Franco Maximiliano Portillo trabaja como carnicero en el autoservicio de Burgos y Aldaz donde ayer por la mañana al menos dos sujetos, uno de los cuales portaba un arma de fuego, llevaron a cabo este violento robo que les permitió apoderarse, entre pesos y dólares, de una importante suma de dinero.

Una primera declaración del empleado -de 42 años de edad- ha servido a los investigadores para conocer más detalles de lo sucedido.

Ese testimonio le fue tomado por el personal policial ligado a lo que ahora está siendo la instrucción del sumario penal iniciado por este ilícito.

A través del testimonio del trabajador fue posible conocer que ayer llegó al autoservicio cuando era la hora 8.15 y que en ese entonces, una vez que ingresó al local, se encontró con los dos delincuentes.

En ese entonces, ambos sujetos ya habían llevado hasta el baño a las demás víctimas que tuvo este hecho: Fernando Luis Gerling, el dueño del negocio, y Susana Vidotto, la empleada.

Al ingresar Portillo al local, hasta él se acercó inmediatamente uno de los asaltantes, que tenía puesta una campera similar a las que usan los trabajadores de Malvinas. Además, su rostro estaba parcialmente cubierto con lo que sería una bufanda.

El ladrón lo tomó por detrás, lo obligó a que bajara la cabeza para evitar que lo reconociera y le apoyó en la espalda lo que podría haber sido un arma de fuego.

Mientras amenazaba con matarlo, en esas circunstancias lo condujo hasta el baño que hay en el mismo inmueble donde funciona el autoservicio.

En ese lugar ya estaban Vidotto y Gerling. Este último, inmovilizado con precintos de plástico y herido tras haber recibido ese culatazo en la cabeza, a causa de lo cual manchas de sangre podían observarse en el piso del local.

Las demás víctimas que tuvo este violento robo se encontraban sentadas en el baño, custodiadas por el otro autor de este ilícito.

"Yo tengo hambre, así que me quedo", escucharon el dueño y los dos empleados del autoservicio que dijo uno de los asaltantes, en respuesta al pedido de Gerling para que se fueran.

Al mismo tiempo, ambos amenazaban con matar a los tres, luego de que, no bien la secuencia de este robo se iniciara, el dueño del autoservicio fue golpeado en la cabeza con la culata del revólver que portaba uno de los delincuentes.

Cuando los ladrones huyeron con el dinero del que se apoderaron, instantes más tarde Gerling logró liberarse de los precintos con los que habían atado sus manos y sus pies.

Después llegó la Policía y comenzaron las primeras averiguaciones en torno a un hecho por el que hasta anoche continuaban buscando a los sujetos que lo cometieron.

EL DATO

El sujeto que redujo al carnicero que trabaja en el autoservicio portaba un palo. Y luego de preguntarle quién era, le dijo que se quedara "piola" porque aquello que estaba sucediendo en el comercio era un robo.