3 de junio de 2019

. La ascensión de Piazza quitó a Vélez de la cima

Como espectáculo, el cotejo jugado en el Emilio S. Puente fue uno que acuñó matices acordes a las expectativas, en plena sintonía con la zona de la tabla que ambos ocupan en la tabla de posiciones. En líneas generales, este Vélez-Piazza fue un permanente buen partido de fútbol.

Visto desde la perspectiva de cada uno de estos equipos, para la V se trata de otro capítulo en la saga que comenzó hace cuatro semanas, racha que muestra que de los últimos 12 puntos en juego sumó tan solo 2. Para el equipo villero, una muy buena confirmación del potencial para seguir ambicionando jugar las etapas destacadas del certamen y un muy buen empujón para lanzarse definitivamente a ganar la fase regular, ese objetivo por el que ahora pulsea principalmente con Chacarita.

A muy poco de comenzar ya estaba planteado el escenario que (detalle más, detalle menos) se sostendría a lo largo de todo el encuentro: Piazza asumiendo el control, el riesgo con la pelota al pie, una sumatoria paciente de pases hasta que los senderos verticales se hacían claros. Vélez proponía una espera con mayor reposo en su campo, interceptar el balón y usar el espacio que se autoimponía por delante para responder hacia Barbieri sin muchas instancias intermedias.

En dos minutos, el partido se metió dentro de una coctelera. Primero, a los 7’, la bocha que desde la derecha cayó en la medialuna local; entre Vázquez y Zapata titubearon y no consiguieron despejar, el balón deparó en los pies de Ramón Sánchez, un “penal en movimiento”, que el 9 usufructuó con mucho aplomo, con un remate por bajo. A los 9’, la respuesta velezana tuvo el mismo impacto: levemente sobre la derecha, fuera del área, Kevin De Stéfano mandó una pelota al área que rebotó en un defensor y fue a dar a la izquierda del arquero, inclinado ya sobre su otro costado. La estirada del “Pelado” no bastó para impedir el 1 a 1. Detonaba muy temprano el encuentro, producía espasmos emocionales dentro y fuera del campo, un estupendo condimento para el clima general del reducto albinegro.

En Vélez comenzaban a ser aislados De Stéfano y Marateo, desconectados de los volantes para poder ser apoyatura y generar distracciones en las marcaciones piazzistas. Para el fondo visitante, dar con sólo dos delanteros, la mayoría del tiempo de espaldas, era jugar con ventajas. En la avanzada de Piazza, promediando la etapa Giménez ya gravitaba como un delantero más, casi imposible de neutralizar para sus marcadores. Ya sea en sociedad en espacios chicos y en carrera al espacio, cuando lo habilitaban en largo, Maxi hacía diferencias notorias en misión ofensiva.

Fue perdiendo atractivo el cotejo a la vez que ambos comenzaron a rendir en menor medida desde lo físico.

Con el segundo tiempo en marcha, se reinició también la supremacía villera; nuevamente, Piazza hace de la mitad rival un terreno donde expandirse, asociarse y moverse con soltura. Vélez se retraía para después propiciar la verticalidad en la contra, una de sus buenas potencialidades.

El segundo gol industrial hizo juego con la foto que nos mostraba el trámite en ese primer cuarto de hora: Calderón perdió en mitad del campo velezano con Brienzo, sobre la izquierda del avance visitante. Emilio recibió el favor de todas sus musas y produjo una habilitación preciosa para la carrera de Lorenzo Lara (de gran rendimiento) en el ingreso al área por la medialuna. El joven esperó por la salida de Carrizo y en el segundo final del que dispuso, cruzó -suave- una pelota justa para convertir.

En los tramos en los que el cotejo escapaba de ese estado tan equilibrado que Vélez pugnaba establecer, un desarrollo más bien cerrado, el equipo que dirige Gómez disponía de un escenario futbolístico favorable para desmoronar a su rival. Piazza sumó, en pocos minutos, al menos tres ocasiones claras para cerrar -antes de los 30 minutos- el futuro del partido.

Y en eso andaban los dos cuando surgió la versión de Matías Ledesma que tanto necesita Vélez. Pelota al pie, avanzando de frente contra el área rival, el volante soportó la estocada de la marcación y jugó, corto y hacia la derecha, para la llegada de Calderón. Muy lúcido, el 8 devolvió el esférico a la zona central del área, justo a la corrida de Andrés Marateo quien, con un remate alto, venció a Barbieri. Un gol muy bien concebido por los tres hombres de la casaca verde. Recuperado, con la propulsión villera ahora más contenida, Vélez pulseaba por el control en una versión mejorada.

A los 35’, el tercer gol de Piazza deparó la polémica de la tarde, en la que además de verse involucrado el juez Gastaldi, fue el asistente uno Giobbi el que recibió las quejas del local. Lara mandó un centro largo y cerrado de derecha a izquierda, contra la meta, Sergio Valdez primereó a Rivarola y cedió la pelota hacia atrás; Sánchez controló sin muchas molestias y mandó una pelota alta que rebotó en el travesaño y picó. Para todo Vélez, ese pique (muy fino en torno a la línea) no fue dentro del arco y de ahí el enfado manifestado hasta el final.

La avanzada final por parte del local, movilizada más por ese enojo que por los fundamentos futbolísticos, aportó tensión e incógnitas en el cierre, pero no terminó de adquirir la relevancia necesaria para torcer el rumbo del juego. Ese rumbo que permite a Piazza ser escolta y (todavía más) candidato a las pujas importantes en el torneo.

LA FIGURA

Ramón Sánchez

Podríamos decir que Ramón está recuperando su memoria futbolística o que el contexto del equipo lo involucra de una manera mejor. Lo cierto es que Sánchez marcó por duplicado y fue fundamental para la victoria de Piazza en el gran partido de la fecha.

Vélez 2

Piazza 3

Vélez

M. Carrizo

M. Zapata

M. Chacón

A. Rivarola

N. Olivera

A. Vázquez

A. Marateo

A. Calderón

K. De Stéfano