El pasado viernes por la noche estuvo en La Criba brindando un show "Son Fandango". La actividad estuvo organizada por NUPA y el centro cultural. Es así que ante una buena cantidad de público se pudo disfrutar de músicas afro colombianas en el patio trasero del espacio.

Es importante destacar que Son Fandango es una agrupación que interpreta músicas folclóricas del caribe colombiano, vinculadas a la tradición triétnica afro - indo - mestiza.

Cuenta con diez años de trayectoria en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina; siendo uno de los grupos pioneros en la zona, formadores y difusores de este legado.

En tanto cuenta con instrumentos tradicionales, donde se destacan la profundidad de sus tambores y el embrujo de sus gaitas.

Las gaitas, son instrumentos ancestrales que provienen de los indígenas cunas, koguis y zenúes que han habitado la costa norte colombiana. Su origen es el caracol, instrumento ancestral que los zenúes llamaron shua. Por su parte, los kogui tienen unas flautas a las que llaman kuisi, que están hechas en pares -hembra y macho-, se tocan simultáneamente y son usadas en los rituales indígenas.

Los instrumentos de percusión incluyen tambor alegre, llamador y tambora.

Son Fandango propone una diversidad de atmósferas sonoras capaces de conectarnos con un abanico de emociones, inspiradas en la variedad de sus ritmos y repertorios. Estas músicas llegaron a Azul para proponer alegría, danza y canto colectivo.

Sus letras hablaron sobre paisajes, costumbres, naturaleza y mitos.

En sus 10 años ha recorrido escenarios en distintos lugares del país y de Latinoamérica.

Asimismo, su elenco fue mutando, pero la banda supo preservar la esencia del hacer cultural y su compromiso con el arte. Es reconocida en la ciudad de La Plata, CABA y alrededores por su recorrido en estos años.

Sus integrantes son: Diego Andres Carranza Ramirez, músico multiinstrumentista percusionista de Bogotá; Mónica Rosso Uribe, vocalista de Medellín, Colombia; Diego Rene Barrientos, vientista, guitarrista y vocalista, de Neuquén; Roger Mario Horna Minaya, percusionista y vocalista de Perú; Mercedes Sacchetti, percusionista y vocalista de Viedma, Río Negro y

Felipe Andres Gómez, contrabajista y percusionista de Bucaramanga, Colombia.

EL TIEMPO dialogó con Diego Andrés Carranza Barrientos quien contó acerca de la experiencia de Son Fandango en La Criba el viernes y en NUPA el sábado y se refirió a cuestiones vinculadas a este tipo de músicas.

¿Cómo llegan a Azul?

En principio el multi instrumentista percusionista hizo alusión a cómo llegan a esta ciudad.

Recordó que "llegamos a Azul por medio de 'la tía Alicia' (Lapenta) que conocía a Roger, ella estuvo en La Plata, creo que era el cumpleaños de Roger e hicimos una rueda de cumbia que es un encuentro de gente que toca ésta música".

Aclaró que "se dice rueda porque primero se toca en círculo y después que se van rotando los instrumentistas. Entonces, a la tía Alicia le gustó un montón lo que vio y nos dijo que ella tenía un espacio cultural, que tenía como hacernos llegar a Azul".

Del mismo modo agregó que "entonces ahí surgió toda la intención primero de llegar a La Criba y después el toque más íntimo en NUPA el día sábado".

"Esta música es muy bien recibida en Argentina"

En segundo lugar "con respecto a la identidad el músico remarcó que "esta música es muy bien recibida en Argentina, es decir queda a 8000 kilómetros de distancias del lugar de donde se comenzaron a hacer estas músicas. Sin embargo acá hay una readaptación que permite también una unión profunda entre estas dos culturas: la colombiana y la argentina".

Acerca de Azul, explicó que "nos pareció un lugar bastante acogedor, la gente nos recibió muy bien la verdad no llegamos a conocer en profundidad el lugar así que la impresión que nos llevamos es que estos días compartimos, obviamente vimos la movida cultural de esas jornadas. En otra oportunidad quisiéramos volver y profundizar esa relación que se tiene con el lugar".

"Nosotros somos trabajadores"

Por otra parte Diego opinó que "en cuanto a la falta de espacios para tocar, en La Plata por ejemplo observamos que hay, tanto para tocar como para la formación. No es que haya una academia especializada para enseñar la gaita y los tambores, es decir que se han hecho conocidos porque gente como nosotros, viajo mucho y se ha compartido. Se ha pasado de generación a generación.

Estas músicas se originaron del encuentro", opinó.

Asimismo continuó "como lo pudiste ver, éstas músicas se

originaron del encuentro de esta triétnica: de la negra, la mestiza y la indígena. Este encuentro dio como resultado toda esta alegría porque la música busca generar especialmente ello".

Para terminar, siguió "busca generar el baile, la sonrisa, la alegría. Bueno, y estos encuentros y la música transmite, eso sí.

Por eso los lugares a donde vamos a tocar que algunas personas nos han dicho que es bastante difícil hacer bailar a la gente pero confiamos con que esta música tiene la particularidad de que hace bailar a todo el que esté sentado, así que esa es la intención".

El rol del artista

En otro trama de la charla, precisó que el rol del artista "estaría interesante ver, el rol del trabajador del obrero, que muchas veces se rescinde al artista de este rol. Sin embargo si revisamos, a nivel histórico, la música ha sido protagonista de los cambios más radicales que se han dado en la historia. Si lo podemos ver, por ejemplo, en la iglesia como por medio de la música, captó a mucha gente y la unió bajo una misma idea".

Ejemplificó que "el lenguaje musical y la misma escritura musical la hizo la iglesia para unir un montón de identidades que estaban diversificadas, en los hallazgos los pueblos carolingios, los tomó la iglesia y los unió por medio del lenguaje musical.

Entonces, el rol del artista y el rol del músico son muy importantes a nivel sociocultural. Nosotros somos trabajadores, es decir vivimos, pagamos cuentas y es difícil que la gente acepte esta cuestión somos trabajadores también a la par de cualquier obrero".