14 de junio de 2020
"La raza es la marca de una posición en la historia leída en el cuerpo".
Por Francisco Bariffi
Venimos observando las marchas por el asesinato de George Floyd, en contra de la violencia policial y del racismo sistemático en la cultura norteamericana, a lo largo de todo Estados Unidos y del mundo. Ante dichas manifestaciones, Trump llegó a considerar la incorporación de 10.000 militares en las calles para aumentar la contención represiva de los manifestantes. Mientras tanto, a miles de kilómetros de esas marchas, en nuestro país, distintas voces aprovecharon la ocasión para señalar que la Argentina también se debe a sí misma una revisión de sus raíces negras y de la forma en que se las ha tratado a lo largo de la historia y hasta el presente.
Según la antropóloga y filósofa argentina Rita Segato, "la raza es la marca de una posición en la historia leída en el cuerpo; la marca de la posición de los vencidos en el cuerpo".
La idea de raza nació a fines del siglo XV -cuando inició el saqueo colonial- y es propia de un pensamiento eurocéntrico. Implica la presuposición de que hay diferentes grupos humanos y de que cada grupo, por cuestiones "naturales", poseen capacidades y características distintas que los posicionan en un lugar inferior respecto del hombre blanco, un lugar inferior por el cual merecen ser explotados como lo han sido desde las invasiones europeas. La idea de raza justificó la explotación de millones de cuerpos, el saqueo de sus tierras y uno de los genocidios más grandes de la historia: el de la conquista.
El color de piel en las calles
Indicios actuales de esa misma violencia vimos, por ejemplo, cuando el año pasado se publicó en el Boletín Oficial, bajo el mandato de la ex ministra Bullrich, una resolución que permitía a las fuerzas de seguridad solicitar "aleatoriamente" el documento de identidad a cualquier persona que transitara por las estaciones de trenes. La aleatoriedad no era aleatoria, por supuesto. Cualquier persona que despertara sospecha a la mirada de la policía, en base a su aspecto físico, es decir, a través de un prejuicio de raza y de clase social, debía ser detenida por orden del ministerio para ver si alguno de ellos coincidía con algunos de los 21.000 infractores en trenes cargados en la base de datos.
Pueblos originarios
También vimos de esa violencia en la represión y en la difamación del pueblo Mapuche durante los últimos años en los medios masivos de comunicación. Toda su tradición cultural y sus reclamos políticos de reparación histórica parecieron quedar invalidados en la opinión pública a través de campañas de descrédito que llegaron a incluir la vinculación con grupos terroristas. Según estudios recientes del Conicet, a cargo de la investigadora Mariana Giordano, hoy en día se siguen perpetuando mecanismos de opresión sobre los pueblos originarios, es decir, sobre gran parte de las más de 950 mil personas que se reconocen como indígenas o descendientes de pueblos originarios (Qom, Wichí, Moqoit, entre otros). Estos mecanismos hacen de las históricas masacres ocurridas en nuestro país algo que continúa en la forma de una matanza silenciosa. Se impone la lengua castellana sobre las lenguas originarias, escasean políticas en favor de la perspectiva cultural de los pueblos, se reprime por medio de fuerzas policiales, se continúa con la explotación de los bosques nativos, y, como se dijo más arriba, se los representa de manera injusta (o no se los representa en absoluto) en los medios de comunicación y en la política.
Afroargentinos
Si nos remontamos hacia atrás en nuestra historia, no sólo observamos la violencia hacia los pueblos originarios, sino también hacia los esclavos de la época colonial. Miles de ellos fueron traídos desde África al Virreinato del Río de la Plata para trabajar en el servicio doméstico de casonas porteñas, en el campo o en minas. En la escritura canónica de nuestra historia, los rastros de esos miles de cuerpos fueron invisibilizados. Pasaron decenas de años hasta que se llegara a considerar los aportes de las comunidades africanas y afrodescendientes en el tango, el folclore (samba, chacarera) y el léxico, con palabras como mucama, quilombo, milonga, candombe, tango, mandinga o dengue. O hasta que en las escuelas se hablase de María Remedios del Valle, la mujer afrodescendiente que participó en los ejércitos de Manuel Belgrano en cada una de sus batallas, posteriormente nombrada como madre de la patria -es en su honor que la ley Nº 26852 establece el 8 de noviembre como el "Día Nacional de los Afroargentinos y de la cultura afro".
La población afrodescendiente escala hoy en día a más de dos millones en nuestro país. Las razones por las que esto no es evidente en el color de piel son, por un lado, la cantidad de personas negras que murieron en las guerras de independencia o a causa de enfermedades, y, por sobre todo, el mestizaje. Muchos argentinos ignoran que en su árbol genealógico hay sangre proveniente de África.
La Argentina, y el resto de Latinoamérica, debe ser consciente su propio racismo estructural. Como nos recuerda Rita Segato, cuando uno ve un cuerpo, automáticamente lo ubica de un lado u otro en una categorización binaria blanco/ negro según su tono de piel (como también categorizamos según género y posible clase social). "Hasta que no reconozcamos la discriminación racial, no vamos a tener un espejo que nos permita darnos cuenta de cómo miramos", dice Segato, "porque así miramos, miramos racialmente..."
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
24 de junio de 2025
24 de junio de 2025
Este martes en el SUMAC se concretó el acto de firma de 126 escrituras correspondientes a los barrios 64 Viviendas, Solidaridad, 120 Viviendas y Los Arrayanes.
24 de junio de 2025
24 de junio de 2025
24 de junio de 2025
23 de junio de 2025
23 de junio de 2025
23 de junio de 2025
23 de junio de 2025