Entrevista y nota: Fabián Sotes

Fotos: Nacho Correa

Una rica historia alberga esa añeja propiedad donde actualmente sigue teniendo su sede la Organización Garay-Borghi, la compañía de seguros ubicada sobre la Avenida Mitre entre Burgos y De Paula de Azul.

Titulada "Reciclaje", en la clásica sección "Baldosas Flojas" de EL TIEMPO la escribió el inolvidable y eterno Miguel Oyhanarte, en una columna publicada hace poco más de veintidós años. Concretamente, un viernes 13 de octubre de 2000.

Desde estas mismas páginas, el Decano de los periodistas de Azul contaba en aquel entonces: "La añeja finca de la Avenida Bartolomé Mitre -entre Uriburu y Burgos- que fuera la vivienda de la familia de don Paulino Rodríguez Ocón ha sido reciclada, respetándose las líneas arquitectónicas de su frente, y hoy es el atractivo y confortable asiento de la Organización Garay-Borghi Seguros Generales, firma de la cual son titulares los esposos Nélida S. Garay-Víctor J. Borghi".

"Estupendo -continuaba relatando en aquella "baldosa" Oyhanarte- es el trabajo que se ha hecho para conservar esa antigua construcción con un perfecto reciclado para el cual no fue tirada abajo ninguna de las paredes, ni siquiera de la parte interna de la casa".

"Claro que en la restitución de los pisos, puertas y ventanas que los años habían convertido en irrecuperables se han utilizado materiales de primera. De manera que el esfuerzo monetario hecho para restablecer la casona le ha dado máxima significación a este homenaje al pasado del terruño y, en particular, a una familia que ha hecho una contribución invalorable a la cultura azuleña", podía leerse también en esa publicación.

Después, el querido Miguel se sumergía en la historia de esa construcción, al señalar que "el fundador, don Paulino, fue un periodista de pluma descollante, uno de los componentes del grupo de admirables vecinos que impulsaron la creación de la Escuela Normal Bernardino Rivadavia, institución señera de la vida azuleña de todos los tiempos".

"Además los descendientes de Rodríguez Ocón, hasta la generación actual, se volcaron vocacionalmente a la docencia, es decir, a la formación intelectual y moral de la niñez y la juventud".

"Entre los elementos respetados en el reciclado se encuentra la artística y hermosísima puerta de hierro forjado, que incluye los números del año en que fue construida: 1869", continuaba el relato "baldosero".

Quedaba para el final de la nota el párrafo dedicado a quienes fueron los responsables de la restauración de esa casona: "El artífice de la obra renovadora, digna de los más cálidos elogios, es el arquitecto local Enrique Queirolo; y constructor, también de nuestro medio, el señor Luis M. Weimann".

Herencia de familia

En ese mismo espacio, el fotógrafo de EL TIEMPO "somete" gentilmente a los protagonistas de esta nota a la sesión de imágenes que forman parte de este reportaje, a propósito del Día del Seguro.

Al casting de fotos lo protagonizan los propietarios de esta compañía de seguros que sigue teniendo su sede en la casona que otrora fuera de Paulino Rodríguez Ocón: Manuel Ignacio Borghi y su papá, Víctor Julio Borghi.

Borghi padre, junto con su esposa, fueron los fundadores de esta compañía. Un legado que ahora continúa Manuel, quien a los 46 años de edad sigue disfrutando -según él mismo cuenta- ser un agente y productor de seguros, al igual que lo son sus padres.

En uno de los escritorios de las oficinas, ese recorte del diario de la "baldosa" que escribiera Oyhanarte hace más de dos décadas está colocado debajo de un vidrio. Y sobre una de las paredes de ese mismo espacio, lo está también una serie de imágenes que da cuenta de la restauración a la que la casona fuera sometida años atrás. Algo que -basta con verlo observar a esas fotos- llena de orgullo a Víctor Julio Borghi, quien a sus 74 años de edad sigue ejerciendo esta actividad.

Ahora lo hace acompañado por su hijo, quien se convierte en la voz de esta entrevista para conocer más detalles del rubro en el que sus padres y él vienen incursionando desde hace tiempo.

Alejandra Melián -quien desde hace veinticinco años trabaja como secretaria en la compañía y cuenta que estuvo a punto de recibirse de docente- se suma también a protagonizar, junto con los Borghi, las imágenes que el fotógrafo de EL TIEMPO toma.

A su manera, ella es un integrante más de esta compañía que el matrimonio conformado por Víctor Julio Borghi y Nélida Susana Garay crearon desde que comenzaron a trabajar en este rubro, hace ya más de cuatro décadas.

"Comparto la actividad con mi papá", le dice Borghi hijo a EL TIEMPO mientras recuerda lo que fueron sus comienzos en esto de los seguros, allá por el año 1997.

"Borghi y Garay, productores y asesores de seguros" refiere Manuel sobre el nombre de la agencia, donde se conjugan los apellidos de su mamá, "que también es productora de seguros", y de su papá.

El exponente más joven de la dinastía aseguradora de los Borghi ve como "una herencia" lo de trabajar en este rubro, a través de ese legado que le transmitieron sus papás. Y afirma: "Laburar con mi Viejo es perfecto, más allá de la diferencia generacional que tenemos. Entre ambos nunca tuvimos ningún tipo de problemas".

Manuel Ignacio Borghi recuerda cómo el paso de los años fue jerarquizando y profesionalizando esa actividad a través de la cual él se convirtió en un productor y asesor de seguros. "Cuando yo me matriculé esta profesión no se estudiaba. Ibas y rendías un examen en la Superintendencia de Seguros de la Nación y salías siendo productor y asesor de seguros. Pero ahora ya es una carrera terciaria que, si no me equivoco, dura tres años. Se puede estudiar de manera online en un instituto privado. Y si no, a través de la Superintendencia de Seguros de la Nación, en la Capital Federal, donde también podés capacitarte".

El pulso actual de la compañía

Según cuenta también Manuel Ignacio Borghi, unas mil quinientas pólizas son las que actualmente tienen en trámite en la agencia, cifra que no difiere demasiado de lo que es la cartera de clientes de las demás aseguradoras que funcionan en Azul.

"Nosotros -destaca- podemos vender seguros en todo el país. Mi matrícula me habilita para hacerlo en ciudades de hasta 200.000 habitantes. Hice una ampliación de esa matrícula, lo que me posibilitó agrandarla para ofrecer estos servicios en todo el país".

"Trabajamos con varias compañías de seguro. Hoy, la mayoría de las agencias lo hace con más de una", señala para después explicar con un ejemplo el motivo: "A veces sucede que una compañía te toma para asegurar un vehículo de un modelo antiguo, pero otras no. Entonces, cuando viene un cliente, al trabajar nosotros con varias compañías podemos darle la cobertura adecuada que necesita en esos casos".

"Además del seguro automotor, hacemos otros tipos de seguros: el que se llama 'combinado familiar', que es para el hogar; el 'integrado', para cualquier tipo de comercio; las ART por los accidentes de trabajo y los de tipo agrícolas, donde al cliente le ofrecemos asegurar su cosecha en caso de granizo; pero también el campo y el casco de la estancia. Hasta tenemos pólizas que cubren en caso de una estampida de animales".

"Ofrecemos servicios de seguros para todo tipo de riesgo", agrega el productor teniendo en cuenta las diferentes circunstancias en que una persona puede acudir a ellos en busca de asesoramiento, independientemente de que ese potencial cliente resida en el campo o la ciudad.

Un diagnóstico de la actividad

"Está difícil y hay mucha competencia", señala Borghi hijo al ser consultado por EL TIEMPO con relación al pulso actual de esa actividad que desarrolla.

"Además -agrega- la inflación nos afecta mucho. El valor de los bienes asegurados aumenta y eso después repercute en la póliza que deben abonar nuestros clientes, teniendo en cuenta que hay que actualizar los valores por el índice inflacionario, que permanentemente está subiendo".

"Hoy está difícil la actividad", reitera. "A veces, un síntoma de que las cosas vienen bien puede estar asociado a mantener la cartera de clientes. Pero vender, no se venden seguros como en otras épocas. Y eso tiene que ver con la situación económica actual del país, de la crisis que hay en general, que afecta a cualquier rubro y comercio".

La pandemia, al igual que en todas las actividades laborales y productivas del país, pegó fuerte en el rubro del que los Borghi forman parte.

"Tuvimos una merma con respecto a la cartera de clientes, pero después por suerte pudimos recuperarnos", recuerda ahora -que finalmente ya pasó esa época de aislamiento y encierro a causa de la crisis sanitaria- Manuel Ignacio Borghi.

Para ellos, funcionar en tiempos de pandemia "fue complicado". Pero, a su vez, significó todo un desafío para no quedar excluidos de ese nuevo perfil que marcó la aparición del coronavirus para las actividades laborales.

"En las ciudades del interior lo que se busca siempre es privilegiar el cara a cara con el cliente, que se vuelve mucho más fiel con uno cuando recibe ese tipo de atención personalizada. Pero durante la pandemia eso se vio interrumpido porque no podíamos salir de nuestras casas. Igualmente, nosotros también comercializamos nuestros productos de manera digital, una modalidad que se potenció durante la pandemia y que adoptamos, teniendo en cuenta que durante esa época lo presencial quedó a un lado por las cuestiones sanitarias y todo se volvió virtual", expresó Borghi hijo.

"Igual, eso es lo que se viene para nuestra actividad. Me parece que dentro de pocos años ya va a ser todo totalmente digital en materia de seguros. Ya ha comenzado a serlo, a través de aplicaciones que te permiten contratar una póliza, bajarla y pagarla por medio de un teléfono celular, por ejemplo. Si no nos adaptamos a eso nos vamos a quedar afuera del sistema. Sobre todo, con las generaciones más jóvenes, que ya optan por contratar de manera online un seguro y no vienen, como sí lo hacen sus padres o abuelos, a nuestro local para tener esa atención personalizada que hemos venido desarrollando a lo largo de nuestros años de existencia".

Al ser consultado sobre si existe una "cultura del seguro" en la Argentina o si aún eso es una materia pendiente en este país, Manuel Ignacio Borghi reconoce que "la sociedad no tiene todavía muy incorporada la cultura del seguro".

"Por ejemplo -explica- no se venden muchos seguros de vida, cuando en otros países eso sí sucede y el seguro de vida se vende muchísimo. Acá en Argentina es como que todavía no somos conscientes de eso. Sí lo que más se vende es el seguro automotor; pero porque es obligatorio tenerlo para poder circular. Lo que nosotros aconsejamos a nuestros clientes es que siempre tienen que cubrir los bienes que poseen".

Los Borghi, padre e hijo, en la agencia de seguros. Y también está en la foto Alejandra Melián, empleada de la compañía desde hace varios años.

Lo que vendrá y un agradecimiento

Manuel Ignacio Borghi no tiene hijos todavía; pero no descarta que el día de mañana esa tradición que existe en su familia ligada a los seguros continúe. Por ejemplo, a través de sus sobrinos.

"Me gustaría que el día de mañana a esta empresa la heredaran nuestras próximas generaciones. Me encantaría, cuando yo ya no esté, que esta actividad la continúen las nuevas generaciones de nuestra familia", afirma en ese sentido.

Para el final de esta charla, a propósito del Día del Seguro que se celebra hoy, Borghi hijo aprovecha para "agradecer a los clientes y amigos. Y quiero mandar un saludo especial en este día a todos los colegas, con quienes tenemos una excelente relación".

"Este año, a nivel general, está siendo complicado", admite a modo de balance sobre un 2022 que está a poco de expirar. "No sólo para nosotros, sino para todos, más allá de que ya dejamos atrás la pandemia, que fue muy dura y nos costó a todos por el hecho de estar encerrados, algo a lo que no estábamos acostumbrados, y que nos imposibilitaba abrir el negocio".

"Lo bueno de todo eso -destaca- fue que se bancarizó mucho la cobranza de nuestros servicios, que es lo que también viene, donde no va a haber más manejo de dinero en efectivo. Yo les cobro en efectivo a los de la generación a la que pertenece también mi papá. Pero entre las nuevas prácticamente eso ya no existe", dijo al aludir a una de las características que este tiempo actual posee, donde los Garay-Borghi siguen fieles a esa tradición que ya lleva más de cuatro décadas y tiene como principal finalidad asegurar y proteger los bienes de los azuleños.

El colectivo que, al final, era una casa

Manuel Ignacio Borghi habló de aquella vez que le tocó asegurar un micro que era usado como una casa por su propietario.

Cuando Manuel Ignacio Borghi es consultado para saber qué fue lo más raro que le tocó asegurar, inmediatamente recuerda lo que le sucedió no bien comenzó a dar los primeros pasos en esta actividad.

"Me llamaron por teléfono para decirme que querían asegurar un colectivo. Cuando fui a verlo, de afuera estaba impecable. En teoría, era un colectivo de pasajeros. Pero cuando al dueño del vehículo, que me había llamado para asegurarlo, le dije que me hiciera ingresar al micro descubrí que él vivía ahí. O sea, que era su casa lo que esta persona quería asegurar", rememora ahora.

"No era una vivienda ambulante, porque el colectivo tenía sus ruedas pinchadas, por lo que estaba fijo y parado en ese lugar al que fui a verlo, como si fuera una casa en realidad. Yo le dije en un principio que no se lo podía asegurar como un vehículo y que tenía que consultar con la compañía para ver si lo podíamos hacer como si fuera una vivienda, que era lo que realmente era", agregó con relación a aquel particular cliente que pasó por su agencia aseguradora.

"Eso fue lo más extraño que me sucedió en esta actividad. Finalmente, después de dar varias vueltas, conseguimos que una de las compañías que trabaja con nosotros reconociera al micro como una casa y, de esa manera, poder asegurarlo".

La iniciativa de Rivadavia

El Día del Seguro se celebra en Argentina -hoy, 21 de octubre- por una fecha que fuera establecida en el año 1944 desde la Superintendencia de Seguros de la Nación.

La intención en ese entonces fue "conmemorar la primera iniciativa gubernamental de Bernardino Rivadavia"; quien planteaba "crear un Banco de descuentos y una Compañía de Seguros Marítimos, los cuales se concretaron el 21 de octubre de 1811 mediante una nota dirigida por el Primer Triunvirato al Tribunal del Consulado".

Los datos del motivo de la elección de esa fecha -refiere también sobre esta efeméride el sitio web lhistoria.com- estuvieron vinculados a que "los primeros seguros en concretarse fueron sin legislatura ni cálculos estadísticos".