Por Pablo Disalvo

Los vecinos de las localidades que integran a la ciudad cabecera del Partido, siempre soñamos con estar integrados a ella; no significa solamente pertenecer al Partido, significa tener las mismas posibilidades de desarrollo, de calidad de vida. En definitiva, de tener las mismas oportunidades de crecimiento.

Con los años parece que esta integración se va diluyendo. Incluso, muchos vecinos se preguntan: ¿La ciudad de Azul quiere que formemos parte de su Partido?

Las elecciones traen promesas, la palabra integración es la principal de todas y cuando terminan las elecciones, nuevamente, vemos cómo esa palabra se pierde con el pasar del tiempo y los políticos asentados ya en sus cómodas oficinas se olvidan de los vecinos de los pueblos. Esta reflexión no tiene intenciones partidistas, porque parece que con todos los espacios siempre es lo mismo, se ha naturalizado esta circunstancia, o mejor dicho lo hemos naturalizado porque esto viene pasando desde hace años.

En algún momento como sociedad, cómo pueblerinos, tenemos que tomar otra postura y empezar a hacer sentir nuestras voces, que son tan valiosas como la de cualquier otro habitante del mundo. Debemos y tenemos el derecho a reclamar una mejor redistribución de los fondos públicos para poder mejorar nuestros pueblos para que tengamos mejor calidad de vida, a través de obras públicas y viales, modernización del estado y las instituciones; que nuestros centros de salud tengan los elementos necesarios para que los vecinos podamos atendernos sin tener que viajar 60 kilómetros, como también la puesta en valor de los espacios públicos de nuestras localidades.

La recaudación local, los fondos de Provincia y Nación llegan a las arcas municipales y nosotros seguimos a la espera de que alguien se acuerde de que existimos.

Ojalá en algún momento la política o mejor dichos los actores políticos dejen de actuar según la cantidad de habitantes que hay en cada lugar y empiecen a valorar a cada uno de nosotros, porque todos los vecinos tenemos que tener las mimas oportunidades a una mejor calidad de vida y así ver a nuestros pueblos crecer y ser pujantes.

A veces pienso que tal vez hay que dejar de vivir en campaña permanentemente y empezar a unirnos más, a dialogar más, en las localidades vivimos gente que se levanta cada mañana a pelearla, chicos que van a los colegios, profesionales de la salud que le pone el pecho a las adversidades todos los días.

Todos tenemos el mismo anhelo: las ganas de ver a nuestros pueblos progresar para que los que vivimos actualmente y las próximas generaciones puedan tener una mejor calidad de vida y sentirnos plenamente acompañados por nuestra ciudad cabecera.

Tengo la fe de que en algún momento los actores políticos pongan por encima de todo a las personas ante cualquier otra cosa.