EL CASO ELIANA

El año pandémico que ya expira, lo cual lamentablemente no significa que la pandemia se termine, deja en Azul infinidad de imágenes relacionadas con diferentes cuestiones, algunas de las cuales quedaron retratadas para siempre por haberse convertido en una noticia.

En ese ítem se ubica una foto que Nicolás Murcia, reportero gráfico de EL TIEMPO, tomó el pasado 29 de octubre.

En la misma, una madre aparece pidiendo justicia y una "condena ejemplar" en la puerta de los tribunales de Azul; mientras sobre la Avenida Perón un cortejo fúnebre conformado por varios vehículos en hilera se detiene por unos instantes, en la previa a que el féretro donde yace al cadáver de una joven que se llamaba Eliana Mendilaharzu siga camino a su morada final: el cementerio privado donde aquel día ese cuerpo fue sepultado.

Dolorosa y dramática, aquella foto cargada de simbolismo -tanto por sus protagonistas como por la escenografía que contiene: una madre llorando a su hija muerta frente al Palacio de Justicia, donde la mujer reclama que se haga justicia por lo que pasó con la joven- al mismo tiempo se convierte en una imagen (una más) de todo aquello que rodea a la violencia de género.

Un día después a que Eliana falleciera -deceso ocurrido en el Hospital Pintos, donde estaba internada en estado de coma desde hacía más de dos meses y, además, había contraído coronavirus- aquel último adiós a la joven cargaba de luto a la sociedad azuleña.

Al mismo tiempo, en otro rincón de esta ciudad Marcos Ramiro Ponce seguía aquel día en la cárcel.

Para ese entonces, todavía su prisión preventiva por este caso de violencia de género no había sido confirmada desde la Cámara Penal, que recién durante este mes se pronunció a favor de ratificar esa medida cautelar para él.

Más allá de la muerte de su pareja, el repartidor de diarios y empleado de una carnicería, que había sido detenido el 29 de agosto por este hecho, continúa acusado de un intento de femicidio.

En esos términos fue confirmada su prisión preventiva en segunda instancia, fallo que desde el máximo Tribunal de Alzada departamental sirvió para ratificar que este azuleño de 35 años de edad seguirá en la cárcel. Al menos, hasta la realización del juicio por este repudiable suceso y de no mediar ninguna circunstancia extraordinaria.

Actualmente privado de la libertad en la Unidad 7, en el fallo de la Cámara Penal el juez Damián Cini escribió en uno de sus párrafos sobre la conducta de Ponce para con quien era su concubina, una joven con la que había tenido un hijo meses antes a que este hecho sucediera: "No sólo había sido violento con su pareja en reiteradas ocasiones anteriores, sino que, además, se desentendió de la situación de Eliana, quien recibió ayuda médica gracias a la rápida intervención del resto de los individuos que se hallaban en el lugar".

El camarista hacía alusión a lo que había pasado en horas de la noche del pasado 16 de agosto en esa casa de esta ciudad donde Ponce y Eliana convivían.

Aquel domingo, en uno de los dormitorios de ese inmueble, existen pruebas que señalan que el hombre agredió a su pareja.

En ese cuarto donde este caso de violencia de género sucedió sólo fue testigo de lo ocurrido un nene que también es hijo del imputado, pero de una pareja anterior.

Según sostuviera en su momento la fiscal Karina Gennuso con relación a lo que pasó, de la mano de relatos de testigos que estaban ese domingo en otros lugares de la casa y escucharon después lo que el nene contó, Ponce le dio al menos un golpe en la cabeza a la madre de su pequeño hijo.

Las consecuencias de aquella agresión fueron gravísimas para Eliana, ya que sufrió "un hematoma epidural que derivó en un estado de coma", según puede leerse en las actuaciones penales.

Esa misma noche en que resultó lesionada la llevaron al Hospital Pintos. Pero el primer médico que la atendió -según testigos señalaron- no la dejó internada. Y asoció su estado, que ya comenzaba a rozar con la inconsciencia, al alcohol que tanto ella como los demás habían estado bebiendo aquel día en la casa convertida en escenario de este hecho.

Ubicada sobre la calle Camilo Gay, ese domingo 16 de agosto, desde temprano, todos los que en esa vivienda estaban celebraron los 27 años de edad que Eliana Mendilaharzu había cumplido días antes.

El lunes 17 de agosto por la tarde la joven tuvo que volver a ser ingresada al Hospital Pintos. Y desde el centro asistencial municipal, donde permaneció en coma durante más de dos meses, recién salió el 28 de octubre pasado, cuando había fallecido.

Al otro día, en el marco de lo que fue la despedida de sus restos, se produjo aquella imagen que quedó plasmada para siempre en una foto. También, en la memoria colectiva de la sociedad azuleña, que desde ese momento la asocia a un caso de violencia de género que sucedió durante este año que ya termina.

En esa foto está la madre de Eliana, en la puerta de los tribunales y pidiendo justicia. Con el féretro con su hija muerta a su lado, camino a ser sepultada.

A pesar de este 2020 que se acaba, la historia de Eliana Mendilaharzu y todo lo que sucedió con ella no ha finalizado. Quedan todavía varios capítulos más por escribirse de este dramático relato. Y tendrán como escenario ese mismo Palacio de Justicia donde hace dos meses la madre de la joven se detuvo por unos instantes para pedir justicia por su hija y una "condena ejemplar" para quien socialmente es señalado como el hombre que mató a la joven, más allá de que ese expediente judicial que todavía se tramita siga estando caratulado como un intento de femicidio.

Si llegaste hasta acá es porque buscás historias locales, ayudanos a seguir contándotelas. SUMATE A EN|COMUNIDAD.