EXPERIENCIA DE VIDA. "Me cuesta creer que la gente no entienda las situaciones de los sordos"

Por Laura Méndez

De la Redacción de EL TIEMPO

Nicolás Orengo tiene 27 años. Su particular historia data de cuando tenía 2 ó 3 años ya que debido a un bajo nivel de audición comenzó a utilizar audífonos. Es hipoacúsico.

Actualmente trabaja en Maxiconsumo, vive con su mamá y una de sus hermanas. Lleva una vida normal aunque admite que recibió discriminación a lo largo de su vida.

Nicolás cuenta un fuerte testimonio de vida que decidió publicarlo para que los lectores tomen conciencia de la falta de empatía que hay hacia los hipoacúsicos y por ende, la discriminación.

Exclusión y escuela

"Me cuesta creer que la gente no valore las situaciones de los situaciones sordos", mencionó en primer lugar. Contó una circunstancia que vive a menudo.

"En los boliches cuando ha estado alto el volumen de la música se me complica conversar con alguien, entonces se enojan cuando les pido repetir frases y se van. Algo que me parece absurdo".

Se remontó a cuando era niño: "Comencé con fonoaudiología Silvia Zeberio quien me enseñó a hablar y a escribir mejor, pero empecé solo cuando tenía 3 años".

Estuvo 16 años en la escuela Nro. 505 y tuvo diferentes maestras: Ana, Leila, Jaqui, Ivana, Maria Inés y Marité.

"Fui a la primera escuela común Escuela Nº 16 - Pje. La Colorada. De ahí aprendí a progresar, sin embargo sufrí problemas psicológicos por de la maestra Alicia Mele y volví a la Nro. 505. Después, estuve 2 años en la Escuela 18 donde me sentí cómodo".

Recordó "ahí conocí a Maris Turón, una maestra humilde, gran persona. Además me gustaba el aire del patio de la 18, me gustaba jugar al fútbol.

No obstante, Orengo expresó que "la docente no me hacía jugar, ni hablar con los compañeros. Por ese motivo me entristecí muchísimo y volví a la escuela Nro. 505 por tercera vez".

Continuó contando que "en el año 2008, ya de adulto, me inscribí en la escuela Nro. 64 donde me sentí más cómodo, de hecho tenía compañeros que se portaron de 10 conmigo y recuerdo a la maestra Marcela, humilde y gran persona".

"Terminé la primaria y decidí descansar un tiempo para seguir con la secundaria", mencionó.

"Me gustaría ser como mi viejo"

En segundo lugar, Orengo hizo alusión a los valores que le inculcó su padre en cuanto al trabajo.

"Mi viejo era un laburador incansable, era empleado de César Benigni, un gran jefe y gran persona con quien trabajó 16 años en una empresa llamada Distribuidora 25 de Mayo", sostuvo.

"Siempre, los sábados, lo acompañaba en sus viajes a Olavarría. Me gustaba las cosas del laburo que hacia

Siempre pensé y dije que me gustaría ser como mi viejo".

Añadió que "en el año 2009 trabajamos juntos con mi papá en Gigante del Centro, lo cual me emocionó muchísimo, siempre lo quise hacer, desde chiquito pude cumplir un sueño".

"Un año después mi viejo se enfermó, tuvo un tumor. Yo siempre pensé cómo seguir adelante. Tres meses después surgió un cambio de dueño y el local comenzó a llamarse Maxiconsumo S.A., no sabía qué iba a pasar qué iba a pasar con eso. En diciembre de 2010 falleció mi viejo, yo quería 'largar' todo y mi vieja me insistió que siguiera en el laburo que por suerte mantuve. Gracias a Dios".

"Me siento parte de este deporte tan lindo"

Para terminar, Nicolás habló sobre su pasión: El pádel.

"Es mi pasión desde los 15 años, jugando conocí gente humilde y grandes personas como Eduardo García y Nancy Vera quienes me abrieron las puertas. Además conocí mucha gente como David, mi primer profe, ahí también aprendí juegos que me gustaban. Además en el 2009 me alejé un poco, después de un tiempo, aproximadamente un año y medio le volví a escribir a Nancy que quería volver y sigo adelante. Conocí mucha gente que ya dejó el pádel. En el año 2018 participé de dos primeros provinciales de FEJUBA en Mar del Plata donde la pasé espectacular con amigos en Mar del Plata y otro en Olavarria. Son cosas que dejan la vida y también me hice amigos de todo Azul y Olavarria. Me siento parte de este deporte tan lindo".