A más de once años de ocurrida la desaparición de Amelia Esther Loustau, la Fiscal a cargo de la instrucción del sumario penal que por ese hecho se iniciara resolvió acusar del asesinato de la mujer al hombre que era su pareja.

Sin que solicitara su detención, ayer el ahora imputado por lo que a escala penal es considerado un homicidio simple -un delito que ante eventuales condenas contempla penas de prisión que van desde los ocho hasta los veinticinco años- fue indagado en los tribunales de Azul a tenor de lo que establece el artículo 308 del Código Procesal Penal.

En esa audiencia, desarrollada en horas de la mañana en la sede del Palacio de Justicia local, el sospechado de haber cometido ese crimen -para la época en que el hecho sucedió no existía todavía la figura penal del "femicidio"- estuvo asistido por una Defensa Oficial y optó por negarse a declarar, según informaron a EL TIEMPO voceros allegados a lo que continúa siendo la tramitación de esta causa.

Las mismas fuentes identificaron a ese hombre como Marcos Alberto García, un tapalquense que tiene 58 años de edad y actualmente está radicado en Azul.

Karina Gennuso, la fiscal a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción número 6, es quien sigue llevando adelante la tramitación de este sumario penal. Y por el caso, desde el Estado todavía se continúa ofreciendo una recompensa -actualmente de un millón de pesos- a todo aquel que pueda aportar más datos para conocer con certeza las circunstancias en que se produjo la desaparición de esa mujer, quien había sido vista con vida por última vez entre los meses de febrero y marzo del año 2011.

Acusado de un asesinato

La imputación que pesa sobre Marcos Alberto García como el probable autor del asesinato de Amelia Esther Loustau señala que ambos convivían en una chacra situada en el Paraje "La Colorada" del Partido de Azul para cuando se produjo, en ese lapso de tiempo ya referido, el hecho que ahora formalmente le atribuyen a título de autor al hombre que ayer fuera indagado en sede judicial y optara por negarse a declarar.

La mencionada chacra, ubicada sobre la Calle 162 y la prolongación Norte de la calle Rivadavia, fue el lugar donde -de acuerdo con la hipótesis sostenida desde la Acusación- García mató a Loustau. Un hecho que, sostiene también la representante del Ministerio Público Fiscal, se produjo "en un contexto de maltrato y de violencia de género" en el interior de la vivienda que para ese entonces el varón y la mujer ocupaban en ese establecimiento rural.

Con diferentes elementos de prueba colectados en esta pesquisa, la reconstrucción sobre lo sucedido llevada adelante por la titular de la UFI 6 refiere que, sin que hasta el momento haya podido determinarse con certeza la manera en que García ultimó a la víctima, ese hombre posteriormente se encargó también -"para asegurar su impunidad"- de hacer desaparecer el cuerpo de la mujer con la que "al menos" convivía desde febrero del año 2011 en ese lugar que es señalado como la escena de este crimen.

El dato

Fuentes allegadas a la tramitación del sumario penal señalaron a EL TIEMPO que en los próximos días la Fiscal a cargo de la tramitación de esta causa formulará la requisitoria de elevación a juicio del expediente. Esa presentación la titular de la UFI 6 la realizará ante el Juzgado de Garantías 1 que ahora, de manera subrogante, está a cargo del magistrado Federico Barberena.

El cuerpo nunca pudo ser hallado

En septiembre de 2019 se realizaron excavaciones en el suelo de la chacra donde, hasta su desaparición, Amelia Esther Loustau vivía con Marcos Alberto García. Desde ayer, ese hombre está formalmente acusado de haberla matado. ARCHIVO/EL TIEMPO

La última noticia que se tuvo por parte de sus familiares cuando desapareció fue que Amelia Esther Loustau, tiempo antes a que aquello sucediera durante los primeros meses de 2011, había venido desde Chillar a esa chacra ubicada en "La Colorada" donde ahora se sostiene que fue asesinada.

En la previa a que el hecho ocurriera, la mujer -que poco antes de denunciada su desaparición había cumplido 50 años de edad- conoció a Marcos Alberto García, el hombre que desde ayer figura formalmente acusado de haberla matado.

Las versiones de testigos incorporadas a la causa penal indican que la mujer fue vista con vida por última vez en febrero de ese año 2011. Y que al mes siguiente, como no se tenían noticias sobre su paradero, fue su madre quien decidió radicar una denuncia en la Subcomisaría de Chillar para que Amelia fuera hallada.

De esa manera comenzó a desarrollarse esta Investigación Penal Preparatoria que desde ayer tiene como el sospechado de haber asesinado a esa mujer al hombre con el que se había venido a vivir a la chacra ubicada en "La Colorada".

Las diferentes averiguaciones que se llevaron adelante, a lo largo de más de once años, no sirvieron para poder hallar el cuerpo de quien se sostiene ahora que fue asesinada.

Después de que Karina Gennuso asumiera como titular de la UFI 6 años atrás, aquella investigación penal que se había iniciado por la desaparición de Amelia Esther Loustau se reactivó.

En ese contexto se ubica lo que había sucedido en septiembre del año 2019, cuando se realizaron diferentes excavaciones en el establecimiento rural donde la mujer habría sido asesinada.

Pero aquellas tareas, que contaron con la intervención de un grupo de expertos y con la utilización de georadares que habían sido aportados desde la Gendarmería Nacional, no arrojaron resultados positivos.

Antropólogos y personal de Defensa Civil de Azul, junto con instructores de la UFI 6 y policías de la Seccional Primera y del Comando de Prevención Rural de esta ciudad, estuvieron participando en la búsqueda del cuerpo. Específicamente, removiendo diferentes sectores del suelo de esa chacra donde Loustau conviviera con García; el hombre que desde ayer es considerado el probable autor de su asesinato.

La imputación que pesa sobre el tapalquense ha sido formulada meses antes a que este sumario penal fuera camino a archivarse. Y abre un nuevo capítulo desde la Justicia, tendiente a establecer qué fue lo que realmente sucedió con esta mujer, de quien ahora se sostiene que fue asesinada por ese hombre al que conociera tiempo antes a que decidiera venir a vivir con él desde Chillar.

Los trabajos de campo que se habían llevado a cabo en ese establecimiento rural, a través de diferentes excavaciones en el suelo que se hicieron con una máquina retroexcavadora, no sirvieron para encontrar el cuerpo. Pero sí permitieron hallar prendes de vestir y demás pertenencias de mujer, las cuales estaban quemadas y enterradas.