Días atrás, se conocieron los datos de pobreza e indigencia del segundo semestre de 2020, mostrando éstos un aumento alarmante que reflejan la complicada situación que atraviesan millones de personas en nuestro país. Los mismos indican que el 42% de la población (alrededor de 19,4 millones de argentinos) se encuentra por debajo de la línea de la pobreza, mientras que la indigencia alcanzó el 10,5%. Si se toman los datos por edades nos encontramos con que, en nuestro país, el 57,7% de los niños entre 0 y 14 años es pobre.

En pocos días, se cumple un año de la polémica frase del presidente: "prefiero tener 10% más de pobres y no 100 mil muertos en la Argentina", donde se alentaba el falso dilema entre salud y economía. Lo dicho por Alberto Fernández desconoce que el hambre y la pobreza también causan muertes y, por otro lado, minimiza las consecuencias de no tener las necesidades básicas satisfechas, principalmente en niños y niñas.

Desde entonces se vio un incremento de 6,5% en el indicador de pobreza y las muertes por coronavirus superan las 56000. En lugar de ocuparse de manera urgente de generar políticas que permitan superar este flagelo en el mediano plazo, el gobierno está enfocado en la agenda judicial para proteger a la vicepresidenta de las numerosas causas judiciales que posee.

En Argentina, la pobreza se encuentra en niveles muy elevados en comparación con otros países de la región y del mundo, y esto es así en mayor o menor medida desde hace muchos años. Es necesario ponernos de acuerdo en programas que permitan garantizar la educación y la alimentación saludable a los niños de nuestro país, generar empleo genuino y bajar la inflación que afecta fundamentalmente a las familias de menores recursos.

Cómo decía Raúl Alfonsín, en Argentina hay hambre no porque falten alimentos sino porque sobra inmoralidad. Las cifras que se dieron a conocer exigen medidas y soluciones urgentes.

Union Cívica Radical de Azul