Escribe: Emilio Moriones (*)

Empiezo por el final, terminaré en el principio.

Hace casi un año decidí que Verte, el medio que dirijo desde que abrió en Olavarría hace más de seis años, sumara a su oferta multiplataforma -mediante un acuerdo con Diario EL TIEMPO- una versión en papel.

Una rareza en estos tiempos de revolución digital tecnológica constante y, al mismo tiempo, de crisis. Sobre todo en este país.

Pero tiene su lógica lo que fue aquella decisión. Y también, varias razones.

Empecemos por la pasión. El periodismo la requiere las 24 horas de cada día. De lo contrario sería insoportable ejercerlo, ya que a cada rato algo sucede.

Estar al servicio constante de la profesión implica hacer y moverse. Pero específicamente, hacer. Cualquiera sea el formato.

El papel complementó a Verte. Es que todavía hay un público para ese formato. Y al mismo tiempo, completó al multimedios.

En ese contexto, además, surgió una oportunidad inesperada que no dejaba de ser una apuesta: desarrollar una estrategia para ocupar el lugar vacío que iba dejando el centenario diario El Popular, que atravesaba el tramo más agónico de su inevitable y doloroso final. Esto último, sobre todo, para quienes fueron sus trabajadores y sufrieron las consecuencias mayores y más graves de lo que terminó siendo semejante cimbronazo.

Olavarría no se podía quedar sin un periódico. Aún no es el momento para eso.

Sé que los diarios en formato papel están en paulatina retirada; pero también sé que el final no es mañana.

Ahí fue que apareció la oportunidad de ocupar ese espacio en la comunidad, para llegar a todos los públicos y que el papel sea un complemento de nuestra oferta mediática ya consolidada. Y fue también la ocasión para tener el placer de conocer un medio de esas características.

En aquel momento, y en pocas semanas porque las ganas eran muchísimas, también le dimos forma con los colegas de EL TIEMPO a lo que -entiendo- fue el primer paso concreto hacia una regionalización de contenidos. Tanto digitales como analógicos.

En esta coyuntura Verte aparece consolidado como una marca reconocida y con vocación en la región.

Si no se hubiese presentado la "oportunidad", quizás a título personal no hubiera pensado nunca en un formato papel; ya que habitualmente en lo que se trabaja siempre es en sumar más propuestas digitales.

Comenzar a sacar el periódico tuvo, ciertamente, un valor histórico para Olavarría, una de las ciudades más importantes del centro de la provincia de Buenos Aires. Y hoy, casi un año después y con 200 ediciones en la calle, puedo concluir también que esa misión -que todavía persiste- es todo un desafío.

La pasión que invade

Puedo afirmar que esa pasión que conlleva hacer periodismo en todas sus formas y que me invade ha estado fundamentada en decisiones que han marcado mi camino, como el de muchos. A veces para bien y otras, por supuesto, no tanto. De los fracasos también se forja el éxito. Eso es algo que está certificado.

Retrotrayéndome en el tiempo, recuerdo que allá por el año 2006 desarrollamos con un colega uno de los primeros medios nativos digitales de Olavarría y la región: Infoeme.

Fueron muchas las horas de trabajo diario que dedicamos para darle forma a ese medio digital. De lunes a lunes y sin pausas.

Pero tanto esfuerzo dio sus frutos y la marca se instaló como sinónimo de noticias. Tuvo éxito. Mucho.

Después de haberle dedicado tanto tiempo y pasión a una idea, a concretarla y a convertirla finalmente en un producto, Infoeme se vendió en su mejor momento, cuando ya transcurría el año 2014.

Al igual que suele suceder con las relaciones, por ejemplo, particularmente me resultaba difícil pensar que aquello que pasó con ese portal digital de noticias se pudiera volver a realizar con otra idea y, encima, mejorarlo.

Pero ocurrió, ya que la pasión por el periodismo y los medios me volvió más ambicioso.

Ese fue el origen de Verte como marca en 2017; surgido mientras finalizaba una corta pero intensa experiencia tras instalar -también en 2014- los primeros cines 3D de Olavarría con amigos que al mismo tiempo fueron mis socios.

Pero esta vez la gestación de un nuevo medio, la inspiración para armar Verte, no estuvo completamente volcada en las noticias: fue el "streaming" -ese nuevo concepto de "ver televisión" que tardó un poco más en instalarse en el interior- la base de todo.

Todo eso, por supuesto, apuntalado sobre el impacto de las redes sociales, el nicho más moderno para instalar y potenciar los servicios de los medios de comunicación. O el medio en sí mismo.

Pero volvamos a la pasión -similar a la que puede tener un hincha- por el periodismo.

Esa pasión por "hinchar", por hacer lo que a uno le gusta es la que pone otra vez la piedra en el camino. La idea es no tropezar, sino convertir a esa piedra en fundamental y fundacional.

Es la pasión la que permite invertir y apostar a lo que viene mientras todo se sostiene con lo que ya hay.

"Aggiornarse" es vanguardia. Y hacia ahí uno se debe dirigir constantemente si la intención es mantenerse durante estos duros tiempos que corren.

En este caso, hace más de seis años el "streaming" no gozaba de la popularidad que tiene hoy, post pandemia. Y la pasión por innovar también permite ver lo que otros no ven.

Ahí está la diferencia, porque una idea la puede tener cualquiera. Pero hacerla realidad es otra cosa.

Emprender o no emprender es la cuestión. Y yo elijo siempre lo primero.

Mi historia de amor con el periodismo siempre fue por más y desarrolló el perfil de emprendedor que me acompaña desde hace más de 25 años a la par de la profesión.

Al principio aprendiendo más; pero en las últimas casi dos décadas poniendo, además de la pasión, el bolsillo. Pasión extrema, me animo a decir también ahora.

Hay que arriesgar para ganar; y hacerlo desde el periodismo nunca es fácil.

La actividad tiene muchos puntos intangibles como para que el apoyo que se necesita para desarrollar un proyecto o producto aparezca de entrada. Después, como siempre pasa, con el "diario del lunes" obviamente todo es más fácil.

Siempre digo que el emprendedor es más arriesgado que el "empresario". El primero es el que hace -dicho en el buen sentido; aunque me gusta decirlo así- el trabajo "sucio". Y al desarrollo desde la base de esos primeros tres o cuatro años que, por lo menos, lleva instalar un medio de comunicación, sólo puede hacerlo un emprendedor que está dispuesto a chocarse contra el paredón.

Siempre el "streaming"

Para ir finalizando, les cuento otro principio que comenzó a escribirse hace un mes nomás.

Ahora sí, de nuevo más volcado a lo digital y con la misma pasión, hablemos del "streaming", ya que de eso se trató el origen de Verte. Y después, como suele pasar, todo se fue de las manos y siguieron pasando más cosas.

Hicimos un magazine de una hora y media por "streaming" en 2018; cuando todavía Luzu TV y Olga -las productoras de contenidos audiovisuales multiplataforma- no estaban. Ni tampoco la pandemia.

Ahora, que esa es la nueva tendencia en materia de medios de comunicación, volvimos a apostar. En este caso en particular, con un programa de tres horas a la mañana, mezclado con el formato de la radio y que -además-se retransmite por Somos y Flow: "Contacto".

Es un programa que también está al servicio de las redes, del medio, que se ve en la web y que habla del periódico. Todo en todas partes y al mismo tiempo.

Tengo también para contar las mil transmisiones de eventos en vivo por "streaming" -muchos de ellos deportivos- que se realizaron desde aquel diciembre de 2017 en que nació Verte para comenzar a escribir, entre pruebas y errores, la historia del último medio de estas características fundado en Olavarría, que rumbo a los siete años de vida se convirtió en el más popular de esta zona.

Háblenme, entonces, de periodismo y de pasión; que yo tengo para contar todo esto.

(*) Director de Verte