Muchas veces se ha expresado que atrás de un gran hombre aparece una gran mujer. Y en este caso particular Rosa Esther Restivo de Oyhanarte, "Blanca" para sus íntimos, cumple acabadamente esa premisa.

Contrajo enlace con Juan Miguel Oyhanarte -periodista y Ciudadano Ilustre de Azul- el 30 de agosto de 1957.

Desde ese momento y hasta que la muerte los separó, siempre estuvieron juntos, siempre apoyándose mutuamente, conteniéndose, comprendiéndose y amándose.

En ese hogar no había horarios ni días distendidos; viviendo e ignorando el tiempo. Sabiendo ella la hora que salía de la casa su marido; aunque nunca supo cuándo era el del regreso.

El único momento de normalidad era cuando, una vez al año, Miguel y "Blanca" hacían juntos un viaje para conocer algún lugar de este país.

Le gustaba cocinar. Se ponía muy feliz cuando podía regalar una torta realizada por ella.

Si bien tenía un carácter enérgico y fuerte, era muy solidaria y compañera.

En sus años de juventud dictaba clases de cocina en el Instituto de Formación Profesional, ubicado en la calle Falucho entre De Paula y Burgos.

Ama de casa, siempre estuvo atenta a las actividades de su esposo y su hijo. Y cuando salía, por ejemplo al teatro, siempre era con su marido.

¿Cuántas mujeres se pasan más de medio siglo haciendo una vida dedicada exclusivamente a su marido e hijo? Muy pocas, porque no se quiere perder los sueños y las ilusiones que le ofrece la vida.

Anteayer se produjo el fallecimiento de "Blanca", que había nacido el 30 de agosto de 1934. Una persona con perfil bajo, que su objetivo en la vida fue ser ama de casa y disfrutar del arte culinario. Como ama de casa, su preocupación mayor siempre fue contener, calmar y tratar de convencer a su marido, que no tenía un carácter manso. Y también criar, educar y darle un estudio terciario a su hijo para que se desenvolviera en la vida.

Alfredo Ronchetti