Este nuevo 8M nos deja muchas reflexiones, porque a pesar de los años de lucha y de la visibilización de la desigualdad estructural en la que vivimos inmersas, las cifras siguen siendo alarmantes. Cifras que nos demuestran que aún falta mucho camino por recorrer, muchos debates por dar, muchos puños cerrados por levantar.

Las mujeres de Evolución Radical este 8M paramos para que el aborto sea verdaderamente seguro legal y gratuito, paramos porque decimos basta de violencia machista en todos los ámbitos, basta de trata, de femicidios, travesticidios, transfemicidios y crímenes de odio. Y seguimos de pie y marchando porque la deuda es con nosotras, por la agenda pendiente que nos imposibilita generar autonomía económica para salir de la violencia.

Paramos y buscamos potenciar la agenda feminista, porque desde cada espacio, desde cada ámbito, debemos comprometer nuestros esfuerzos en pos de una sociedad que elimine la desigualdad, la discriminación, los privilegios, los beneficios para unos pocos.

Según La Casa del Encuentro, Observatorio Marisel Zambrano, en lo que va del 2023 se cometieron 56 femicidios a nivel nacional, 14 de los cuales fueron en Provincia de Buenos Aires, es decir, 27%. 4 de cada 10 mujeres asalariadas mayores de 14 años tiene un empleo informal, las mujeres dedicamos el doble de horas que los varones al cuidado de personas, hay mayor cantidad de hogares a cargo de una sola mujer que, a cargo de un solo hombre, no hay una redistribución equitativa de las tareas de cuidado.

La situación en el mercado laboral se refleja en la etapa de retiro: las mujeres en edad de jubilarse cuentan con menos años de aportes que sus pares varones y recurren a una moratoria en mayor proporción, como consecuencia, esto se refleja en menores haberes jubilatorios.

El acceso diferencial a la educación conlleva diversos intereses, valores y actitudes. Los niveles máximos de educación varían entre mujeres y varones: hasta secundaria incompleta: Mujeres 40% - Varones 46,3%; Secundaria completa: Mujeres 25,5% - Varones 26,7%; Superior o universitario completo o incompleto: Mujeres 34,4% - Varones 27%.

La participación de las mujeres en el mercado de trabajo favorece la autonomía económica y mejora la posibilidad de generar ingresos con protección social. Además, fortalece las redes de sociabilidad y el reconocimiento de las actividades que realizan. Sin embargo, existe una brecha salarial entre mujeres y varones que nos aleja de autonomía económica.

¿Qué es una brecha de género? Es la distancia entre mujeres y varones con relación a un indicador determinado. por ejemplo, la participación en el mercado laboral, el salario que reciben por igual tarea realizada.

Tasa de actividad: Mujeres 49% -Varones 70,2% - Brecha de género 0,70

Tasa de empleo: Mujeres 45,2% -Varones 66% - Brecha de género 0,69.

La participación laboral registra diferencias según la edad de las personas. En todas las etapas los varones presentan una tasa de empleo mayor que la de las mujeres. En las edades centrales (30-64 años), 64 de cada 100 mujeres se encuentran empleadas. Entre los varones, la relación es 88 de cada 100.

Además de presentar una menor participación en el mercado de trabajo, las mujeres son más propensas a atravesar situaciones de desocupación y subocupación. La tasa de subocupación horaria para las mujeres es un 75% superior a la de los varones.

Sumado a ello, las mujeres siguen asumiendo la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, y este es el principal obstáculo a su participación laboral plena. Mientras que 92 de cada 100 mujeres realiza trabajo no remunerado, solo 75 de cada 100 varones lo hace. Y el tiempo que dedican a las tareas es notoriamente diferente: Mujeres 6,31hs diarias, Varones: 3,40hs diarias.

Las mujeres ocupadas acceden en menor medida a puestos jerárquicos. Mientras que 8 de cada 100 varones lo hace, algo más de la mitad de las mujeres remiten a esta condición (4,7%).

Entre las personas ocupadas, por cada 100 pesos que gana en promedio un varón, una mujer gana 74. Además, la brecha de ingresos aumenta a menor nivel educativo y a menor calificación de la ocupación. Entre las personas que ocupan puestos no calificados, por cada 100 pesos que gana en promedio un varón, una mujer percibe 69.

A estas demandas debemos sumar la ausencia del Estado en el acompañamiento de mujeres con discapacidad, la falta de una mirada integral que ubique a todas las mujeres y disidencias en el foco de las políticas públicas.

Nos quedan muchos derechos por conquistar, una desigualdad que nos duele, una invisibilización que nos lastima, pero seguimos saliendo a las calles para revertir el futuro de nuestras sucesoras. (Prensa Evolución Radical)