25 de junio de 2023

SU TRAYECTORIA

SU TRAYECTORIA . Y en este rincón: la historia de Octavio Andrada

Fue un gran boxeador, entrenador y promotor que a los 23 años se radicó en Azul, donde formó su familia. Conocido como el "Toto", en esta nota se detallan algunas historias dentro del ring, como así también desde las esquinas, en los que se vivió el drama y la gloria del boxeo en peleas inolvidables.

Por Juan José Zurro - Especial para EL TIEMPO

Hablar de Octavio Andrada es hablar de uno de los entrenadores más importantes en la historia de Azul, junto con Ricardo Maringola o "Cacho" Fortunato. La cantidad de gimnasios por los que dejó su experiencia y los boxeadores que atendió en la historia del boxeo azuleño dan significado a su larga trayectoria en este deporte.

El "Toto" Andrada no solamente fue un boxeador amateur de renombre en torneos regionales en su San Luis natal, sino que también supo destacarse en torneos de novicios en la Federación Argentina de Box y darse el gusto de pelear, y empatar, frente a un también joven Gregorio "Goyo" Peralta en General Alvear.

Nació en la ciudad de San Luis el 10 de noviembre de 1934, en Pozo Cavado, departamento de Belgrano, provincia de San Luis. Tenía cinco hermanos. Vivió en el campo, y luego la familia Andrada se mudó a la capital puntana. A los 16 años entró a trabajar en el Plaza Hotel y realizó tareas de mozo, lavacopas y todo lo referido a la cocina. Para ese entonces ya había debutado como boxeador amateur y se presentaba no solo en torneos locales, sino también en regionales dentro de la provincia.

Se inició en el boxeo en el Club Belgrano, de San Luis, donde compartió gimnasio y hora de entrenamiento junto con Carlos y Ernesto Miranda, Omar Cader y Ricardo "El Potro" Jofré, todos dirigidos por el maestro Reinaldo "el Chiñe" Molina.


El "Toto" Andrada y Gregorio "Goyo" Peralta se hicieron muy amigos en la colimba y eran fanáticos del deporte de los puños. Incluso pelearon en varias oportunidades como lo muestra la imagen en duelo que se llevó a cabo en Alvear (empate), en 1957.

Andrada enfrentó a Gregorio "Goyo" Peralta

Como amateur, Andrada dijo haber hecho más de 80 peleas, con el lujo de haber combatido con su amigo "Goyo" Peralta y de haber participado en el Campeonato Argentino de Novicios de 1954, integrando el equipo boxístico de San Luis. En este prestigioso torneo nacional a nivel amateur, el "Toto" llegó hasta los cuartos de final.

A los 18 años le tocó el servicio militar en la Marina en Puerto Belgrano. Allí se instaló hasta que recibió órdenes de viajar a Azul en 1955, ya que las tropas se fueron movilizando para Capital Federal por el derrocamiento de Perón. Es en esta ciudad, precisamente en la Base Naval Azopardo, donde conoció a Gregorio Peralta, con quien no solo compartieron trabajo gastronómico (mozo y cocinero), sino también la práctica de boxeo, haciendo guantes entre ellos. También en Azul conoció a su esposa Elsa, quien sería su gran compañera durante toda su vida.

Cuando le dieron la baja militar, Octavio Andrada trabajaba en una pensión frente a la cochería Di Blasio. Su jefe era un oficial amigo y pasaba el día haciendo tareas de encargado y cocinero. Sin embargo, este boxeador se quería volver a su ciudad natal. Y así lo hizo, pero solo por un período breve. Volvió en 1957 con motivo de enfrentar a su amigo y joven sensación "Goyo" Peralta, quien ya acumulaba muchas peleas como amateur y se había coronado campeón Sudamericano invicto en Chile.

La pelea se realizó en General Alvear el 17 de enero de 1957. Octavio, de 22 años, y "Goyo", de 21, empataron en un vibrante combate. "Goyo" tiró golpes de todos los ángulos, pero no pudo conectar a su amigo: se conocían demasiado, y Octavio, gracias a un formidable estado físico y a su boxeo de escuela, pudo esquivar y salir, usando movimientos de cintura, de los embates de su amigo Peralta.

Esa pelea significó mucho para Andrada, ya que luego tomaría la decisión de quedarse a vivir en Azul, donde, con el paso de los años, enseñó boxeo en muchos clubes.


Tal vez el mejor entrenador de boxeo que tuvo esta ciudad. Formador de centenar de boxeadores. Rival de Gregorio "Goyo" Peralta. Puntano, azuleño por adopción.

Peleándole a la vida

Tomó la decisión de retirarse como boxeador en 1966, ya siendo entrenador. Separó los roles y, de esa manera, dedicado pura y exclusivamente a la enseñanza y a la organización de eventos boxísticos, pudo desarrollar una tarea inigualable en la ciudad.

Acompañó a "Goyo" en la conquista del título argentino frente a "Kid" Tutara Georgetti. También estuvo en la noche de los Peralta, fue el segundo de Gigena, de Adolfo Cejas y de Antonio Oliveto en sus presentaciones en el Luna Park, y marcó la enseñanza en cada lugar donde pasó, causando una marca registrada en el boxeo local.

Su mayor logro en el campo del boxeo profesional fue haber entrenado a Avenamar Peralta. El hermano de "Goyo" llegó a lo máximo al ser campeón argentino de los medio pesados y luego también campeón Sudamericano en la misma categoría.

La influencia del puntano en aquellos boxeadores de la ciudad no solo tenía que ver con el entrenamiento: supo también ser padre y amigo de muchos de ellos, buscando siempre el bienestar de sus pupilos.

Polifacético, Octavio Andrada también fue árbitro y jurado. Asimismo, se dio el gusto de organizar festivales. Por sus contactos con los hermanos Porzio, del Luna Park a Azul vinieron, entre otros: Carlos Monzón, Andrés Selpa, Carlos María Giménez, "Ringo" Bonavena y Víctor Galíndez.

Siempre vigente para dar una mano, a sus 80 años siguió enseñando boxeo y acompañando con sus consejos a todos aquellos jóvenes que se iniciaban en la actividad pugilística. La vieja escuela del boxeo, con una gran preparación física y combinaciones en el envío de los golpes, con hincapié en el saber caminar y aprender a defenderse para luego atacar, fue lo que siempre pregonó el maestro puntano.

La historia de Octavio es una que merece ser contada por el alto valor de sus enseñanzas no solo como técnico de boxeo, sino también como una figura paterna para sus boxeadores. El "Toto" dejaba a su familia y acompañaba a sus muchachos donde fuera: por la zona, al Luna Park, a Montevideo, a Mendoza o a Uruguay. El bolso siempre preparado y las mismas ganas de siempre.

Cada uno de los entrevistados para el libro "Boxeo Azuleño" guardan el mejor recuerdo de Octavio Andrada. Los recortes a partir de finales de los '50 lo muestran firme atrás de sus boxeadores.

Al llegar a los 90 también aparece como árbitro o jurado, y en la actualidad, como fuente permanente de consejos y anécdotas.

Después de jubilarse en la marmolería Tropea, Andrada puso un local de broncería en su propia casa. Bautizó a dicho emprendimiento como "El Puntano", y hace 20 años que está en ese rubro, justo enfrente al cementerio local.

En las últimas décadas siempre fue un referente del boxeo azuleño. Formó parte de muchas comisiones municipales de box. También colaboró en la organización de festivales. Cuenta además con un gran aporte en lo social, ya que durante mucho tiempo enseñó, formó y acompañó a muchos chicos y chicas de Azul por el solo hecho de transmitir su experiencia y a modo de contención, sin recibir nada a cambio.

La atenta mirada para descubrir a un joven talento, la paciencia para explicar. La sabiduría para comprender al boxeador, pero también la nobleza en busca del mejor camino fueron sus baluartes a la hora de ser entrenador.

Octavio Andrada supo revalidar al boxeo azuleño y formar parte de un equipo, junto con Lectoure y Porzio, que le dio a la ciudad de Azul un lugar destacado a la hora de organizar festivales en los '60 y '70, a los que asistieron grandes figuras para combatir o realizar exhibiciones, en jornadas históricas que fueron transmitidas por los medios nacionales.

Gran parte de la historia del boxeo azuleño contiene el nombre de Octavio Andrada. A la hora de revisar archivos uno encuentra fotos, artículos, pósteres y afiches con su imagen y su nombre. Hasta tuvo su columna en un diario local, donde analizaba los combates en la ciudad; toda una señal de su pasión por este deporte y de cómo la transmitía de todos los modos posibles.

Octavio Andrada es una gran parte de la historia azuleña y lo demuestran no solo los archivos de prensa o su álbum personal, sino también cada uno de los integrantes que forman parte del ámbito del boxeo azuleño, donde tiene una imagen positiva intachable.

PIE DE FOTO

ARCHIVO

24 BOXEADOR

Octavio Tomás Andrada es sanluiseño, pero triunfó en Azul, donde se afincó hace más de 65 años.

24 PDF

24 ESQUINA

Tal vez el mejor entrenador de boxeo que tuvo esta ciudad. Formador de centenar de boxeadores. Rival de Gregorio "Goyo" Peralta. Puntano, azuleño por adopción.

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