24 de diciembre de 2025
El espacio custodio de la colección cervantina más importante de Sudamérica y de tesoros del Martín Fierro, vive un año de apertura histórica. Con cinco dependencias y tres edificios en su haber, la institución busca trascender sus muros mediante talleres, visitas guiadas y un ambicioso plan de extensión hacia los barrios. En diálogo con este diario, presidente de la Biblioteca Popular "Bartolomé J. Ronco", Gabriel Eilers, detalla el presente de este emblema del patrimonio hispanoamericano.
Por Laura Méndez
De la Redacción del Diario El Tiempo
El Complejo Cultural Ronco, uno de los pilares patrimoniales más importantes de la región, atraviesa un proceso de transformación histórica. Con una infraestructura que comprende cinco dependencias y tres edificios, la institución no solo resguarda la colección de Cervantes más relevante de Sudamérica y una invaluable selección de ediciones del Martín Fierro, sino que ahora busca derribar sus propios muros para integrarse plenamente a la vida social de Azul.
Tras un año marcado por una fuerte apertura a la comunidad mediante talleres y visitas guiadas, el Complejo proyecta ahora un ambicioso plan de desembarco en los barrios, llevando su acervo y sus actividades fuera del ámbito académico tradicional.
Para profundizar en este nuevo perfil institucional y los desafíos que conlleva gestionar un patrimonio de escala hispanoamericana, este diario dialogó con Gabriel Eilers, presidente de la Biblioteca Popular de Azul "Bartolomé J. Ronco".
"Cada visita guiada se convierte en una experiencia única"
-Muchos centros con colecciones valiosas son percibidos como lugares rígidos o "solo para académicos". ¿Qué acciones concretas están tomando para que cualquier vecino, sin importar su formación, se sienta bienvenido a entrar?
-En el Complejo Cultural Ronco trabajamos para que cada vecino se sienta parte. Organizamos visitas guiadas con lenguaje claro, talleres familiares y actividades interactivas que rompen la idea de "espacio rígido". Queremos que entrar aquí sea tan natural como entrar a la plaza: un lugar de encuentro, no de solemnidad. En el Museo Squirru y en la Casa Ronco, cada visita guiada se convierte en una experiencia única. No existen recorridos rígidos ni discursos prefabricados: los guías dialogan con los visitantes, escuchan sus intereses y adaptan el recorrido en función de aquello que despierta su curiosidad. Así, quien se acerca puede descubrir las obras y los espacios desde una mirada personal, construyendo un viaje cultural que se transforma según las preguntas, las pasiones y las expectativas de cada persona.
Del mismo modo, los talleres de lectura histórica y los ciclos de cine dedicados a la memoria del pasado han tendido un puente hacia el conocimiento compartido. Estas propuestas han logrado que familias y público en general se acerquen a la historia sin sentirla como un ámbito académico distante o exclusivo. Cada encuentro, ya sea en torno a un libro o a una película, se convierte en una experiencia participativa que despierta la curiosidad, fomenta el diálogo y permite descubrir el pasado de manera cercana, accesible y enriquecedora para todos.
- ¿Cómo se logra que el ciudadano común deje de ver esta colección como "el patrimonio del Complejo y empiece a verla como "su propio patrimonio"?
-Nuestro mensaje es sencillo: este acervo no pertenece a una institución, pertenece a la comunidad.
El patrimonio de la institución pertenece a la comunidad y se enriquece día a día gracias a sus propios aportes. En la Casa Ronco, las donaciones de ejemplares de Martín Fierro y Quijotes amplían la colección; en el Museo Squirru, piezas y fotografías antiguas se suman para preservar la memoria colectiva; y en la Biblioteca, los libros entregados reemplazan aquellos que se encuentran en mal estado, destinándose el remanente a fortalecer incipientes bibliotecas comunitarias.
-Si un joven que nunca leyó un libro físico entra hoy al Complejo, a cual dependencia, ¿qué experiencia le ofrecen para que no se sienta intimidado y quiera volver?
-Si un joven que nunca abrió un libro físico llega al Complejo, lo recibimos en la biblioteca con experiencias sensoriales: lectura en voz alta, libros-objeto que se pueden tocar, espacios de juego vinculados a la palabra. Queremos que descubra que un libro no es intimidante, sino una puerta a mundos nuevos.
En cada una de las dependencias, los visitantes siempre encuentran la presencia cercana de personas comprometidas: integrantes de la Comisión Directiva y empleados que, con amabilidad y genuino interés, se disponen a guiarlos y acercarlos al patrimonio. Su vocación de servicio y cordialidad hacen que cada recorrido se transforme en una experiencia enriquecedora, donde el encuentro con la cultura se vive de manera accesible y humana.
Incluso, en alguna oportunidad, algún socio se ha acercado en busca de un libro que estaba en préstamo, y los chicos de la biblioteca, con dedicación y entusiasmo, lo han asesorado para que se lleve otro ejemplar. Ese gesto sencillo refleja la disposición permanente del personal para acompañar, orientar y garantizar que cada visitante encuentre siempre una puerta abierta hacia el conocimiento y el patrimonio compartido.
"La colección no se queda en los estantes"
-¿De qué manera la colección de Ronco y de Martin Fierro está saliendo de los estantes para integrarse en talleres, debates o actividades lúdicas con los barrios de la ciudad?
-La colección no se queda en los estantes. Sale a las entidades educativas en forma de talleres de escritura, debates sobre identidad y actividades lúdicas donde los versos del Martín Fierro se convierten en canciones, dramatizaciones o juegos; como las del Quijote. Así, el patrimonio se vuelve vivo y dialoga con la actualidad.
Desde el año 2009, en el Museo Squirru se lleva adelante el proyecto "Aprendiendo en el Museo", una iniciativa que ha convertido cada visita en una experiencia educativa a medida. Las instituciones escolares, desde nivel inicial hasta superior, concurren al museo y encuentran guías que diseñan el recorrido en función de la currícula que sus alumnos están trabajando en el aula. Y cuando por distintas razones no es posible trasladarse hasta el museo, el personal se acerca a la institución educativa con una selección reducida de piezas, llevando consigo parte del patrimonio y asegurando que el aprendizaje continúe en un espacio cercano y accesible.
-¿Tienen previstos espacios donde la comunidad no sea solo espectadora, sino que pueda proponer actividades o incluso curar pequeñas muestras temporales basadas en sus intereses?
-Sí, tenemos previstos espacios donde los vecinos no solo observan, sino que proponen. Desde pequeñas muestras temporales curadas por escuelas o asociaciones barriales, hasta ciclos de charlas organizados por la comunidad. Queremos que el complejo sea un escenario abierto, no un monólogo institucional.
A lo largo del año hemos sido testigos de cómo diversos grupos musicales, artistas y escritores han elegido los espacios del complejo para desarrollar sus actividades. Cada presentación, taller o encuentro no solo enriquece la vida cultural de la institución, sino que también fortalece el vínculo con la comunidad. De esta manera, se va tejiendo una agenda y una política cultural compartida, donde la institución se convierte en un punto de encuentro abierto, dinámico y participativo.
"Uno de los desafíos es avanzar en la incorporación de rampas y señalética inclusiva"
-¿Qué políticas de accesibilidad (física, económica y de lenguaje) han implementado para asegurar que los sectores más vulnerables de la ciudad también disfruten de este acervo?
-La accesibilidad es un eje central: entrada gratuita en jornadas especiales, lenguaje claro en nuestras publicaciones y guías. Buscamos que nadie quede afuera, especialmente los sectores más vulnerables, porque el patrimonio cultural debe ser un derecho compartido.
Uno de los desafíos que aún tenemos por delante en nuestras dependencias es avanzar en la incorporación de rampas y señalética inclusiva. Reconocemos esta deuda con la comunidad y deseamos poder subsanarla en el corto plazo. Actualmente, los tres edificios cuentan con escaleras -en mayor o menor medida-, lo que representa una dificultad para la autosuficiencia de algunos visitantes. Sin embargo, siempre hay colaboradores o integrantes de la Comisión Directiva dispuestos a brindar su ayuda con amabilidad y compromiso, garantizando que cada persona pueda acceder y disfrutar del patrimonio que la institución resguarda.
-Más allá de la digitalización para preservación, ¿cómo están usando las redes sociales y la tecnología para llevar fragmentos de esta colección a la calle, al transporte público o a las escuelas?
-Más allá de la digitalización, usamos redes sociales para llevar fragmentos de la colección a la vida cotidiana: lecturas breves en escuelas y campañas que acercan citas y documentos históricos a los celulares de los vecinos. La tecnología nos permite que el acervo viaje más allá de nuestras paredes.
Nos encontramos en pleno proceso de digitalización de todo el complejo, avanzando en la catalogación de inventarios que incluyen libros, piezas, fotografías, DVD, CD y otros materiales. El objetivo es que este acervo esté disponible en línea, accesible para cualquier persona desde cualquier lugar del mundo. En este camino, hemos iniciado un trabajo conjunto con el Archivo Levene de la ciudad de La Plata para incorporar el sistema Atom, una herramienta que facilitará la organización y catalogación de documentos y fotografías. De esta manera, el patrimonio podrá consultarse de forma sencilla tanto desde una computadora como desde un dispositivo móvil, acercando la riqueza cultural de la institución a la comunidad global.
"Estamos planificando muestras móviles que lleguen a plazas y centros vecinales alejados del centro de la ciudad"
-¿Tienen planes de llevar "muestras itinerantes" o versiones móviles de la colección a las plazas o centros vecinales alejados del casco histórico?
-Sí, estamos planificando muestras móviles que lleguen a plazas y centros vecinales alejados del centro de la ciudad. Queremos que el patrimonio circule, que se encuentre con la gente en su propio territorio, y que cada barrio sienta que el complejo también está allí. Este proyecto busca incluir a las demás localidades del partido, ampliando el alcance de nuestras actividades. Incluso han surgido propuestas de llevar parte de las colecciones a otras ciudades, como ya sucedió en 2024 con la experiencia en Río Cuarto, reafirmando así nuestro compromiso de acercar la cultura a cada comunidad.
-Al finalizar tu mandato, ¿qué indicador te dirá que tuvo éxito: la cantidad de libros restaurados o la diversidad de personas que circulan por los pasillos?
-Hoy me toca presidir el Complejo, pero el verdadero motor es el trabajo mancomunado entre todos los integrantes de la Comisión Directiva, los colaboradores y los empleados. Desde que inicié mi relación funcional con la institución en 2009 (años antes como colaborador), y en cada cargo que he ocupado, siempre he planteado un esquema de trabajo horizontal, donde las decisiones y los logros se construyen de manera colectiva. Por eso, más allá de indicadores como la cantidad de libros restaurados o la diversidad de personas que recorren nuestros pasillos, el verdadero éxito será que la comunidad reconozca que este complejo se sostiene y crece gracias al esfuerzo compartido.
La riqueza está en la pluralidad de miradas que conviven en este espacio.
"Aquí te espera tu propia historia, contada desde las paredes, los libros y las voces de Azul"
- Si tuviera que decirle algo a ese vecino que pasa por la puerta todos los días, pero nunca se animó a entrar, ¿cuál sería su mensaje?
-A ese vecino que pasa todos los días por la puerta le diría: "Bienvenido, este lugar también es tuyo. No necesitás credenciales ni conocimientos previos. Aquí te espera tu propia historia, contada desde las paredes, los libros y las voces de Azul. Animate a entrar: descubrirás que ya eres parte de este patrimonio".
-¿Cuál es tu balance para este 2025?
-El cierre de un año siempre invita a la reflexión y al reconocimiento. Desde nuestro Complejo Cultural, espacio que se nutre de la memoria y del futuro, queremos compartir un balance que no es solo institucional, sino profundamente comunitario.
Este año estuvo marcado por la presencia constante de nuestros socios, quienes con su compromiso sostienen la vida cultural de la biblioteca, Casa Ronco y Museo Squirru. A ellos, nuestro más sincero agradecimiento. También a los amigos de otros espacios culturales, que nos acompañan y enriquecen con su cercanía.
La comisión directiva, con su trabajo silencioso y perseverante, ha sido columna vertebral de cada proyecto. La comunidad toda, con su participación activa, nos recuerda que la biblioteca y los museos son lugares de encuentro y de pertenencia.
Reconocemos también a los medios de prensa, que con su difusión multiplican nuestras voces y actividades, y al ámbito educativo, que año tras año nos elige como destino de visitas, sembrando en los más jóvenes el amor por los libros y el conocimiento.
No podemos dejar de mencionar la colaboración recibida de los estamentos gubernamentales como Nación, Provincia y Municipio a que han hecho posible la concreción de iniciativas que fortalecen nuestro rol social. Y un párrafo especial merece el CODACC, con quienes hemos trabajado de manera mancomunada, demostrando que la cultura se construye en red, con diálogo y cooperación.
Un capítulo destacado de este año ha sido el inicio de la puesta en valor del histórico edificio de la Casa Ronco. Esta obra fue posible gracias a los aportes económicos de amigos, socios y de la comunidad, que con generosidad y compromiso hicieron realidad un sueño largamente
anhelado. Ese mismo espíritu solidario y colectivo nos anima a proyectar, a priori, una intervención similar en el edificio del Museo, convencidos de que el patrimonio cultural debe ser preservado y compartido.
En este balance, lo que prevalece es la gratitud. Gratitud por cada gesto, por cada aporte, por cada presencia. El Complejo Cultural es más que tres edificios: es un corazón que late gracias a todos ustedes.
Con la mirada puesta en el nuevo año, renovamos nuestro compromiso de seguir siendo un espacio abierto, plural y vivo, donde la palabra y la comunidad se encuentren para crecer juntas.

La Biblioteca Ronco es uno de los centros literarios más visitados en esta ciudad.
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