un día nuestra vecina "Keka" Aguilar le dice a mi madre si no le gustaría que le enseñe a sus hijos a leer y escribir. Y a los 5 años yo, y con el tiempo también mis 4 hermanos, aprendimos a leer y escribir bajo la mirada de alguien para quien olvidar un acento era un pecado capital. "Keka" tenía pasión por enseñar y ella junto con las maestras que tuvimos fueron una parte esencial de nuestra formación. En esa época todas querían que los alumnos aprendieran y se esforzaban para ello. No recuerdo ninguna huelga tampoco perder días de clase por ausentismo. El orgullo era ir y que los alumnos aprendieran. Haber perdido la educación pública de calidad es una tragedia incomprensible.

Como pequeña sugerencia a las maestras no se les debería pagar un adicional por presentismo, sino un premio a fin de año por haber mantenido los alumnos en la escuela, es decir por asegurarse que ninguno abandone. Ese sería el verdadero éxito ya que para lograrlo deberían esforzarse en motivar a los alumnos. Fíjese que en el presentismo un maestro podría ir todos los días y al final del año encontrar que todos sus alumnos fueron abandonando mientras él continuaba cobrando su adicional.

Hace poco leí un libro americano en el cual luego de entrevistar a las maestras en un colegio de un barrio pobre llegaron a la conclusión que las maestras no creían que los alumnos pudieran jamás llegar a algo. Luego entrevistaron a los padres y ocurrió algo similar. Trabajaron entonces sobre los padres y colocaron maestros de los mejores barrios que estaban acostumbrados a creer en el futuro de sus alumnos y el resultado fue excelente en muy poco tiempo. Es difícil avanzar cuando nadie cree en uno. Por eso también doy gracias ya que padres, hermanos maestros y amigo me transmitieron una enorme confianza.

-¿Alguna historia de tu infancia que todavía te intrigue?

-Si "Mima" mi vecina me contó que ella había visto el último malón en Azul y me lo describió. Yo tendría 8 años y ella 80 aproximadamente pero nunca verifique si la historia era verídica por los tiempos o si se la habían contado. Me impactó.

-¿Y luego de esa etapa primaria?

-En esa época no había internet y en Azul casi tampoco televisión. Descubrí la Biblioteca Ronco de donde retiraba entre 4 ó 6 libros por semana. Las bibliotecarias me introdujeron a los autores rusos, a Ortega y Gasset, a Erich Fromm a la filosofía y sobre todo al enorme placer por la buena lectura que me ha acompañado desde entonces. Les agradezco enormemente ya que ponían también pasión en mostrarme libros y presentarme autores.

Inolvidables el Club de Remo, el tenis, los deportes y las idas al campo y los caballos pasiones que el tiempo mantuvo. Y por supuesto los amigos con quienes compartíamos asados, discusiones de distinto tipo y el amor por el buen cine y por el buen vino!

-Estas circunstancias entonces...

-Fueron privilegiadas. Y no todos las tuvieron. Entre mis compañeros había gente muy inteligente que no siguió estudiando. Algunos simplemente no quisieron otros lo descartaron por imposible. Hay un caso que todavía recuerdo. Compañero del Comercial. Rendimos libre 2do. año es decir que en 70 días estudiamos y aprobamos más de 10 materias. Luego nos recibimos juntos. Yo me iba a Buenos Aires. Él quería estudiar Ingeniería y era excelente en matemáticas. No siguió y se hubiera recibido. Le sobraba talento. Mire la contrapartida y el ejemplo opuesto. Hace más de 10 años mi mucama peruana nos pidió permiso para traer a su hija de 9 años. La trajo, vivió con nosotros, le pagamos colegio privado y luego sus gastos de bolsillo durante la etapa universitaria. Se recibió hace pocos días de Licenciada en Sistemas e ingresó a trabajar a una compañía multinacional.

Dos resultados distintos de una misma problemática. En esto hay que trabajar.

-Haciendo...

-Creo que es fundamental organizar un sistema por el cual cada padre que manda sus hijos a un colegio público contribuye 50 centavos de dólar (un café) todos los días. Al hacerlo no sabe si va a ayudar a alguien o a su propio hijo, es decir que tiene un incentivo a contribuir. A esto debería sumarse el fondo educativo municipal que se cobra sobre el ABL. Azul pone todos los fondos en una compañía de seguros y con el conjunto se organiza un fondo de becas que apoye a aquellos que necesitan ayuda para continuar estudiando y que hayan evidenciado voluntad para hacerlo y necesidad de apoyo. Y habría que organizarlo en Azul para retener talento. Los locales tienden a volver. De 5 hermanos en mi familia 2 volvieron y por suerte para Azul los que volvieron son médicos. De mis 5 amigos (fuera de los compañeros de colegio) 3 volvieron.

-¿Y que habría que hacer para que vuelvan más?

-Hacer de Azul la mejor ciudad para vivir. En el mundo Seattle y Vancouver sistemáticamente son rankeadas entre las mejores ciudades para vivir en el mundo. Y son en la escala de Usa y Canadá ciudades chicas. ¿Que tienen? En primer lugar, grandes parques y espacios públicos. Y ahí me pregunto cuanto hace que no se crea un espacio verde público relevante en Azul. Porque no hacer un gran parque desde la margen del arroyo a la Ruta 51, como ya hizo el Club de Remo al ampliar el Club hacia ese lado. Mi amigo el arquitecto Daniel Cella, propone que entre la ruta 3 actual y la nueva ruta se haga otro gran parque. Si hiciéramos ambos estaríamos logrando un anillo de espacios verdes alrededor de Azul que se sumarian al Parque y al Balneario. E iniciar un masivo plan de arbolado. Fíjese cómo San Martín hizo de Mendoza que es un desierto un lugar de interminables avenidas arboladas con plátanos y álamos que con el paso de tiempo han crecido dando la impresión de un escenográfico túnel verde.

A eso debemos sumarle educación de calidad en la primaria y en la secundaria, pero si Azul es un gran lugar para vivir vendrán también profesores y maestras con vocación, dispuestos para dar lo mejor de si. Vendrán también médicos y habrá entonces la mejor salud posible en un círculo virtuoso.

-¿Son factibles este tipo de proyectos en las circunstancias actuales del país?

-Por supuesto. Hace 20 años aterrizamos en Mendoza y al mediodía no había donde almorzar. Hoy hay mínimamente 30 restaurantes de buen nivel. No había ni restaurantes ni hoteles en el Valle de Uco y hoy hay muchos. Teníamos un camino de ripio entre Tupungato y la Bodega que destruía autos y dientes y hoy es un camino asfaltado que termina en el Manzano Histórico. Con ello llego el turismo local e internacional. Es decir que Mendoza avanzo a pesar del país.

Pero para cambiar algo hay que cambiar en serio. Mi sugerencia seria que en Azul para intendente se vote solo entre partidos vecinales y que la elección defina solo quien puede implementar mejor el plan común. Acabo de regresar de las Grutas. Durante la pandemia en una ciudad de 6.000 habitantes prohibían bajar a la playa. Es decir que en un lugar de Km. de playas desiertas aplicaron las mismas medidas que se aplicaban en La Matanza. Que es eso sino seguir un criterio central innecesario, la vieja lucha entre unitarios y federales, pero con federales vencidos y dispuestos a aceptar normas absurdas e inaplicables.

"Hay que irse y aprender, pero siempre regresar"

-Te fuiste del país y volviste muchas veces. ¿Por qué?

-Hay que irse y aprender, pero siempre regresar. Un gran problema argentino es el segundo pasaporte.

-¿El segundo pasaporte?

-Así es. Alejandro Magno llegó a las costas fenicias y quemó sus naves. Reunió a sus soldados y les dijo: "Debemos salir victoriosos de esta batalla ya que hay una sola manera de volver a nuestras casas y es por el mar. Cuando regresemos lo haremos en los barcos de nuestros enemigos".

Y así fue. Hernán Cortes haría lo propio siglos después. Pero en Argentina muchos argentinos todavía creen que pueden volver a los barcos de donde vinieron. Que el barco esta ahí. Y ese barco es el segundo pasaporte. Tenemos que eliminar esta creencia y al menos mentalmente quemar las naves.

Renan decía que una Nación no es un territorio ya que hay países sin territorio (como los judíos hasta el nacimiento de Israel o los gitanos), no es una lengua (ya que hay países como Suiza que tienen 3) no es la religión (ya que hay países como China, Malasia y otros que tienen mas de una) sino que es haber hecho grandes cosas juntos, querer hacerlas todavía, y un idéntico futuro a realizar.

Hay que volver a pensar el país en grande. Lo mismo se aplica para el pago chico ya que con esfuerzos y pensando en el bien común hay un gran futuro por delante.