POR UN PROYECTO INTERNACIONAL DE INGENIERÍA NAVAL. El estudiante azuleño Patricio Duhalde recibió el primer premio en la convención de Houston

El universitario azuleño Patricio Duhalde junto con su compañero de curso Enrique Liccardi, estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Mar del Plata, viajaron a Estados Unidos para recibir el primer premio obtenido en el concurso de diseño naval "Dr. James A. Lisnyk" de la SNAME. El proyecto presentado fue el "Buque de Misión Litoral", una patrullera que tiene como misión la defensa, protección y control de la Zona Económica Exclusiva argentina hasta la milla 200, por el tema de los pesqueros ilegales

El premio fue entregado el pasado 29 de septiembre. Los jóvenes retornaron a nuestro país esta semana, oportunidad en que EL TIEMPO nuevamente dialogó con el azuleño de 30 años de edad (Patricio "Pato" Duhalde, recordemos, nació el 16 de diciembre de 1991, en coincidencia con el aniversario de nuestra ciudad).

Cuando semanas atrás este diario anunció que uno de los premios más importantes a nivel mundial en materia de diseño de ingeniería naval había recaído en un joven estudiante azuleño, fue posible mantener una extensa entrevista sobre las características del proyecto. En esa oportunidad, "Pato" explicó que el diseño presentado en Estados Unidos -y premiado con los mayores méritos- "es un buque diseñado principalmente para defender, proteger o controlar la Zona Económica Exclusiva argentina, hasta la milla 200 por el tema de los pesqueros ilegales". También aclaró que "no es un buque pensado para la guerra, con misiles, con armamento pesado, sino que es un buque más liviano -no sólo porque es en construcción de aluminio-, sino porque está pensado para el patrullaje y control de embarcaciones de pesqueros ilegales".

En esta segunda oportunidad, la entrevista realizada el viernes tuvo como eje la experiencia vivida en Houston.

Patricio aseguró a EL TIEMPO que "fue difícil llegar hasta Estados Unidos, por el tema de la visa. La obtuvimos un día y al siguiente ya teníamos que viajar. Nos recibió una integrante de la SNAME ((Society of Naval Architects and Marine Engineers), una ecuatoriana que, además, nos recibió en su casa y nos dio una mano".

"Cuando llegamos, fuimos derecho a la Convención porque ya había arrancado, en Houston. Fuimos a la charla de apertura, algo muy interesante, sobre parques eólicos que, en un futuro, sería aplicable a la Argentina. Como el parque eólico Los Teros, pero este sería en el mar, en el sur, en la zona de Comodoro Rivadavia, ya que hay fuertes vientos".

En tal sentido comentó que "vimos que allá está lleno de campos eólicos en la tierra. Estaría bueno que se haga algún día en nuestro país. Esa fue la primera experiencia, ni bien llegamos", camino al alojamiento.

"Ya en la Convención [George R. Brown Convention Center, Houston, Texas] vimos que había varios stands, sobre todo de empresas norteamericanas. Tuvimos la suerte de contactar una empresa de América del Norte y de encontrar un argentino, que está radicado en Canadá, que nos asesoró también".

La empresa canadiense es la Thordon Bearings y allí trabaja el argentino José Duarte, quien también recepcionó a los estudiantes premiados.

Duhalde mencionó que, "como estudiantes, tuvimos la oportunidad de ir a varios eventos precisamente para estudiantes", puesto que "hubo varias conferencias, de diferentes temáticas. Por ejemplo, una que era sobre comparación de distintos barcos, en costo, en beneficio, en tiempo de producción, en perfeccionamiento, porque no es lo mismo soldar acero que soldar titanio, ya que requiere otros procesos. Esa fue una de las charlas más interesantes a las que asistí".

Algunas experiencias

Patricio Duhalde afirmó que "también tuvimos el Job Affair, al que iban varias empresas a presentarse para que los estudiantes las conozcan. Nos dimos cuenta de que hay mucha diferencia con ellos. Por ejemplo, la carrera de Ingeniería de ellos dura cuatro años y después hacen un Master o un Posgrado. Nosotros no tenemos Posgrado, pero Ingeniería son seis años de carrera en nuestro país, lo cual equivaldría a un Posgrado sin tesis, o un Master sin tesis". Específicamente señaló este aspecto "porque nos dimos cuenta de que teníamos conocimientos muy avanzados que ellos, que quizás estudiaban Ingeniería sin Posgrado no los tenían. Es decir, para nosotros acá el título es Ingeniero, pero estamos a nivel de un Master de afuera. Tenemos los conocimientos", con lo cual hizo una puesta en valor de la universidad pública de nuestro país.

El estudiante azuleño -a quien sólo le restan unos pocos finales para concluir la carrera de Ingeniería Naval en la UTN Mar del Plata-, indicó que "el día 29 fue cuando recibimos el premio en el George R. Brown Convention Center. No éramos los únicos, sino que estábamos en una mesa con varias personas, para recibir distintos premios y becas. La gran mayoría eran profesores, o alumnos, estudiantes, ingenieros, que desarrollaban 'papers' o estudios, siempre sobre ingeniería naval".

Añadió que "en último término nos llamaron a nosotros, que habíamos sido los ganadores del concurso. El premio nos lo entregó en mano el presidente de la SNAME. Recibimos el diploma y nos tomaron la foto. El nuestro fue el último premio que entregaron y después cerraron la conferencia, antes mencionaron quién iba a ser el próximo presidente de la SNAME. Naturalmente, estuvimos nerviosos, pero fue eso: nos llamaron, nos dieron el premio al primer puesto, pero no hablamos; nos felicitó bastante gente en ese momento y antes también, porque cuando llegamos ya sabían quiénes éramos, al menos los que estaban interiorizados con la SNAME, que no era el caso de los stands donde estaban promocionándose algunas empresas".

"Pato" recordó otra de las experiencias vividas en Houston. "Dos de los premiados, justamente, eran una profesora y su ayudante, de una materia de Ingeniería Oceánica. Nos invitaron a ir a su universidad a presenciar una clase. Fuimos a una clase de esta profesora y fue ahí donde descubrimos que nosotros estamos más completos que ellos, pero también es cierto que nos recibimos más grandes. La situación de Argentina es distinta: acá hay que trabajar y estudiar a la vez, no se recibe "al día", generalmente. En cambio, ellos se tienen que recibir "al día", sí o sí, en los cuatro años de carrera", por la propia exigencia del sistema educativo norteamericano.

En tal sentido, remarcó que "tenemos muchas oportunidades nosotros, como ingenieros argentinos. Como profesionales en general, tenemos mucha capacidad, en comparación con ellos. Aquí estamos acostumbrados a realizar reparaciones sobre la marcha, por ejemplo. En cambio, ellos paran hasta que llega el repuesto. No pueden trabajar, están como un poco limitados en ese sentido".

Pero, a su vez, "vimos también que son chicos cuando se reciben. Tienen 21 años. Yo tengo 30, acá somos más grandes, porque estudiamos y trabajamos. Son realidades distintas y salimos con otra perspectiva al ser un poco más grandes, inclusive ya habiendo trabajado. Nosotros ya salimos [de la universidad] con experiencia en la industria y ellos no, salen muy fresquitos".

"Nos felicitó mucha gente -agregó Patricio- y en un momento como que nos hicimos un poco famosos (se ríe), porque fuimos a la universidad y lo curioso es que voy y doy con una mujer que parecía una secretaria y justamente era la de reclutamiento de la universidad, fui a preguntarle dónde quedaba el tour que teníamos que hacer y me dice: ¿Pato? Sí, le digo. ¿Y Quique? Él no estaba al lado mío, pero le confirmé que sí y lo señalo, porque estaba un poco más lejos, así que ya nos tenían por conocidos ahí en Texas. Gracias al hecho de haber ganado el premio, nos habían invitado para la siguiente semana a un simulador de navegación de la empresa Marin, en la universidad Texas A&M, que es una de las más importantes en Ingeniería y que tiene 77 mil alumnos", remarcó, con admiración.

Hacia una regata

Patricio aseguró que, en los días agitados que vivieron junto su colega Enrique en Estados Unidos, "tuvimos la oportunidad de conocer a los alumnos del segundo y del tercer puesto [del premio obtenido]. Incluso fuimos a comer con ellos, porque hubo un evento para estudiantes. Los estudiantes del segundo y tercer puesto eran del Webb Institute de Nueva York. En la cena hablamos con ellos, incluso conocimos a unos hindúes que estaban haciendo un Master en la universidad Columbia Británica de Canadá. También tuvimos la oportunidad de hablar con el decano del Webb Institute; hablamos con varias personas de las facultades. La mujer que nos recibió en la Texas A&M era brasilera, así que pudimos hablar en español un poco (se ríe)".

Explicó, por otro lado, que "en el Job Affair se presentaron las empresas. Vimos que los estudiantes lo tomaron como para presentar currículum, pero en realidad fue algo más para que expongan empresas y presentarse ante los estudiantes. Nos parecía raro que llevaran currículums en papel... ¡En el primer mundo, gastando papel para esas cosas! Hablando con las personas de los stands de las empresas nos decían que sí, que generalmente toman los currículums, tratan de llevarlos a Recursos Humanos, pero se pierden si no están digitalizados, entonces es como más difícil entrar en el sistema. Nos decían que lo mejor eran enviar a través de la página. Nosotros no dejamos currículums, pero nos trajimos un montón de tarjetas de páginas para enviar currículums".

Invitaciones a conferencias, a clases teóricas, a charlas sobre ingeniería naval, naturalmente, marcaron los agitados días finales de septiembre y el inicio de octubre, tanto para el azuleño como para su coequiper de proyecto. Pero llegó la oportunidad de relajar y disfrutar una experiencia que, asegura Patricio, tampoco olvidará. "Hicimos una regata, ¡y salimos terceros! Así que nos entregaron una medallita olímpica y todo. Éramos nosotros dos y un norteamericano, Paul Miller, un genio de persona. Tiene 67 años y mucha experiencia en regatas. Pensábamos que era algo amateur, pero resultó profesional, así que le metimos garra, bien a lo argentino. Fue una experiencia genial. Rara, linda, agotadora. No podíamos creer que habíamos entrado en el tercer puesto, sin ser expertos en regatas. Realmente, para nosotros, fue un gran desafío hacer eso por primera vez".

Ya de regreso, en su hogar, y pensando en el futuro inmediato, Patricio comentó a EL TIEMPO: "Ahora estoy tratando de descansar, porque fue un viaje largo, muy cansador. Houston es una ciudad diseñada para andar en auto y nosotros andábamos caminando para todos lados... (se ríe)", mientras se toma, al menos, unos pocos días para recomponerse y volver a la actividad universitaria. A su mundo. Seguramente también, a enfocarse en nuevos proyectos relacionados con su profesión que es, a su vez, su pasión: la ingeniería naval. (M.L.)