A PROPÓSITO DEL "DÍA DE LA LEALTAD"

A PROPÓSITO DEL "DÍA DE LA LEALTAD"

El día en el que Perón visitó Azul y recordó el 17 de Octubre de 1945

El líder justicialista sólo una vez brindó un extenso discurso en nuestra ciudad, en el que otorgó la significación que para él tuvo el "Día de la Lealtad" -que los peronistas conmemorarán mañana-, la situación del trabajador campesino del país y las luchas libradas contra consorcios y monopolios. Ese hecho ocurrió en nuestra ciudad el domingo 5 de marzo de 1950, durante la finalización de la Primera Conferencia de la Asociación de Cooperativas Agrarias Bonaerenses.

Por: Marcial Luna
17 de octubre de 2022

Alzó los brazos, varias veces, la mañana del domingo 5 de marzo de 1950, cuando las multitudinarias voces en la plaza principal de la ciudad de Azul se desgañitaron repitiendo una frase continua: "¡La vida por Perón!".

No sólo alzó los brazos, el presidente Juan Domingo Perón, sino que dedicó repetidas sonrisas a la masa de cooperativistas agrarios que había arribado a Azul desde distintas poblaciones de la provincia de Buenos Aires.

No se resistían, esas masas, al gesto de abrazo fraternal y a su sonrisa. Una sonrisa que, quizá, despertó entonces tanto embeleso como la gardeliana en los sectores populares.

Los participantes del congreso agrario habían previsto un almuerzo de cierre en el Parque Municipal de Azul. Pero, antes que nada, se agolparon frente a la Municipalidad para escuchar al líder justicialista.

Carros, sulkys y matungos rodearon las calles del centro. Las banderas de las organizaciones agrarias se blandieron en el mediodía azuleño. La parsimonia y la monotonía habituales, esa jornada, se cascaron con los cánticos justicialistas y la masiva movilización sobre la actual Plaza San Martín.

Bastiones del pasado

Terminaba el verano y Perón apareció en el palco -acompañado por su esposa María Eva Duarte- enfundado en un traje de color claro, peinado hacia atrás a la gomina y con el porte que había adquirido en el Colegio Militar de la Nación.

Utilizó, en varios tramos de su discurso, terminología castrense (batalla, combate, enemigos, etc.), no eludió su paso por el GOU y el gobierno de facto que se instauró en 1943, aunque tomó distancia de los desacuerdos internos que permitieron el 17 de octubre de 1945, la desaparición del Grupo de Oficiales Unidos en el gobierno y la creación del movimiento justicialista. Categórico, afirmó que, al último bastión de la resistencia oligárquica, "lo volteamos con esa tropa aguerrida de descamisados".

A continuación, el discurso completo del presidente Perón en Azul:

"Doy gracias a Dios -comenzó diciendo- porque una vez más me sea permitido tomar contacto directo con un sector del pueblo argentino. Por esta razón, porque es un contacto directo, no he querido escribir un discurso, sino tener, lisa y llanamente, una conversación directa con los compañeros que el campo laboran.

"Desde la más remota antigüedad ha existido la natural diferenciación laboral de los pueblos: el campo y las ciudades. Las masas campesinas y las masas urbanas. El equilibrio perfecto de estas dos fuerzas es la base fundamental de la organización de la riqueza.

"Se ha dicho, por boca de nuestros antecesores de largo tiempo, que el problema argentino era la organización de su riqueza. Y yo pregunto si alguien puede organizar lo que no le pertenece, ni está al alcance de su mano. Porque, aunque parezca paradójico, la riqueza argentina no era argentina. Para poder organizar la riqueza, lo primero que teníamos que hacer era convertirla en argentina, era menester realizar la independencia económica. Por eso, cuando estudié este problema básico de la economía nacional, que es la organización de su riqueza, llegué a la conclusión de que era necesario, primero, realizar la independencia económica. Y, cuando independientemente, esa economía fuera nuestra, dedicar entonces los esfuerzos en organizarla.

"Han dicho también nuestros antecesores que nosotros trabajábamos en las ciudades en perjuicio del campo -ellos, que generalmente no se ocuparon ni de lo uno, ni de lo otro-. Hay que retroceder solamente a 1943 para abarcar este problema en sus fundamentos básicos. En el año '43 nuestra economía estaba en manos de consorcios capitalistas extranjeros, porque hasta 1943 esos consorcios eran quienes pagaban vil precio a los productores, acopiaban, exportaban, transportaban y vendían al consumidor extranjero el producto del trabajo argentino.

"Es indudable que en ese intermedio se quedaban con la mayor parte de las utilidades Y, esos mismos políticos que han criticado nuestra acción, eran quienes servían a esos consorcios capitalistas internacionales, quienes los defendían en sus bufetes de abogados, y quienes desde el gobierno posibilitaban esa miserable maniobra.

"¡Cómo quieren, compañeros agrarios, que no nos critiquen! Ellos han perdido sus honorarios en los bufetes y sus coimas en los gobiernos. Pero, señores, el hecho a considerar está en que esos consorcios, esos políticos y esos hombres de gobierno eran enemigos extraordinariamente fuertes, que debíamos vencer para poder imponer la independencia económica y después organizar nuestra riqueza.

"Y esa es, realmente, nuestra revolución".

Las masas del 17

En la siguiente parte de su discurso en Azul, Perón otorgó lo que para él fue la verdadera significación del 17 de Octubre (frente a algunos críticos que sólo relacionaron el hecho con el desplazamiento de obreros hacia Plaza de Mayo para lograr la liberación del entonces coronel). Perón, en nuestra ciudad, realizó una interpretación mucho más rigurosa de lo que más tarde comenzó a denominarse "Día de la Lealtad".

Dijo desde el palco en Plaza San Martín: "Debimos, como ya lo ha enumerado el señor gobernador [Mercante], tomar las bases de operaciones necesarias para sentirnos tan fuertes como ellos, imponer el combate y derrotarlos, como los hemos derrotado, definitivamente. Por eso, algunos pueden creer que la decisión de estos hechos definitivos puede operarse en cualquier parte de la República, pero nosotros, hombres de buena fe, que no habíamos engañado y no queríamos engañar a nadie, sino realizar una obra efectiva en bien del pueblo argentino, tuvimos que buscar el predicamento y apoyo de esas masas urbanas al frente de las cuales el 17 de octubre derrotamos definitivamente a esas fuerzas.

"El 17 de octubre fue el día de la batalla decisiva, en que derrotamos de una vez por todas a los consorcios capitalistas extranjeros y a la oligarquía argentina propietaria de los latifundios de todo el país.

"Y bien, señores, cuando al frente de esa tropa aguerrida de descamisados volteamos el último bastión de la resistencia oligárquica y extranjera unidas en Buenos Aires, el campo argentino también quedaba liberado. Realizado ese esfuerzo con el apoyo de los compañeros urbanos, no nos olvidamos jamás del campo.

"He oído decir alguna vez que nosotros volvemos al campo. No hemos salido nunca del campo. No hemos retirado jamás nuestra mirada del campo argentino, a pesar de haber estado empeñados en una lucha terrible en Buenos Aires.

"Señores, el Estatuto del Peón fue hecho antes del 17 de octubre. En consecuencia, aún durante las luchas inciertas de la iniciación de nuestra revolución, ya lanzamos al campo la primera medida destinada a que no hubiera miserables ni explotados en la campaña argentina.

"Ya en ese entonces habían aparecido muchas iniciativas sobre la creación de cooperativas rurales. Cuando me vieron, les dije con toda sinceridad: 'Si yo venzo a los monopolios, ustedes harán todas las cooperativas que quieran; pero si yo no los venzo, ¡qué van a poder hacer ustedes cooperativas!'.

"Y ahora yo pregunto: ¿por qué los gobiernos anteriores, por qué estos charlatanes que nos critican tanto, cuando estuvieron en el gobierno, no enfrentaron a los monopolios? ¿Por qué los grandes diarios que hicieron la campaña contra nosotros, siguen hoy escribiendo artículos a favor de los monopolios y no los combatieron nunca? Pero, señores, lo indignante de esto no es que sigan en su antigua actitud; no es que nos insulten como lo hacen todos los días. Lo indignante es que ahora quieran aparecer como defensores del campo.

"Bastaría un ligero análisis de lo que encontramos nosotros y de lo que hemos estado haciendo, además de luchar contra los monopolios y contra los malos argentinos.

"En materia de precios, de costos y de pérdidas o ganancias de los agricultores, hasta 1946 ha habido quebrantos más que ganancias. Desde 1946 hasta ahora no ha habido un solo año, una sola cosecha, en que los agricultores no hayan recibido un precio que les deje un margen de ganancia entre 1,75 pesos que ha sido el mínimo y 6,45 que ha sido el máximo, por quintal de trigo y por cosecha. O nos quieren engañar con los buenos tiempos que mencionan cuando pagaban cuatro pesos por quintal de trigo al pobre chacarero, o nos quieren engañar con que ellos protegían a los agricultores limitándose a fijar seis pesos como precio mínimo a los consorcios, poniéndose previamente de acuerdo con ellos para fijarlo.

"Pero señores: nosotros, malos administradores como somos al precio de 23,50 a que está el trigo actualmente, le fijaremos para la próxima cosecha del año que viene otro que será un 10% más elevado que el actual. Así que, los que tienen ganas de trabajar, vayan pensando que el año próximo andará por los 28 pesos el quintal.

"Ustedes saben mejor que yo que no existe el problema del campo y que el único problema que hay es trabajar y producir, pues el gobierno se encarga de pagar de la mejor manera esa producción. Y para convencer a los incrédulos que desde la ciudad creen que conocen el campo, si es preciso haremos una encuesta para que los argentinos del campo digan si prefieren la comercialización que ofrecemos nosotros, o quieren volver a los tiempos de monopolios capitalistas internacionales.

"Señores: la lucha por la producción es una cosa importante para la economía de la Nación. Nosotros necesitamos el año que viene contar con una cosecha que sea de siete millones de hectáreas sembradas con trigo, cinco millones con maíz y dos millones con lino. Vale decir que necesitamos un aumento del 25% de la producción de trigo y un 50% de la producción de maíz. Elaboramos un plan para la maquinización que debe venir paulatinamente a los campos. Sólo en la semana pasada hemos autorizado la importación de maquinaria agraria por veintisiete millones de dólares, lo que implica alrededor de cinco mil tractores, mil doscientas cosechadoras y veinte mil máquinas variadas de distintos usos. Ese esfuerzo en una semana lo hemos de llevar adelante para llenar las necesidades de las masas campesinas argentinas. Y hemos de tomar las medidas necesarias para premiar al que más produzca, pagándole más su trigo, y premiando, también, al que produzca mejor clase de trigo. Obligaremos, igualmente, a los que tienen tierras incultas a que las entreguen a quienes las deseen trabajar.

El sonso y su trabajo

"El día que el campo argentino, organizado en cooperativas, pueda hacerse cargo de esas funciones, seré el hombre más feliz de la tierra, porque le entregaré al pueblo lo que es del pueblo, en la seguridad de que el Estado ha de poner su poder y su fuerza al servicio del respeto de esa organización.

"Nuestra lucha es una lucha simple. La humanidad, hasta nuestros días, está formada por dos grandes núcleos: uno, el núcleo que trabaja, y otro, el que vive del que trabaja. Se hace cierto aquel viejo dicho criollo que dice que el vivo vive del sonso y el sonso de su trabajo.

"Lo que el Estado quiere, es evitar ese estado de cosas dentro del pueblo argentino. Para hacerlo, hay que hacer desaparecer a los intermediarios, a los intermediarios políticos, a los intermediarios sociales, a los intermediarios económicos. El día que eso haya desaparecido, el día que cada uno represente a su propia actividad, la conciencia social se habrá arraigado, el pueblo será más feliz y no habrá vivos que vivan de los sonsos que viven de su trabajo.

"Por eso sostengo y sostendré siempre que en la Argentina estamos luchando para crear una sola clase: la clase que trabaja, la clase que hace grande a la Nación, la clase que la honra con su esfuerzo, y no los bandidos que, a la sombra de lindos discursos o de palabras raras, mientras prestidigitan delante de la multitud, le arrebataban por debajo la bolsa y con ella se iban a vivir tranquilos y felices.

"Por eso he dicho que estas cooperativas, que representan auténticamente a los chacareros, que no vienen con el cuento chino de una representación que no invisten; éstas, que están formadas por chacareros, por peones, por todos los hombres que elaboran el ciclo rural, éstas son las cooperativas que queremos, éstas son las cooperativas que ayudaremos y a cuyo servicio pondremos el Estado, si es preciso.

"Compañeros: con respecto a todas estas ideas, yo, que he dicho siempre la verdad; yo, que jamás he tratado de engañar a nadie; yo, que no soy un charlatán de feria que viene diciendo cosas que sabe que no son; yo, que me he ganado el 'Perón cumple' que dicen ustedes, quiero decirles que me ayuden en dos tareas que son fundamentales para nosotros y que si las cumplen no se arrepentirán nunca de haberlo hecho. Primero, que lleven estas ideas a todos los chacareros de Buenos Aires para que ellos sepan en qué tareas estamos empeñados; y segundo, que luchen por aumentar la producción para el año que viene, ya que eso reportará también ventajas para todos los chacareros y ustedes quedarán tan bien como quiere quedaré yo delante de ustedes. Y, cuando recorran los círculos de chacareros y digan estas cosas, seguros de que yo voy a cumplir al pie de la letra cuanto he dicho, como he cumplido siempre; cuando las lleven y las dispersen en todas las direcciones, piensen que están desparramando una semilla que hará florecer de riqueza y de felicidad a los campos argentinos.

"Piensen que al convertirse ustedes en sembradores de estas ideas, se están haciendo beneméritos para la patria y que algún día nuestros nietos o nuestros bisnietos podrán acordarse y decir: la época de oro del campo argentino, fueron estos tiempos, donde plantamos los mojones iniciales de una nueva era, de una nueva era de honradez y de patriotismo, sin el cual la vida no merece ser vivida", dijo por último Perón, ese día en Azul, frente a la multitud de cooperativistas agrarios.

-Fuentes utilizadas en este artículo:

-Diario del Pueblo, lunes 6 de marzo de 1950.

-El Ciudadano, jueves 9 de marzo de 1950. [Originales en Hemeroteca J. M. Oyhanarte, Casa Ronco, Azul]. Nota: este artículo es una síntesis de la investigación realizada por el autor y publicada en El Tiempo, ediciones de 13 y 20 de mayo de 2018.


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