FALLECIMIENTO DEL PADRE LUIS BOVE. Recuerdos de un hermano que partió... con la misión bien cumplida

Recuerdos de un hermano que partió... es homenaje y testimonio al querido padre Luis María Bove. Nació en la vecina ciudad de Tapalqué y partió al cielo el día de Nuestra Señora de Fátima, el pasado 13 de mayo.

No imaginaba de niño que aquel muchacho, con el que compartíamos las fiestas de la Navidad en casa de mis abuelos maternos, llegaría ser sacerdote, y que Dios nos iba a unir en esta vocación, y en el cuidado de la querida parroquia del Carmen de Azul.

Pregunté a mis feligreses qué recordaban del paso de Luis por nuestra comunidad, y el primer testimonio que recibí ya sería más que suficiente para agradecer su vida entre nosotros. "Me enseñó a perdonar", me dijeron... ¡Que maestro más grande, el que enseña estas cosas!

Seguramente muchos lo recordarán por su paso por el Instituto cuando se formó como profesor de historia, o como animador de la liturgia en la diócesis y en diversas comunidades. El movimiento de Cursillos tuvo en él un fuerte apoyo, y muchos sienten la pérdida de un compañero y amigo, sobre todo entre los sacerdotes y en las parroquias donde vivió su sacerdocio.

Fue misionero en la Patagonia y cada septiembre viajaba a Salta a recibir a los peregrinos de la Virgen del Milagro, que año a año recorren cientos de kilómetros a pie para honrar a su tierna Madre del Cielo.

"Padre Luis María tuvo el don de embellecer nuestra comunidad: desde lo físico, arreglando el templo, la casa, el patio donde realizamos tantos encuentros con los niños de catequesis... En lo pastoral, las celebraciones tan profundas, las hermosas confesiones donde nos hacía sentir el amor y la presencia del Señor; como olvidar las salidas en carro para Navidad con el Niño Dios cantando villancicos por los barrios, las bicicleteadas con los niños de catequesis, la dedicación y trabajo en Cáritas, las charlas de Adviento y Cuaresma, el acompañamiento a los matrimonios, la colecta de Cáritas que se hacía de dos en dos y era un día de alegría en el servicio para tantos que participábamos. Como pastor y amigo, siempre presente acompañando la vida en las alegrías y en las penas. Como ejemplo, con las inundaciones, apenas bajaba el agua, nos visitaba para ver cómo estábamos y si necesitábamos algo. Siempre impulsándonos a seguir al Señor y a amar a la Madre, su paso por nuestra comunidad y nuestra vida deja una huella profunda.... Así me compartía una feligresa.

Fue cercano a personas grandes y a muchos jóvenes. Nuestra parroquia del Carmen de Azul agradece a Dios su paso por nuestras vidas, y las semillas del Reino que sembró entre nosotros.

Padre Luis rezá por nosotros. Te adelantaste en el camino. Seguro el padre Jesús Mendía, tus padres y tantos familiares y amigos te han recibido con gozo en el Cielo. Quiera Dios algún día nos volvamos a encontrar. Seguro nos estarás esperando, y rezarás para que nosotros también podamos llegar".

P. Fabián Gerez