La aprehensión del azuleño que este miércoles que pasó mantuvo cautivo en un kiosco al empleado de ese local, a quien también amenazó en reiteradas ocasiones con un arma blanca, fue convertida en detención.

Identificado como Jonathan Daniel Dupuy y de 33 años de edad, la medida cautelar fue ordenada desde el Juzgado de Garantías 1 por el magistrado Federico Barberena, en respuesta a una solicitud que formulara David Carballo, el fiscal titular de la UFI 2 que instruye un sumario penal vinculado con lo sucedido.

A través de lo resuelto, el hombre -que registra causas en trámite y una condena por delitos contra la propiedad- continúa siendo considerado el probable autor de privación ilegal de la libertad agravada.

"La agravante viene dada necesariamente por la utilización de un arma con la que, de modo violento e incluso mediando amenazas, privó de la libertad" -puede leerse en lo resuelto- al joven que resultara víctima de lo ocurrido.

Por ese ilícito, anteayer después del mediodía, Dupuy se había negado a declarar cuando fue trasladado a los tribunales de Azul para ser indagado.

Tras haber sido convertida su aprehensión en detención, transitoriamente el protagonista de lo que fuera aquel hecho -ocurrido durante las primeras horas de este miércoles que pasó en un kiosco situado en la zona céntrica de Azul- continúa privado de la libertad en la Seccional Primera local de Policía.

En lo resuelto ayer por el magistrado que entiende en esta causa se ordenó también que, una vez que se consiga un cupo ante el SPB, Dupuy sea llevado a la alcaidía de una cárcel de la zona. Concretamente a la que funciona en la Unidad 2 o en la 38, dos de los penales que están en Sierra Chica.

Lo sucedido

Tal lo que EL TIEMPO informara en su edición digital, un procedimiento desarrollado por agentes del Comando de Patrullas de Azul había derivado en las primeras horas del pasado miércoles en el arresto del ahora encausado.

Su aprehensión se había hecho efectiva después de que la Policía fuera alertada sobre una situación que se estaba registrando en ese momento en el interior de un kiosco situado sobre una de las esquinas de Yrigoyen y Moreno, en la Galería Piazza.

A ese comercio, luego de que cuando habían pasado unos minutos de la hora dos concurrió por primera vez en busca de un cigarrillo, el investigado regresó para llevar a cabo ese ilícito por el que ayer se ordenó su detención.

El hombre convirtió en víctima de lo sucedido a un joven que en ese entonces se encontraba atendiendo el local y tiene 22 años de edad. Y una vez que regresó al kiosco, Dupuy lo amenazó en reiteradas ocasiones con un cuchillo de fabricación casera que portaba -el cual luego sería recogido por los policías que lo aprehendieron- y lo mantuvo cautivo en el interior del local por alrededor de quince minutos.

"Loco, vení para acá porque te pincho. Quedate tranquilo y hacé lo que te digo... trabá las puertas del kiosco, no te vas a ir de acá, dale gil", se señala en las actuaciones penales que el encausado le dijo a la víctima una vez que regresó al comercio y le exhibió ese arma blanca que portaba para intimidarlo.

A través de la agresiva actitud evidenciada, el azuleño para quien ayer fue ordenada su detención mantuvo privado "ilegalmente de su libertad" al joven que estaba atendiendo el kiosco. Una situación que pudo ser abortada cuando personal policial se hizo presente en ese comercio para intervenir en lo que estaba pasando.

La llegada de los policías del CPA en varios móviles implicó, en un principio, que los efectivos de seguridad observaran desde afuera lo que sucedía dentro del local entre el agresor y su víctima.

En esas circunstancias, mientras se le pedía a Dupuy que depusiera su actitud, luego de transcurrido unos quince minutos el hombre acató la orden del personal policial.

De esa manera, dejó el cuchillo que portaba arriba de un mostrador y le dijo al empleado que abriera la puerta del local que instantes antes había obligado a que cerrara con llave.

Sin que presentara lesión alguna, el primero en salir del kiosco fue el joven que lo estaba atendiendo. E inmediatamente ingresaron al local los policías del Comando de Patrullas de Azul, quienes redujeron a Dupuy para después esposarlo y trasladarlo a la comisaría primera.

De acuerdo con lo señalado a este diario por voceros ligados a la instrucción del sumario penal que se iniciara por lo ocurrido, en ningún momento el hombre que está detenido evidenció intenciones de robo mientras mantuvo cautivo al empleado del kiosco. Y teniendo en cuenta las características que tuvo lo sucedido, se resolvió encuadrar a escala penal el hecho bajo la figura ya mencionada de "privación ilegal de la libertad agravada", el ilícito por el que ayer la aprehensión del investigado fue convertida en detención.

No bien Dupuy ingresó armado al local, el empleado al que después privó de la libertad accionó un botón antipánico que sirvió para que la Policía estuviera enterada de inmediato de lo que estaba sucediendo.

Además el propio acusado, una vez que la tenía encerrada en el kiosco, le dijo a la víctima que usara su teléfono celular para llamar al 911 y convocar a los efectivos de seguridad que, finalmente, terminaron arrestándolo.

Si bien en un principio, ante la llegada de los policías al comercio, el hombre evidenciaba desde el interior del local una agresiva actitud para con los uniformados, a los cuales insultaba, posteriormente se calmó.

"Ya está. Andá, abrí la puerta, perdí", le ordenó al joven al que mantenía cautivo, tras decidir entregarse y dejar que los efectivos de seguridad que lo observaban desde las afueras del kiosco ingresaran y lo aprehendieran.

El dato

Mientras la detención de Dupuy por lo sucedido en el kiosco del centro fue ordenada ayer, al mismo tiempo ese hombre continúa siendo investigado por el robo que, poco antes de la hora una de este miércoles que pasó, se produjo en la sucursal de la heladería "Grido" que está en Avenida Perón entre Burgos y Colón. Víctimas de lo sucedido resultaron dos empleadas de 20 años de edad, una de las cuales está embarazada de siete meses. El autor de ese ilícito las amenazó y también, aunque no se las exhibió a las mujeres, dio a entender que estaba armado. Tras acercarse a ambas jóvenes cuando estaban por cerrar el local, el delincuente -que tenía su rostro parcialmente cubierto para evitar ser reconocido- se llevó más de siete mil pesos que había en la caja registradora.