Hace diez años que Franco Busso salió en una combi Volkswagen `85 adaptada a food truck, a la cual bautizó como "Clarita" (por su hermana) para recorrer el mundo.

Él es oriundo de Buenos Aires y durante su viaje conoció a la rusa Olga Khrustaleva, con quien se contactó mientras estudiaba en Paraguay.

"Fuimos a dar un paseo y la vida nos llevó a recorrer el mundo", dice el perfil de ambos en las redes sociales, donde tienen cerca de 40.000 seguidores que fueron cosechando a lo largo de tantos años.

Incluso, escribieron un libro que se titula Rutas Salvajes (un viaje se mide en amigos, no en millas), donde manifiestan sus vivencias a lo largo y ancho del planeta.

El pasado fin de semana esta pareja de trotamundos estuvo en Azul.

El sábado, en "La Cabra Negra" (el local gastronómico situado en De Paula casi Bolívar) ambos ofrecieron lomitos al Fernet, la especialidad que los caracteriza a la hora de cocinar.

Aquel encuentro fue todo un éxito si se tiene en cuenta la cantidad de gente que se acercó a probar este plato ofrecido por los viajeros.

Durante su estadía en esta ciudad, Franco y Olga aprovecharon para conocer varios lugares emblemáticos, tales como el Parque, el Balneario y La Posta del Viajero, entre otros.

Pero la pareja no viaja sola. Los acompaña en esa travesía que desde hace tiempo vienen llevando adelante otro pasajero: "El Subcomandante Marcos", un gatito que rescataron en un taller en México y con quien ya recorrieron, teniendo en cuenta este paso más reciente por Argentina, más de 30 países.

Durante todos estos años Franco se nutrió de momentos valiosos. Y una manera de atesorarlos fue dándole forma a una colección de patentes que cuelgan en la combi, teniendo en cuenta que cada una de esas chapas trae una historia consigo que habla de dónde y cómo fue recogida.

Ayer continuaron su ruta y salieron de Azul por la mañana.

EL DATO

Cuando en 2016 los chicos viajaron por Centroamérica se quedaron durante 20 días en la casa del matrimonio conformado por el hidrogeólogo Raúl Méndez Escobar, quien vivió en Azul durante 15 años, y la necochense Vilma De Marchi. En tanto, en Azul estuvieron alojados en La Tapera, de María Inés Torterola, donde ya habían estado en años anteriores.