MARÍA DEL CARMEN RUIZ, PRESENTE SIEMPRE

Los tres hijos de la Dra. María del Carmen Ruiz dialogaron con este diario sobre el inmenso dolor que les dejó el fallecimiento de su madre, sobre la emotiva y multitudinaria despedida que improvisó la comunidad de Azul y también la de Tapalqué y describieron, recordaron y evocaron con todo el amor fraterno, a una luchadora de la vida, que en algún punto era un poco la médica y la madre de toda una ciudad.

María del Carmen Ruiz era una reconocida y destacada profesional de la salud pública de esta ciudad y de la región. El pasado 16 de octubre falleció, esto pasó días después que le detectaran el virus COVID-19 en su organismo y luego de haber luchado contra esa enfermedad, internada en una cama de la unidad de terapia intensiva del Hospital Pintos, un centro asistencial que para esta médica era literalmente "su casa".

A Marina, Patricio y Ángeles se les nota la tristeza en el brillo de sus ojos, pero eso no les impidió sentarse con tranquilidad y parsimonia en la Redacción de EL TIEMPO para recordar a esa persona que evidentemente les dio a los tres, mucho, pero mucho más que la vida.

En el comienzo de la charla quisimos saber cómo transitaban el duelo y ese impacto tan desconcertante que sabe provocar la pérdida física de un ser amado, luego de tomar aire y envión anímico para hacerlo, Patricio explicó: "Creo que no hay edad ni momento para perder a una madre y la orfandad es súper dolorosa y en el medio salimos a hacer esto porque era una persona pública y muy querida y si bien ella era muy única en muchos aspectos, donde no la vamos a poder reemplazar es como madre y sin duda estos días se nos están haciendo difíciles porque estamos cayendo en la cuenta que nos falta ese abrazo y ese empujón, que así como se lo daba a la gente en general, nos lo daba a nosotros en casa con cada uno de nuestros proyectos personales".

"Después está esa pastillita que nos ayuda a calmar un poco el dolor que es el orgullo que sentimos y el hecho de ver como la conmemoran y que te paren en la calle y te digan todas cosas lindas y positivas sobre ella, creo que fue una mujer que a cada segundo de su vida lo volvió una historia y con cada persona que se cruzó o estuvo al menos una hora, esa persona tiene una historia para contar de ella y generalmente historias que sirvieron para modificar y mejorar al otro como persona" remarcó y sostuvo que una de las batallas que atravesó su vida, estuvo relacionada con la lucha por los derechos de las minorías y las luchas de género: "Muchas de las historias que nos llegan luego de todo lo que pasó, son de mujeres que nos cuentan que mamá les dio el impulso para salir de un hogar violentado y que las acompañó durante un proceso de denuncia, algo que al día de hoy sigue siendo difícil, pero que hace 15 o 20 años atrás era muchísimo más difícil".

"Ese orgullo que sentimos es de alguna manera un consuelo, porque realmente todavía no hemos caído y seguramente lo vamos a hacer en los próximos meses cuando mi vieja no esté, pero al menos ha tenido una despedida llena de amor y si bien creo que fue muy inmerecida e injusta la forma en la que se fue muy joven y peleándole a un virus, creo que su despedida va a sentar un precedente de esas personas que marcaron un espacio, ella eligió este espacio y no lo hizo ingenuamente, esperaba ser despedida de esta forma porque le dio un montón a Azul y no sé si realmente le importaba si la despedida era esta o dos flores arriba de un cajón, pero laburó sabiendo que la compensación era lo amoroso" agregó Patricio cuando se refirió en parte a los sentimientos que afloraron cuando buena parte de la ciudad se abocó a acompañarlos para despedir a María.

En este punto recordó la inmensa cantidad de gente que se acercó a la casa de la familia-donde paralelamente funcionó el consultorio de María del Carmen- en la zona de calle Las Flores y San Martín y aseguró que fue de características cinematográficas esa situación: "Fue muy avasallante ver tantas caras de todos los años y de todos los encuentros que hemos tenido, gente que capaz estuvo una semana entera con mi vieja porque se fue a vivir a nuestra casa por algo, nuestra casa fue siempre un hogar de reunión, aceptación, encuentro y mi madre ha llevado una navidad gente porque estaba en una situación de soledad y violencia y nos decía que esa persona era una amiga y que no se preguntaba nada más y que iba a pasar esa fiesta con nosotros y después esa secuencia se repetía porque la pasaban tan bien que al año siguiente estaban de nuevo en casa".

"Eso era mi vieja, más allá de la profesional copada, era una persona con ganas que el otro sea feliz, algo difícil de encontrar" resumió Patricio con orgullo sincero y cristalino.

Un homenaje de la política

Más adelante la que tomó la palabra fue Ángeles, la menor de los tres hermanos, que con mucha simpleza y armonía en su tono de voz, intentó descifrar el valor del rápido homenaje que recibió su madre por parte de la dirigencia política local, ya que por unanimidad el Concejo Deliberante de Azul en su última sesión ordinaria decidió imponer el nombre de María del Carmen Ruiz, a la sala de terapia intensiva del hospital donde ella se desempeñó y por el que se desvivió con una intensidad única durante buena parte de su vida. Y al que también supo dirigir durante algunos años.

"Es muy loco que estas cosas sucedan cuando alguien fallece y no en vida, que haya unanimidad para hacerlo cuando la persona homenajeada ya no está, cuando tranquilamente se podría hacer con las personas en vida, pero por otro lado me imagino no solo ahora sino en el futuro que alguien vaya y vea su nombre en una placa y se pregunte quién es, de esa manera creo que se va a mantener viva en este plano de alguna forma y en el recuerdo de todos" sostuvo.

En ese punto Patricio intervino para destacar lo fuerte que considera que es tener una madre con una representación y una llegada tan grande en los ámbitos en los que se desenvolvía: "En algún punto mi vieja es una prócer, desarraigando la idea de prócer que por lo general es masculino, machista, originario fóbico y demás, siento que ella es una militante política que hizo una carrera en un espacio, militó esta geografía y en eso sí creo que tenía un interés en trascender, pero no por ser famosa, pero sí de dejar una huella como alguien que su trascendencia estaba en lograr que los otros sean un poquito más feliz en su vida y todo lo que logró canalizar terminó permitiendo que pase lo que pasó en el Concejo Deliberante".

Médica y militante

A su turno Marina Pardo Ruiz recordó las raíces con las que contaba su progenitora y trajo a la charla palabras que según contó, la misma María decía con orgullo: "Soy hija de una fabriquera y un cabecita negra y soy médica gracias a la educación pública que el peronismo permitió".

"Tus orígenes marcan tu historia, tu esencia, tu carne y marca a tu descendencia y no es gratuito que nosotros pensemos como pensamos ni que actuemos como actuamos y que queramos honrarla como tratamos de honrarla" expresó y siguió citando a María para comenzar a responder la pregunta de este cronista que pretendía saber si creía que resultaba posible separar a la médica, de la militante política peronista: "Ella tenía tres palabras, coherencia, que uno tiene que vivir como dice y decir cómo vive y sobre todo la coherencia de lo que pregonas, humildad, por sobre todas las cosas y empatía, ella nunca pudo dejar de ser una militante política porque en cada decisión que ella tomaba hacia política, pero no era militante partidaria y ahí está la diferencia, ella decía que en la salud no se podía ser partidario".

Y sobre el homenaje que realizó el deliberante local Marina en principio no opinó y prefirió decir: "Creo que si hay alguien que la honró en vida, esa persona fue Gustavo Cocconi, porque la supo leer y ver y a pesar que deben haber tenido sus diferencia le supo dar su lugar y por eso desde Tapalqué nos han llegado infinidad de reconocimientos y muestras de cariño".

Marina destacó si se quiere, la parte simbólica y gratificante que tienen los reconocimientos pos morten y aseguró que para ella el mejor homenaje que se le puede hacer a María del Carmen es reactivar y concretar el proyecto de Residencia de Emergentología y de Terapia, para que de una buena vez por todas se pueda abrir esa capacitación en esta ciudad y que pueda haber médicos terapistas preparados y subrayó que en estos tipos de iniciativa es donde se debe hacer política sanitaria y no partidaria: "Porque cuando vos estas en la terapia en pelotas, entubado con un caño adentro de tu cuerpo, a nadie le va a importar de que partido político sos, si tenés plata o no tenés plata o con quien te encamas, sos un paciente y vas a querer que el que te atienda esté capacitado".

Asimismo rememoró los mensajes que le siguen llegando de muchas trabajadoras de la salud, a las que su madre impulsó para que estudien y se formen cuando en Azul se abrió la carrera de enfermería profesional: "Las convencía que estudiando iban a tener mejor calidad de vida y de trabajo y les acomodaba los horarios cuando fue directora del hospital, para que tuvieran la posibilidad de estudiar y siempre fue una hacedora y una empujadora para que todos mejoráramos".

"En política hay formas y formas de construir y no todos los espacios políticos quieren que todo sea para todes y que todes alcancemos lo mismo y nuestra vieja era de esas que construyen desde una convicción política absolutamente para todes y eso es algo raro para el siglo XXI" intervino nuevamente Patricio y su hermana mayor remató: "Como verán estamos muy orgullosos de la madre que nos tocó".

Una discusión que no existió

En otro tramo de la emotiva y extensa charla que este diario tuvo con los tres hijos de la Dra. María del Carmen Ruiz, quisimos saber si teniendo en cuenta las enfermedades de base que presentaba la médica, que la hacían desde el vamos una paciente de riesgo ante el COVID-19, se había discutido en el seno familiar la posibilidad de dar un paso al costado y preservarse ante ese peligro inminente en el que se convertía el virus.

"Hubo un dictamen, que fue voy a estar en la trinchera, en lo que fue una especie de unanimidad con ella misma, nuestra casa fue un matriarcado y la figura poderosa de casa es, fue y será siempre ella" explicó Marina, despejando las dudas que podían existir: "Cuando empezó la pandemia nos dijo, sepan que si me contagio el virus lo más probable es que me muera".

Además los tres afirmaron que cuando osaron pedirle que ante el altísimo riesgo que había de contagio, tratara de aflojar con la cantidad de horas que le dedicaba a su profesión, su repuesta fue bajarse los lentes algunos centímetros sobre su nariz-gesto que Marina imitó y llevó al extremo el parecido que tiene con su madre- y practicarles esa mirada que ya conocían, cuyo significado era que no había chance alguna que acatara ese pedido.

"Hubiese sido una traición a sí misma, en esta cuestión de la coherencia de la que hablábamos antes, ella debía estar en la trinchera y en primera fila y así lo hizo" sostuvo Patricio.

En esa línea también aseguró que cuando se animaban a ser combativos y cuestionarle su dedicación full time a la medicina, le decían que si ella se moría al Hospital Pintos no lo iban a cerrar con llave: "Le decíamos que sus pacientes la iban a llorar, la iban a extrañar, pero que se iban a conseguir otro médico y nosotros no íbamos a tener otra madre y sin embargo empezó la pandemia y ella eligió donde estar".

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