JULIA BURGAN

JULIA BURGAN

"Extrañar, siempre se extraña no sé si Azul en sí, sino lo que significa: la familia, los amigos...."

Lo aseguró la azuleña radicada en Francia, quien en diálogo con EL TIEMPO, se refirió a su profesión: es Lic. en Biotecnología. Cómo decidió estudiar esta carrera, cómo fue cambiando de parecer en base a sus experiencias hasta que llegó a Europa. Destacó que actualmente está conforme dónde vive y trabaja.

Por: Laura Méndez
2 de julio de 2023

La azuleña Julia Burgan se encuentra en Francia hace un año aunque emigró de Argentina en febrero de 2019. Si bien se fue con el título de Licenciatura en Biotecnología, incluso con un doctorado, no tenían claro dónde desarrollar su área, aunque lo que sí era certero es que ésta chica con tanta formación, quería vivir la experiencia de vivir en otro país.

Así que comenzó a enviar CV a todos lados, contactarse con gente relacionada a su carrera hasta que finalmente le ofrecieron un puesto en el área de Investigación y Desarrollo en una empresa en Portugal.

En un ser tan práctico -al no adaptarse al cambio y posteriormente comenzó la pandemia-, no dudó en mudarse a Valencia en octubre de 2020, incluso su idea era quedarse allí.

Luego ello cambió hasta que por medio de CV y una entrevista la empresa en la que trabaja actualmente, la contrataron y se encuentra muy feliz donde está.

Julia habla de su experiencia, de los pro y los contra de radicarse en el exterior, pero se nota que es una profesional con ganas y con un ímpetu inquebrantable para seguir en crecimiento continuo y desarrollándose como persona también.

"Las vacunas de ARNm contra el COVID también son un ejemplo de biotecnología"

-¿Es biotecnóloga?. ¿Dónde estudió?

-Así es, mi carrera de grado es Licenciatura en Biotecnología. Estudié en Buenos Aires en la UADE. La biotecnología se define como la combinación de tecnología con sistemas biológicos, organismos vivos o biomoléculas para crear o mejorar un proceso. Un ejemplo claro de esto es la producción de insulina inyectable. La insulina es una hormona que regula los niveles de azúcar en la sangre y las personas que padecen diabetes tipo 1, necesitan inyectarse insulina para sobrevivir. Hasta hace no muchos años, la insulina se obtenía de animales, como cerdos, mediante un proceso de extracción y purificación.

En la actualidad, la insulina se produce utilizando bacterias y levaduras recombinantes. Estos organismos han sido modificados, genéticamente, para que puedan producir insulina humana utilizando su propia maquinaria biológica. Con este avance, la insulina pasó de producirse en granjas a través de un proceso muy ineficiente (10 mil páncreas de cerdos sacrificados para obtener casi medio litro de insulina purificada) y poco estandarizado, a producirse en biorreactores, con condiciones totalmente controladas y con un rendimiento de más de un gramo por litro de bacterias.

La biotecnología tiene múltiples aplicaciones en diferentes campos. Por ejemplo, la técnica de PCR, tan famosa durante la pandemia, es una herramienta biotecnológica que imita el proceso natural de duplicación del ADN. Las vacunas de ARNm contra el COVID también son un ejemplo de biotecnología. Pero la biotecnología no solo se aplica en el área biosanitaria, como el desarrollo de fármacos o técnicas de diagnóstico. Además, se utiliza en agricultura, como en el desarrollo de cultivos resistentes a plagas; en el medio ambiente, con aplicaciones como el biogás y la biorremediación; y en procesos industriales, diferentes biomoléculas se usan en la industria química, alimentaria, textil y cosmética, entre otras.

La biotecnología tiene un amplio campo de aplicación y a medida que avanza el conocimiento científico y tecnológico, su potencial se vuelve cada vez mayor.

Soy azuleña, nacida y criada! En cuanto a mi formación, soy de Azul y estudié en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) en Buenos Aires.

"Mi motivación era pura curiosidad"

-¿Cuándo se fue a Francia?, ¿por qué?

-A Francia llegué en junio del 2022. Pero de Argentina me fui en febrero de 2019.

Después de terminar la licenciatura, empecé un doctorado, honestamente, sin saber bien qué era. Cuando era chica, en mi casa compraban el diario todos los días, y a mí me encantaba leer la sección "Sociedad" que era donde publicaban, entre otras, las noticias relacionas con avances científicos. Y cuando eran noticias nacionales, siempre nombran investigadores del CONICET. Cuando terminé la carrera, me puse en contacto con investigadores de la Facultad de Veterinarias de la UNCPBA, en Tandil, y surgió la oportunidad de pedir una beca CONICET y hacer el doctorado. En ese momento, realmente no sabía qué significaba hacer un doctorado, que, básicamente, es el inicio de la carrera de investigador científico.

Cuando estaba terminando el doctorado, tenía claro que quería vivir la experiencia de vivir en otro país. Mi motivación era pura curiosidad, quería ver qué onda. Así que varios meses antes de terminar, empecé a mandar CV para todos lados, tuve algunas entrevistas y finalmente me ofrecieron un puesto en el área de Investigación y Desarrollo en una empresa en Portugal. Y allá fui, rumbo a Tondela.

La experiencia fue muy enriquecedora, fui muy bien recibida. El país es muy bonito y la gente es muy amable. Pero me resultó difícil hacer amigos, el trabajo dejó de motivarme, entretanto empezó la pandemia (capítulo aparte). Necesitaba un cambio, pero tampoco quería volver a Argentina. Así que, en octubre de 2020, decidí mudarme a Valencia, España. La que era en su momento mi jefa, me ofreció la oportunidad de seguir trabajando con ellos. Porque yo trabajaba en un proyecto que involucraba a varias instituciones, y una de ellas se encontraba en Valencia. Socialmente, fue muy fácil adaptarme. Ya tenía una amiga, que me presentó una amiga, que nos presentó un amigo y así... Pero, en el ámbito laboral, seguía sintiéndome desmotivada.

Estaba en búsqueda laboral activa, tenía algunas entrevistas, pero nada concreto. Mi intención era quedarme en Valencia. Ocasionalmente enviaba mi currículum para ofertas en otros lugares, si es que realmente me interesaba.

Y así fue como llegué a Francia. Envié mi currículum a esta empresa, que estaba buscando un perfil con menos calificaciones, pero les interesó mi experiencia. Pasé por un par de entrevistas y me ofrecieron un puesto acorde a mi perfil. Y aquí estoy ahora.

"Socialmente, no sentí ningún choque cultural fuerte"

-Actualmente ¿en qué se encuentra trabajando?

-Trabajo con bacteriófagos, que son virus que infectan y matan bacterias. Son los predadores naturales de las bacterias y los organismos más abundantes del planeta. Trabajamos en el desarrollo de productos basados en bacteriófagos para tratar infecciones bacterianas en animales de producción y, de esta forma, reducir el uso de antibióticos.

En la actualidad, nos enfrentamos a una creciente crisis sanitaria debido al aumento de bacterias resistentes antibióticos, problemática se ha generado principalmente debido al mal uso y abuso de estos medicamentos. Ante esta situación, resulta urgente y necesario buscar alternativas al uso de antibióticos. Nuestro objetivo es contribuir a superar esta crisis.

-¿Cómo es Francia para vivir y trabajar?, ¿Se adaptó rápidamente?, ¿extraña Azul?, ¿Cuánto tiempo va a estar allá?

-Bueno, no es exactamente como "Emily en París", (risas). Yo vivo a las afueras de París, que además de ser la capital es una de las ciudades más visitadas del mundo. Es súper cosmopolita, vas por la calle y escuchas todos lo idiomas. Para lo que es hacer trámites, hay que armarse de paciencia porque la burocracia es desgastante.

Socialmente, no sentí ningún choque cultural fuerte. No me gusta generalizar, creo hay de todo en todos lados, pero generalmente, los franceses son más fríos y reservados. Muchas veces, cuando intentas entablar una conversación, la primera impresión que dan es que los estás molestando. Suelen tener un humor muy irónico y sarcástico. Y lo que he notado es más individualismo. No digo en Francia en particular, también lo he sentido en Portugal y España. Nosotros somos muy de compartir todo: llevamos algo para comer al trabajo y ofrecemos, salimos a tomar algo y dividimos los gastos por igual, o uno paga una vez y la próxima invita el otro. Acá me han mirado raro por ofrecer galletitas, otro día llevé croissant para todos y mis compañeros me preguntaron por qué lo había hecho, si era una ocasión especial, vamos a un bar y cada uno paga lo que consumió.

Y en el trabajo, mi experiencia es súper positiva. Es una empresa chica, somos todos jóvenes, el ambiente laboral es muy agradable y eso para mí es fundamental. En cuanto a garantías laborales, en Francia la jornada laboral es de 35 horas semanales, con un mínimo 25 días (hábiles) de vacaciones por año, si vas al trabajo en transporte público te reembolsan el 50% de los gastos, el empleador te paga al menos el 50% de "mutuelle", que sería un equivalente a la obra social en Argentina.

Yo creo que me adapté bastante rápido. Fue fácil adoptar una rutina porque ya vine con un trabajo. También, cuando llegué fui a vivir a un piso compartido y mis compañeros eran dos chicos de la región gaucha de Brasil, o sea, con una cultura muy similar a la nuestra: toman mate, comen asado. También había otro chico venezolano. Y la verdad que llegar a un país donde no conocía a nadie, sin hablar el idioma, que el destino me haya puesto en ese piso, fue un golazo.

Y extrañar, siempre se extraña, obvio, no sé si Azul en sí, sino lo que significa: la familia, los amigos, las empanadas (risas). También significa la comodidad de estar en un lugar que es tu zona de confort, donde hablás el mismo idioma, donde sos parte de la idiosincrasia. Cuando te vas a vivir a otro país, te tenés que recrear en cierta medida. Somos quienes somos dentro de un contexto y cuando cambias el entorno, hay "cosas" que ya no te sirven y otras que vas a necesitar adquirir.

No sé cuánto tiempo me quedaré acá. Por ahora estoy bien, en equilibrio: con un laburo que me gusta y me desafía, acompañada por mi novio y poco a poco haciendo amistades. También es una realidad que la empresa en la que estoy trabajando es una start-up joven, puede resultar exitosa como no. Veremos qué pasa.

-¿Su idea es volver y seguir trabajando en Argentina o es una tarea que se desempeña más fácilmente en otros países. Si es así, ¿por qué?

-Por el momento, no tengo intenciones de volver, pero tampoco es una idea que descarto. Nunca se sabe.

En Argentina la actividad científica es llevada a cabo, principalmente, por instituciones públicas. La comunidad científica produce ciencia de alta calidad. Sin embargo, la falta de financiamiento adecuado es un gran desafío para el sector. Genera dificultades para adquirir y mantener el equipamiento, la infraestructura, los insumos. Otra limitación es que, así tengas el poder adquisitivo para comprarlos, muchos de los equipamientos e insumos son importados. Eso significa lidiar con los precios en dólares y con las políticas restrictivas a la importación. Y sí, sin dudas, acá es más fácil desarrollar la actividad. El financiamiento es considerablemente mayor, la economía es más estable lo que te permite planificar a largo plazo. Podes invertir en nuevos equipamientos, en mejorar la infraestructura. Y todo está al alcance de la mano, comprás un insumo hoy y te llega mañana. De todas formas, hay que reconocer que las limitaciones que enfrentamos en Argentina, nos ayudan a desarrollar otras habilidades, como la creatividad y el ingenio, para hacer las cosas con los recursos disponibles.

Personalmente, me gusta más trabajar en el sector privado, porque la investigación está más orientada a la aplicación y al desarrollo de soluciones. En cambio, en los organismos públicos tiende a tener un enfoque más académico, de generación de conocimiento.

"La biología me parece fascinante"

-¿Eligió estudiar esto porque tuvo la influencia de tu papá al ser farmacéutico?

-En realidad, cuando me fui a estudiar a Buenos Aires, estaba indecisa entre bioquímica y medicina. Me inscribí en bioquímica, hice el CBC en la UBA, que es el mismo para ambas carreras, y el día que rendí el último parcial, me cambié a medicina. Al año siguiente cuando empecé a cursar, y en menos de un mes dije esto no es para mí. Y empecé a buscar de nuevo que hacer y apareció biotecnología. Fui a una charla en la universidad con el director de la carrera, que la re-vendió... Y bueno, yo compré!

La biología me parece fascinante. Me acuerdo cuando estudiaba con un amigo que decía "esto no puede ser verdad, ¿cómo puede pasar todo esto adentro de una célula?" Obviamente, hoy los conocimientos los tengo naturalizados. Pero, por ejemplo, cuando le explico algo a alguien que quizás no tiene conocimientos en el área, que tengo que pensar en lo que estoy explicando, digo "¡guau! ¿Cómo puede ser?".

-¿Proyectos?

-Mi idea es quedarme acá, al menos por un tiempo, disfrutar el día a día, aprovechar para viajar siempre que se pueda. Pero soy flexible, (risas). Veremos cómo se va dando todo.

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