Sobrino de Leandro Alem, desde pequeño muy unido a su tío adquirió la pasión por la política la cual lo signo como líder de masas populares.

Hipólito Yrigoyen vivió la creación de la UCR y como nadie sufrió sus vaivenes internos, denostado y alabado por sus correligionarios. Condujo sin titubeos al partido en su transformación hacia un partido nacional que fue una opción real de poder que se cristalizó en 1916. Pero ese camino le llevó 25 años en los cuales hubo revoluciones, abstenciones y hasta se llegó a la disolución del partido en la Provincia de Buenos Aires el 29 de septiembre de 1897 "ante la desvirtuación de los propósitos que habían orientado al radicalismo desde su primer momento". Este sería el punto de inflexión en su carrera política a partir de la cual reorganizaría el partido surgiendo como líder indiscutido popular.

Fue artífice el radicalismo bajo su conducción de la ley del sufragio secreto, universal y obligatorio que sancionaría el gobierno de Sáenz Peña, instrumento que lo haría llegar a la primera magistratura en 1916, y de nuevo en 1928.

Durante su presidencia se lograron conquistas bien definidas como la intervención estatal en materia de cuestiones laborales, la solidaridad antiimperialista latinoamericana, la afirmación de una política propia frente a los choques de las grandes potencias mundiales, la reforma universitaria y la creación de YPF.

Propuso iniciativas que no fueron acompañadas por un congreso opositor, las cuales aspiraba a liberar la economía argentina mediante la creación de una marina mercante, la construcción de astilleros navales, el establecimiento de una política ferroviaria racional y la nacionalización del petróleo, el acrecentamiento de la personalidad del Estado en lo referente a servicios públicos, el rescate de la tierra pública, el código del trabajo y el salario mínimo entre otras.

Si bien durante su paso por la presidencia quedaron muchas iniciativas postergadas que serían luego banderas levantadas por otras fuerzas populares, Yrigoyen intentó la liberación del hombre en lo político, en lo económico, en lo social y en lo espiritual, dejando este legado como base doctrinaria radical.

En estos días en que observamos con preocupación el avance sobre ciertas libertades en nuestro país, en necesario recordar a Hipólito Yrigoyen, reflexionar y tomarlo como ejemplo de lucha y perseverancia. Manuel Álvarez - Pte. UCR Azul