13 de agosto de 2023
El boxeador azuleño, al ver que tenía potencial, se lo llevaron para participar de peleas amateur y, al tener unos cuantos combates exitosos, se fue preparando para boxear de manera profesional. Sin embargo, para llegar a esas instancias, hubo mucha lucha, sobre todo de superación y mucha humildad.
Por Juan José Zurro - Especial para EL TIEMPO
Después de 40 años, el sábado 17 de febrero de 1968, volvía el boxeo al aire libre en el estadio de Alumni Azuleño en la calle Maipú y Amado Diab. Desde los buenos tiempos de Lino Páez que no se desarrollaban festivales allí. En aquella histórica noche, en la pelea de Fondo, se enfrentaron Avenamar Peralta y Marcial Véliz. En tanto que el protagonista de esta nota, Adolfo Cejas, derrotó al porteño Juan Carlos Bustos en la de Semifondo.
Así le llegaba a Cejas la gran oportunidad de pelear en el Luna Park. Fue el miércoles 4 de septiembre de 1968, que empató frente al misionero Anastasio Díaz en una pelea pactada a seis rounds.
Cejas volvió a presentarse un mes después ante Carlos Morel en Azul, y fue un triunfo por nocaut, con la particularidad de noquearlo a los veintitrés segundos de comenzado el combate, por lo que casi rompe el récord mundial de Sonny Liston, quien tenía la marca de noquear a los diez segundos de un primer round. Así cerró el año como invicto y bien posicionado en el ranking argentino.
Galíndez a Cejas: "No me pegues más, Adolfo"
El año siguiente lo encontraba peleando recién en agosto frente a un futuro campeón del mundo: Víctor Emilio Galíndez.
Galíndez, nacido en Vedia, pero radicado en Morón, había sido plata en los Juegos Panamericanos de Winnipeg el año anterior. La pelea estaba pactada a diez rounds y se realizó en el gimnasio de Alumni azuleño. Una gran cantidad de carteles y mucha promoción en los diarios para el combate de dos figuras prometedoras del boxeo nacional. Mucho más grande físicamente Galíndez que Cejas, los manejadores de ambos pactaron un peso, y en caso de pasarse habría multa. Y así fue que Galíndez sufrió una pena por no dar con la categoría.
El mismo Cejas recordó aquellos momentos de la siguiente manera: "Cuando hicimos la pelea como profesional me llevaba cuatro kilos, yo me quedé en 68 y él se comprometió a dar 71, que finalmente no los dio. Tengo fotos de diarios donde vas a ver la diferencia de peso. Quedamos de acuerdo que él me daba el 30% de su bolsa por cada kilo que se pasara. Veníamos los dos invictos como profesionales, se quedaron afuera doscientas personas aquella noche en Alumni. Con lo que cobré en esa pelea me compré esta casa".
Con un estadio abarrotado de gente, Cejas y Galíndez, el 16 de agosto de 1969, empataron en un combate encarnizado. Cuenta Cejas que, en un clinch (sujetar al oponente durante el combate como medida defensiva para evitar o disminuir un ataque), su rival le dijo al oído: "No me pegues más, Adolfo", y Cejas respondió: "Vos tampoco Víctor".
La carrera de Galíndez se fue proyectando hasta alcanzar el título del mundo de los medio pesados en el Luna Park el 7 de diciembre de 1974, ante Len Hutchings. La historia y las estadísticas plasmaron para siempre que Galíndez, uno de los diez mejores campeones del mundo que dio la Argentina, no pudo vencer al azuleño Adolfo Cejas.
Solo dos combates en los siguientes dos años darían cuenta de los problemas en el brazo derecho de Cejas: un empate en Alumni Azuleño frente al experimentado marplatense Ángel Alberto "Tato" Coria (pupilo de Ubaldo Sacco), el 10 de diciembre de 1968, y el debut en Olavarría, donde el 8 de mayo de 1971 venció a Ramón Oliva. Ambos rivales tenían récord negativo (más derrotas que victorias).
Para su próxima pelea en agosto de 1971, el azuleño recaló en otra ciudad de la zona: esta vez le tocaba a Tandil, en el Club Santamarina. Allí se realizó el match frente al bahiense Juan Carlos Maroa. En los días previos, Cejas declaraba lo siguiente: "Mis pretensiones son poder seguir peleando más asiduamente y llegar a disputar la corona argentina. La posibilidad máxima quizás la perdí hace tres años, cuando había desafiado al entonces titular José Chirino, pero una lesión que sufrí en uno de mis hombros me obligó a postergar esa pelea. En ese entonces yo estaba tercero en el ranking. Debí pararme durante más de un año y en estos momentos no figuro dentro de los diez mejores. Espero que la pelea de mañana y las que vendrán puedan permitirme alcanzar los primeros planos y lograr otra oportunidad por el título. A mi rival de mañana no lo conozco, pero confío en que podré obtener la victoria".
Finalmente, ganó Cejas por abandono en el tercer round, luego de demostrar una vez más su tremenda potencia golpeando, primero en la zona alta y luego en la zona hepática del bahiense, quien, demostrando un mal estado, se salvó de seguir recibiendo castigo gracias a que su esquina tiró la toalla.
La próxima sería una de las más importantes de su carrera, por el rival y por el momento del combate. Con récord de 14 peleas ganadas, 11 por nocaut y 2 empatadas, Cejas se presentaba como invicto nuevamente en Tandil frente a un destacado rival: el campeón peruano Carlos Estrada, vencedor del tucumano Emilio Ale Alí y del pampeano Miguel Ángel Castellini, y perdedor del entonces campeón del mundo Carlos Monzón y del mendocino Jorge "Aconcagua" Ahumada.
Largo parate
Estrada era un boxeador alto, que combatió varias veces en el Luna Park, poseedor de un boxeo plástico y veloz, con muy buena técnica y justo golpe de derecha. Este boxeador llegaba a la ciudad serrana con un empate en su última presentación frente al campeón argentino de la categoría peso mediano, el platense Antonio Aguilar.
Este combate fue una derrota por puntos para el representante local, quien iniciaría una larga inactividad, que fueron alrededor de casi siete años sin subirse al cuadrilátero.
La lesión en su hombro derecho parecía que no tenía solución, y a partir de esto, las ventajas que daba en las peleas eran demasiadas, por lo que decidió tratarse y ver la forma de recuperarse. Así lo cuenta hoy: "Lo mío en mi hombro le pasa en un millón de personas a uno solo, y me pasó a mí. Mis médicos acá eran 'Cardis' y 'Polo'. Me llevaron al Hospital Italiano y me hicieron ver con un médico japonés. Me hicieron muchos estudios y no me daban ninguna posibilidad de que iba a quedar bien. Me hicieron masajes, ejercicios, de todo... El problema no era cuando pegaba, el problema era cuando erraba el golpe, porque el hombro se me caía. Entonces tuve que cambiar mi manera de boxear, ya que tiraba la trompada corta, para que llegue. Ya no era lo mismo, yo peleaba con ese temor y le daba mucho trabajo a la izquierda".
Con 30 años, el 3 de junio de 1977, Adolfo Cejas volvía a subirse a un ring. De nuevo en Azul y esta vez frente al debutante Horacio Bravo. La velada se desarrolló en el Club Vélez Sarsfield, y el programa abarcó las peleas entre Julio Vázquez, de Azul, contra Héctor Macías, de Olavarría; Juan Coronel, de Azul, contra Carlos Vázquez, también de Olavarría, y Juan Frascarelli, de Olavarría, frente a Raúl Gautier, radicado en Bolívar. La jornada de este protagonista fue exitosa y consiguió una victoria sin atenuantes. De esta manera, otra vez Cejas estaba en el ruedo.
Se abría la posibilidad de pelear frente a Ignacio González, dando una categoría superior a los medianos Juniors, en la que Cejas hizo toda su carrera. Ahora, se pactaba la pelea con González en 75 o 75,500 kg, ya que su rival pesaba 77, y Cejas estaba en 74. Así, el miércoles 13 de julio de 1977, el boxeador de esta ciudad fue entrevistado por un periodista del Diario El Pregón, donde declaraba lo siguiente:
- ¿Cómo te sentís?
- Muy bien. No tengo problemas con el brazo ni con el peso.
- ¿Conocés a tu rival?
- No. Solo por referencias de un hermano de Andrada (por Octavio, 'Toto') que está en Mar del Plata. Asegura que es uno de los pupilos de Ubaldo Sacco, que entrena seriamente y todos los días.
- ¿Así que tenés que subir de peso?
- Y, tendré que subir un kilo más. Ayer bajé del ring con 74,500, lo que demuestra cómo voy dando la categoría.
- ¿Y cómo ves la posibilidad de pelear con Duarte?
- Eso vendría luego de González, según lo disponga Toto, y si lo aconseja hay que enfrentarlo. Y también habría la posibilidad de cruzar guantes con Altamirano, que está primero en el ranking medio pesado.
- Aquí tenemos un antecedente que nos gustaría que te traiga recuerdo. Apareces en un récord peleando con un tal C. Monzón, ganando por nocaut en el segundo. ¿Qué te dice eso?
- No me acuerdo. No creo posible que se trate del actual campeón del mundial por la fecha. Entonces ya Monzón era campeón argentino. Pero antes de eso, cuando yo tramitaba con Héctor Nesci la licencia para profesional, entrené varias veces con Monzón, con el genuino Carlos Monzón, que por entonces estaba subiendo posiciones, y varias veces lo arrinconé duro. Claro que, por entonces, Monzón, compañero de pieza en el Splendid Bouchard, era un flaco alto, fuerte, pero sin mucha experiencia. Ni pensaba en que llegaría a lo que llegó.
- ¿Y el brazo?
- Prefiero ignorarlo. Así anda re bien. Después de la pelea con Bravo, seguí tirando fuerte y no siento nada. Creo que es un problema más psíquico que físico. Y por eso prefiero no pensar en él. Lo importante es que pueda seguir, y mientras me deje, tengo chances de llegar a campeón.
- ¿Un pronóstico para el viernes?
- No acostumbro hacer pronóstico ni señalar rounds antes de la pelea. Pero que voy arriba a ganar estén seguros. Hago lo mío y respeto a los rivales de siempre. El nocaut no es una búsqueda, sino una consecuencia. Hay veces en que he pegado y ganado por nocaut y ni me daba cuenta de la mano que había sido autora. Otras veces he querido sacar, pegué duro y la caída no vino. El boxeo es así. Y lo que más quiero, eso sí, es celebrar un triunfo como lo hago ahora: besando a mi hijita Andrea Viviana, de 8 años, mi hincha más grande. Y por supuesto, toda mi familia. Especialmente, mi madre Enriqueta, mi señora Dora..., mi padre Antonio y mis hermanos, Raúl, Angelito y Héctor.
Nuevamente Cejas reafirmaba su reaparición con una victoria frente a González, esta vez por puntos. No pudo definirla por nocaut ya que sufrió un desgarro en el brazo izquierdo.
Para el mes de noviembre de ese mismo año, Cejas tendría un nuevo compromiso: pelear nuevamente en el Club Vélez de esta ciudad contra el experimentado boxeador chileno Ángel Poblete, quien entre sus pergaminos contaba con haber sido campeón amateur de peso mediano en su país en los años 1970 y 1971, corona que volvió a ceñirse en el campo profesional en los años 1973 y 1975.
En el orden internacional el púgil chileno cruzó guantes con Joao Mendoza, poco antes de que este obtuviera la corona Sudamericana que le arrebató al argentino Esteban Osuna. También sostuvo un combate con Carlos María Giménez, en Villa Carlos Paz, quien combatió con "Kid" Pambelé por el título mundial. La expectativa fue muy grande por los antecedentes de ambos púgiles y porque la velada fue exitosamente diagramada por el dirigente de Vélez, Pedro Osan. Finalmente, fue una victoria de Cejas, otra vez por puntos, aunque sus problemas en el brazo derecho seguían presentes.
La última pelea del pugilista azuleño fue al mes siguiente en Azul frente a Gerónimo Ramírez. Sin embargo, ya no era Cejas el demoledor, por eso fue que decidió colgar los guantes. La ventaja que daba era muchísima, ya que la derecha la podía tener recogida toda la pelea sin sacarla, pero cuando la sacaba le quedaba el brazo colgando.
Fue así que transcurrió su vida siempre cerca del boxeo, primero como árbitro en peleas locales y en la zona, o como dirigente.
En febrero de 1999 el entonces presidente de la Comisión Municipal de Box, Raúl Marturano, presentó su renuncia, y luego de varias reuniones se designa a Adolfo Cejas como nuevo presidente, acompañado por Octavio Andrada. En aquellas reuniones estuvieron presentes Carlos Jauregui, Néstor Theaux, Lamberti, Sombra y Diéguez.
Por muchos años, Cejas presidió la Comisión Municipal de Box, organismo que se encarga de controlar la actividad boxística local, especialmente haciendo cumplir el reglamento de la Federación Argentina de Box (FAB) y las ordenanzas municipales en vigencia que rigen esta práctica.
Fuera de la actividad boxística, Cejas es maestro mayor de obra. Ejerció ese oficio durante cincuenta años. Siempre tuvo que trabajar. Vivió en Azul, Olavarría, Tandil y Capital Federal.
En nuestras charlas, dijo que en el boxeo faltan maestros, que cambiaron mucho los tiempos, que antes era más difícil llegar a pelear por un título. También expresó que económicamente está bien, que tiene dónde vivir.
Memoria emotiva
En la noche del sábado 21 de enero de 2006, en el gimnasio de Chacarita Juniors de Azul, se llevó a cabo un festival de boxeo llamado "Festival del Recuerdo". En el mismo, Cejas recibió una plaqueta homenaje por su trayectoria, junto con Avenamar Peralta, Antonio Oliveto, Octavio Andrada y su hermano Raúl.
Esta es la historia de Adolfo Orlando Cejas, un notable boxeador azuleño, noqueador, con una excelente carrera amateur y profesional. Combatió en una época dorada del boxeo argentino, donde compartió momentos y gimnasio con grandes pugilistas como Horacio Acavallo, Carlos Monzón, Victor Galíndez, Horacio Saldaño ("la Pantera tucumana"), los Peralta, Alfredo Pozio, Nesci y, por su supuesto, la dirección del gran Juan Carlos "Tito" Lectoure y su empresa Luna Park.
Su despedida de este deporte fue a finales de 1977, con un récord profesional de 19 peleas; 14 ganadas (12 por nocaut), 2 perdidas y 3 empatadas.
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